Sergio Ramos se hace a sí mismo un ‘Celebrities’ de Joaquín Reyes
Las biografías que merecen la pena son las que no están autorizadas por el biografiado
Le tengo mucha manía a Sergio Ramos porque, cada vez que —narcisista perdido— me gugleo, el buscador me completa "Sergio Ramos" cuando aún no he escrito "Sergio". Y yo, que la única opinión que comparto con mi madre es que soy el Sergio más importante de España, no lo soporto. Además, soy del Atleti. Y ni siquiera me gusta el fútbol.
Está claro que no soy el espectador que buscan los productores de El corazón de Sergio Ramos, la serie documental de Amazon, pero sí puedo ser un termómetro, pues pienso que no hay temas aburridos o sin interés, sino malos narradores, y que cualquier personaje, bien contado, puede protagonizar una gran obra. Si la serie logra enganchar a alguien como yo, está a la altura de Orson Welles.
Arte, lo que se dice arte, no encontré en los dos capítulos que vi, pero disfruté de algunos momentos notables de humor involuntario. Aquello parecía un Celebrities de Muchachada Nui, las imitaciones de famosos internacionales que hacía Joaquín Reyes con acento de Albacete. Tan fuerte era la resonancia, que empecé a oír la voz del cómico en vez de la de Ramos y su familia. Sonó clarísima cuando Pilar Rubio puso cara de pícara y confesó que le gustaba "vivir en el caos". ¿Se están parodiando a sí mismos?, me pregunté.
Sé que el documental no se ha hecho para mí, pero no sé a qué público se dirige, porque ni siquiera los más madridistas pueden estar interesados de verdad en ese catálogo de naderías. Hasta que recordé que la cosa empezaba con Ramos diciendo: "Yo soy así y así quiero que me vean". Entonces comprendí que el único espectador posible del documental de Ramos es el propio Ramos. Y ahí apagué la tele, porque las biografías que merecen la pena son las que no están autorizadas por el biografiado.
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