Beatrice Rana, sentido y sensibilidad
La pianista italiana convierte su tercer disco, en Warner Classics, en un alucinante juego de espejos
Si Ravel reflejó el canto de los mirlos, en el letargo veraniego del bosque de Fontainebleau, en Oiseaux tristes, la pianista Beatrice Rana (Copertino, 26 años) ha encontrado su propia imagen de la pieza en el bosque del Arneo de Porto Cesareo, en Salento. Lo confiesa en el libreto de este tercer disco para Warner Classics. Y esa verosimilitud eleva una interpretación deslumbrante de Miroirs, por su efervescencia dinámica y alquimia sonora. El alucinante juego de espejos llega a la apoteosis con La Valse. Pero también encuentra un reflejo italiano para Stravinski, con un fulgurante arreglo de Agosti de El pájaro de fuego y esos chispazos de commedia dell’arte en Petrushka. Sentido y sensibilidad.
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