El ‘podcast’ toma cuerpo en el arte
En tiempos saturados de cultura visual, el relato oral florece entre los artistas, que estiran los límites y las posibilidades del formato
Estamos metidos en una buena paradoja. Lo llaman ya el movimiento de la espera: cuando el tiempo está siempre de más y cuando, no obstante, le falta tiempo al tiempo. Queremos olvidarlo todo cuanto antes pero sólo el recuerdo reconforta y nos devuelve al centro de gravedad. No es ficción, aunque todavía no seamos capaces de saber realmente de qué va esta historia. Algo ha ocurrido. La cultura visual, que siempre ha dominado en el campo del arte, aplasta hoy una retina que se vuelve estéril mientras el registro oral busca encontrar su lugar. Dos hablas estrechamente apretadas una contra otra, como dos cuerpos vivos, pero de límites imprecisos. La presión de la ciudad por todas partes. Las palabras que un día estallaron en la vida de alguien. El recuerdo casi extinguido y que, sin embargo, todavía es estremecedor.
Hoy las voces abren paso a una nueva manera de contar el devenir artístico. El podcast se ha convertido en el nuevo documento de época. Es inmediato y de fácil circulación. Además, la cercanía de la voz salva la distancia social y anima la cultura de la felicidad. Aunque tiene un movimiento curioso. Lejos de llevarnos de nuevo a un centro, gira en círculos que muchas veces se tocan, como si buscara una especie de revolución. De entrada, desbanca la idea de archivo tal y como lo conocíamos a favor de las resonancias y la discontinuidad propia de las historias. También dispara las posibilidades de distribución. En ese colchón descansa el proyecto Autonomous Oral History Group, un laboratorio colectivo y atemporal para pensar de nuevo el protocolo convencional de la entrevista, huyendo de la transmisión pasiva y buscando el lado más transparente del lenguaje.
En ese encaje de bolillos cabe también la nueva pestaña de la editorial Caniche, Hablar normal y corriente, entrevistas en formato podcast, y las muchas que lleva en curso el proyecto esnorquel de Sonia Fernández Pan, uno de los referentes de esa aniquilación de los límites convencionales de una escritura en arte que también puede contarse además de escribirse. Entre sus referentes está Ràdio Web Macba, que en 2006, cuando nadie hablaba de podcast, se convirtió en pionera gracias, entre otros, al entusiasmo de Sònia López. Hoy es el proyecto más sólido de este museo de Barcelona. El que le mantiene el pulso activo aun teniendo las puertas cerradas.
Las constelaciones sonoras son infinitas entre la grabación de sonido, el podcast, el documento experimental, el arte sonoro, los proyectos radiofónicos, los paisajes ruidistas y ese tándem que hacen la ficción y la música. Narrativa y atención expandiendo nuestra capacidad de ser no sólo espectadores, sino también oyentes. Por ahí caminan las ideas que Dora García (Valladolid, 1965) tiene sobre la mesa. El podcast dio cuerpo a Rezos, un proyecto que inició en 2007 en Madrid, y que luego se ha expandido por muchas otras ciudades: performers describiendo todo aquello que ven y oyen en el lugar y el momento en que se encuentran. Una hora de descripción exhaustiva recitada como un rezo. Esa misma minuciosidad que Georges Perec trasladó a su escritura. Un sinfín de situaciones, personas, rutinas, objetos y sonidos narrados desde Cartagena de Indias, Katowice, Jerusalén, Brístol, Bergen o Miami.
La invitación a presentarlo también en el Museo de Arte y Diseño de esta última ciudad llegó junto a la alarma del coronavirus y la necesidad de repensar el proyecto. Así nació I Remember Miami, convertido en una llamada mucho más alta a la participación: cualquiera que quiera participar se graba a sí mismo en un audio describiendo un lugar de Miami que tenga marcado en el recuerdo junto a una fotografía que guarde relación con ello. El resultado es ya un archivo de lugares a los que ahora no tenemos acceso, pero que seguirán existiendo siempre que seamos capaces de recordarlos. Si llegan archivos suficientes, el proyecto se presentará a finales de mayo.
Unos meses más tarde, ya en septiembre, verá la luz otro proyecto de Dora García motivado por la covid-19. Será bajo el paraguas del colectivo Rose Hammer, formado por una veintena de artistas, para la edición de este año de la Bienal de Oslo. Un trabajo que nació como una obra de teatro y que se ha convertido en una radio play.
El podcast en su versión radionovela es también protagonista en la mediateca online del Matadero de Madrid. Tras Comunicador inter-especial está Fito Conesa (Cartagena, 1980), y es una ficción en tres capítulos entre diferentes especies de la biosfera y el impacto del ser humano en sus formas de relacionarse. Eso es: la comunicación entre flora y fauna que habita en los márgenes del Manzanares, a los pies de Matadero, que clama protección ante la urgencia climática fruto del calor sofocante. El guion ha surgido de los encuentros con los biólogos, veterinarios, climatólogos y científicos del Instituto Mutante de Narrativas Ambientales de Matadero y la asesoría de la Universidad Politécnica de Madrid. Esperanza Candela pone la voz y el gesto en esta opereta animal floral que Fito Conesa lleva al relato de ficción, con conversaciones tan especiales como la de una "gallineta común" y "un vencejo". Así se titula la primera entrega publicada esta semana. Las otras dos verán la luz las próximas dos semanas. ¿El propósito? Averiguar cómo se podría transmitir un mensaje de alerta en cadena entre seres de diferentes especies. Que esa alerta se fraguara mucho antes de la llegada del gran virus dice mucho de donde está el arte contemporáneo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.