El Madrid se estrella con el 'catenaccio' (0-1)
El campeón, con pocas luces y mucho corazón, pierde ante un Bayern que sorprendió en una contra y se limitó a defender
Y también porque el año pasado fue eliminado de la Liga de Campeones después de ganarle a los blancos tres de los cuatro enfrentamientos (dos en la liguilla de la segunda fase y dos en las semifinales). Como tampoco es el Bayern un equipo que destaque por su generosidad en el juego de ataque, decidió refugiarse en su campo y esperar su momento.
Le llegó en el segundo tiempo, en una jugada que parecía trivial y que el brasileño Elber convirtió en gol con un remate sorprendente. Antes y después del tanto, el conjunto alemán no modificó su plan. Se defendió con tres tallos considerables -Kuffour, Andersson y Linke-, dos laterales que no dieron un paso adelante y un medio -Salihamidzic- que jugó un mano a mano constante con Roberto Carlos. En el Bayern saben de la importancia del lateral brasileño y taponaron ese costado descaradamente.
El Madrid se encontró frente a una ecuación numérica. Tenía que resolver el problema que le planteaba un equipo con cinco defensas puros, más Salihamidzic y Jeremies, el medio tapón de toda la vida. Siempre se veían siete camisetas rojas cerca de su portero, que en el primer tiempo sólo se sintió apurado en una oportunidad: una aparición por detrás de la defensa de Raúl, cuyo remate se escapó por un palmo. Sin embargo, la falta de ocasiones no estuvo directamente relacionada con la aplastante presencia del Madrid en campo del Bayern.
Otra cosa fue el escaso aprovechamiento que se hizo del ataque, donde faltó claridad y un delantero centro. Siempre parece que un profesional del área tiene la llave de esta clase de partidos. Con todos sus goles, Guti no es de esta especie. No pudo mover el arbolito y se fue del partido casi en blanco. Fuera de un gran pase perfectamente interpretado por McManaman y mejor salvado por Kahn, Guti pasó desapercibido.
Pero Guti no fue el problema. Está ahí por la escasez de delanteros en el equipo y nadie puede quejarse de la importancia que han tenido sus goles. Las dificultades del Madrid venían de su incapacidad para abrir la lata. Roberto Carlos estaba interceptado por Salihamidzic, que algunas veces se tiraba el pliego y hacía daño en los contragolpes.
Por la izquierda, McManaman insistió pero no desbordó. Y Figo desbordó donde no debía: lejos del área, en largas arrancadas que encontraban la oposición de una columna de defensas alemanes. Apenas se vio a Figo en el lado derecho, donde Lizarazu estuvo de vacaciones.
El Madrid pagó su falta de eficacia en el juego por los lados. Tampoco era sencillo porque el Bayern se amuralló sin disimulo. Para jugar, utilizaba a Effenberg, un percherón con un excelente pie. Se mueve con un trote de veterano, permitido en un equipo donde todos los demás actúan como la fiel infantería.
Pero el Bayern no estaba para jugar. Estaba para cazar. Lo consiguió con el tanto de Elber, un tiro rapidísimo tras ganar un balón dividido. A Casillas le pilló por sorpresa y no logró desviar la pelota.
Todo lo que sucedió después fue más de lo mismo, pero en proporciones mayores. El Bayern se agrupó con toda su gente en el área, atento al previsible desorden del Madrid, que no le encontró las vueltas al partido en ningún momento. Percutió con insistencia y cogió por los pelos alguna oportunidad, pero finalmente todo era ansiedad y pocas ideas.
La única posibilidad pasaba por Figo, y por la fe que se le tiene a Raúl, que esta vez tuvo muy poca presencia en el remate. Y Figo era una contradicción en sí mismo. Se confundió bastante, pero ninguno fue más valiente, ni preocupó tanto al Bayern. Sólo que esta vez, Figo no bastaba para tirar la puerta. Al Madrid le faltaron luces y al Bayern le sobró con su defensa.
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