La exposición ‘Los toros, un arte vivo’, preámbulo de San Isidro
Obras de cuatro pintores se muestran en la Casa del Reloj del distrito madrileño de Arganzuela
Obras pictóricas de cuatro artistas —Emilio Fernández-Galiano, César Palacios, Luis Alberto Calvo y Venancio Blanco, cuya fundación ha aportado también varias escultoras— componen la exposición Los toros, un arte vivo, que ha organizado el distrito madrileño de Arganzuela en la Sala de la Lonja de la Casa del Reloj, y que se podrá visitar hasta el día 28 de este mes, como homenaje a la tauromaquia y preámbulo de la próxima Feria de San Isidro.
“Se trata de compartir la verdad y la belleza de la tauromaquia, que forma parte de la historia de España”, dijo en el acto de presentación la concejala popular Cayetana Hernández de la Riva, responsable de esta iniciativa. “La fiesta es una institución muy viva en España”, añadió. “Un arte que se hace despacio, como todas las cosas grandes”.
El editor Vidal Pérez Herrero, que ha colaborado estrechamente con el consistorio madrileño en la organización del evento, señaló que “la fiesta de los toros es una fuente de inspiración para la actividad artística”, concepto con el que estuvieron de acuerdo los pintores Fernández-Galiano (“Los toros son la misma vida, con sus luces y sombras, éxitos y fracasos”), Luis Alberto Calvo (“La tauromaquia participa de todas las bellas artes”), y el hijo del fallecido Venancio Blanco, quien desveló que su padre quiso ser torero, “y lo fue en el coso de su taller, con su personalísima tauromaquia”.
El cirujano Juan José Márquez desveló la personalidad artística de César Palacios, fallecido en 2021, pintor y dibujante del toro, “que fue más allá del universo taurino”.
Con motivo de esta exposición, se han editado 150 ejemplares numerados de un cuadernillo de 42 páginas encontrado por la viuda de Palacios entre los muchos recuerdos del artista. Prologado por su hija, María Dolores Palacios, se mezclan dibujos y poemas relativos a algunas de las pasiones taurinas de su padre. César Palacios evoca su paso por la revista El Ruedo, dibuja las verónicas soñadas y vividas de Curro Romero, Paula o Antoñete, recuerda a personajes cercanos a su afición y no olvida su amor por el toro en el campo.
Babelia
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