Dios y el diablo en la tierra de las oportunidades
Es probable que el relativo éxito de una interesante serie, 'Llegar a ser Dios en Florida', se deba al desconcierto de sus primeros capítulos
Es probable que el relativo éxito de una interesante serie, Llegar a ser Dios en Florida (Movistar +), con una extraordinaria Kirsten Dunst, productora ejecutiva y protagonista absoluta, se deba al desconcierto de sus primeros capítulos. No se entiende muy bien qué es lo que se quiere contar, mientras que a partir de la mitad de la narración, la trama se aclara, los personajes se definen y la historia alcanza la notoriedad que merece. En las series el arranque es esencial: hay demasiada oferta para un consumidor que se empereza ante la confusión.
La acción se desarrolla en Orlando, Florida, en 1992, y la clave es la insatisfacción de una clase media depauperada que aspira a superar su situación. Es un terreno propicio para los telepredicadores de la bonanza espiritual o material, que con frecuencia se complementan.
En la serie, Dios es sustituido por el otro becerro de oro: el libre mercado. Su nuevo gurú preside una importante estafa piramidal en la que la oferta y la demanda de todo tipo de productos se convierte en una cascada de engaños y miseria para un núcleo de ingenuos creyentes que arruinarán su ya de por sí arruinada vida. En las horas bajas del negocio se acude al manipulable patriotismo, es el ya conocido "América primero" de Donald Trump. Y llegados a este punto conviene recordar el fraude bancario español de la emisión y venta de acciones preferentes que se inicia en los años noventa del pasado siglo y alcanza su cima entre 2009 y 2011: 700.000 clientes que anhelaban una jubilación soportable. No hay un único profeta, ni se acude a la indignidad de un patrioterismo de andar por casa pero se comparte la estafa.
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