Venus Williams derrota a su hermana Serena y se hace con el Open de EE UU

La estadounidense Venus Williams, cuarta cabeza de serie, ha revalidado su título de campeona del Abierto de Estados Unidos al vencer por 6-2 y 6-4 a su hermana Serena Williams, en la primera final de la historia del torneo que ha sido disputada por dos hermanas.

En un campeonato en el que Venus Williams se ha acercado al liderazgo sin perder un solo set, el partido contra su propia hermana no ha sido diferente y solo le ha llevado 69 minutos derrotarla y llevarse los 850.000 dólares (alrededor de 156 millones de pesetas; 937.000 euros) del premio.

Aunque Serena, décima cabeza de serie que ganó el Grand Slam en el año 1999, no pudo arrebatarle el título a su hermana, se llevará los 425.000 dólares (casi 78 millones de pesetas; 469.000 euros) del segundo premio.

Serena que junto a Venus han hecho historia al ser las primeras hermanas y afroamericanas que disputaban la final del Abierto, ha dicho que no ha podido jugar su mejor nivel de tenis en todo el partido porque había mucho viento en la pista y cometió demasiados errores no forzados.

"No me sentí lo fuerte y segura que había estado otras veces desde el fondo de la pista para meter las bolas y eso se notó en resultado final", comentó Serena, que en 1998 a sus 17 años ganó por primera vez el Abierto y fue la gran motivación para su hermana.

Serena ha admitido que ha madurado como profesional y que ahora las derrotas ya no tienen el significado y la frustración que le generaban antes sino que sabe como asimilarlas y más la que tuvo ante su hermana.

"He madurado como persona y profesional por lo que entiendo que en la competición se puede ganar o perder y siempre debes mantener la disposición de competir por encima de todo", ha subrayado Serena.

En cuanto al hecho de que hubiera tantas estrellas que han acudido a ver el partido, Serena ha dicho que no sabía lo que podría significar porque siempre van a ver al resto de los deportes, aunque en el caso de la final tal vez lo han hecho porque era un partido histórico.

Era la primera vez desde hace 117 años en el que dos hermanas jugaban la final femenina de un Grand Slam. Fue en 1884 cuando se produjo la misma situación con las hermanas Maud y Lillian Watson en Wimbledon.