Cuarentena con Niño Josele, por Fernando Trueba
El director de cine y productor musical invita hoy a disfrutar del don para la belleza del sonido del guitarrista flamenco

Niño Josele ha hecho un curioso recorrido desde su Almería natal y su barrio de Pescaderías. Desde el flamenco más puro ha ido abriéndose al jazz, a la música brasileña, cubana, a la música clásica, sin dejar de ser él ni por un segundo sino, al contrario, enriqueciendo y desarrollando su personalidad, su infinito amor a la música. Josele habla, piensa y respira con la guitarra.
Bebo siempre que veía un piano se sentaba y comenzaba a practicar. La mitad de las veces lo que tocaba era el Waltz for Debbie de Bill Evans. Josele me preguntaba: “¿Eso qué es?”. Así empezó todo.
En esta selección tiene compañeros de lujo: Enrique Morente, Jerry González, Joe Lovano, Tom Harrell, Chano Domínguez, Jorge Pardo o el trío Chick Corea-Christian McBride-Brian Blade...
La belleza del sonido, o el sonido de la belleza, no están al alcance de todo el mundo. No es un problema de técnica o virtuosismo, ni de experiencia ni de trabajo ni de estudio o de sabiduría; es un don que algunos poseen: Johnny Hodges, Bill Evans, Niño Josele... “Bienaventurados los limpios de corazón...”.
En estos días ha perdido a su padre y primer maestro. Desde aquí nuestro abrazo fraternal al artista más puro que conozco.
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