El montañero aragonés Pepe Garcés muere mientras escalaba un 'ochomil' en Nepal
El montañero zaragozano Pepe Garcés ha muerto en la montaña, donde pasó gran parte de su vida, pero lo ha hecho sin lograr cumplir su gran sueño: coronar los catorce picos más altos del mundo y hacerlo sin oxígeno, a pleno pulmón.
Garcés ha encontrado la muerte en el Dhaulagiri (8.167 metros), en el Nepal, uno de los picos más difíciles del Himalaya, cuando intentaba otra más de las etapas de su particular sueño, que era llegar sin oxígeno a los catorce techos del mundo.
Garcés ya tenía en su haber siete ochomiles: el Everest (8.848), que alcanzó en 1991, aunque éste no lo incluía por haberlo alcanzado con oxígeno; el Cho Oyu (8.201) en 1997, el Shisha Pangma (8.027) en 1998, el Gasherbrun I (8.068) y el Gasherbrun II (8.035) en 1999, el Manaslu (8.163) en 2000 y el K-2 (8.611) en 2001.
Pero en total fueron doce las veces que Pepe Garcés había intentado hacer cumbre en el Himalaya: las citadas y, además, otros dos intentos al K-2 (en 1998 y la fatídica expedición de 1995 cuando tres de sus compañeros perdieron la vida); otro al Everest en 1989, con la primera expedición aragonesa a esa montaña, y otro intento al Dhaulagiri en 1997.
En aquella ocasión, en el corazón del Himalaya nepalí, también le acompañaba, como ahora, Carlos Soria, aunque las adversas condiciones meteorológicas les hicieron desistir de intentar el ataque a la cumbre.
Su último logro fue la conquista del K-2, el 22 de julio de este mismo año, una cumbre con especialísimas connotaciones sentimentales, porque fue precisamente en ese pico en el que, en agosto de 1995, perdieron la vida, tras hollar la cima, tres de sus compañeros de expedición: Javier Escartín, Lorenzo Ortíz y Javier Olivar.
Pero seis años después, Pepe Garcés y Carlos Pauner hollaron el K-2, la segunda montaña más alta del mundo, en un ataque que se vio complicado por la gran cantidad de nieve que hizo que un trayecto que normalmente cuesta dos horas se prolongara mucho más con el propio Pauner abriendo huella en los última parte de la ascensión.
José Antonio Garcés Galindo, que nació en Zaragoza el 5 de noviembre de 1956, era profesor de la Escuela Española de Alta Montaña y guarda del refugio de Santa Cristina de Candanchú (Huesca) y se inició en la montaña a los 17 años.

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