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Islandia y Madonna: las dos banderas palestinas que se colaron en la final de Eurovisión

Hatari muestra su solidaridad con Palestina en un certamen en el que la danza de la bailarina 'instagramer' Lizzy Howell fue muy comentada

Un momento de la actuación de Hatari en la final de Eurovisión
Un momento de la actuación de Hatari en la final de EurovisiónSebastian Scheiner (AP)

La bandera palestina robó anoche el protagonismo a los ganadores holandeses del Festival de Eurovisión. Apareció dos veces durante la gala y acaparó todos los comentarios en las redes sociales. Primero con una efímera aparición de la mano de Madonna y luego durante las votaciones de la mano de los controvertidos representantes de Islandia, la banda Hatari. Para entonces, poco importaba ya el ganador. No se hablaba de otra cosa que de la osadía del grupo.

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Los islandeses defraudaron a los que esperaban de ellos en el escenario algún tipo de alegato antiisraelí a favor del movimiento Desinversión, Boicot y Sanciones (BDS) y se ciñeron al guion en la presentación de un tema punk cargado de erotismo y todo un alegato anticapitalista. No sucedió lo mismo durante el periodo de votaciones, cuando ya no podían ser descalificados, según las normas del certamen. Aprovecharon el momento en el que eran el centro de atención televisiva -porque se anunciaba el total de puntos que habían recibido en el concurso- para solidarizarse con el pueblo palestino y exhibir las tradicionales bufandas con la bandera Palestina.

El gesto dejó de piedra a la presentadora Bar Refaeli y fue muy aplaudido en las redes sociales, donde los usuarios etiquetaron a los miembros de Hatari como "los verdaderos ganadores del certamen". Poco después, dos miembros de la organización, una mujer y un hombre, se acercaron al lugar donde estaban sentados los islandeses y les requisaron las banderas, a pesar de las protestas de los cantantes. "Dame por favor la bandera de Palestina", decía el hombre. "Hay otra ahí, dánosla por favor", se escuchaba a la mujer, mientras de fondo sonaba la voz de los presentadores que continuaban con la gala.

El momento más esperado de la final de la Gala de Eurovisión fue la actuación de la cantante Madonna, que en algunos momentos no estuvo muy acertada con el tono. Vestida por el diseñador francés, Jean Paul Gaultier, la reina del pop apareció en el escenario cerca de la medianoche española y no decepcionó. Tras interpretar rodeada de bailarines vestidos de monjes el Like a prayer, todo un clásico de su repertorio, dio paso a su nuevo single, Future, el tercero del álbum Madame X. Una colaboración con el rapero Quavo, que la acompañó en el escenario. Durante la actuación, la cantante quiso hacer un sutil guiño al diálogo y la paz que desató la ira de algunos en las redes sociales. Dos de los bailarines que subían la escalera abrazados durante el espectáculo de la cantante llevaban en la espalda respectivamente la bandera israelí y la palestina. Ambas enseñas compartieron escenario con la reina del pop, que cobró 1,1 millones de euros por su participación en el evento.

Previamente a la actuación de la diva, algunos medios israelíes filtraron que los presentadores Erez Tal y Bar Refaeli habían tenido sus más y sus menos con el equipo de la cantante, a los que no gustó el guion original redactado por los presentadores con lo que lo reescribieron para que quedase al gusto de la artista. Minutos antes de su actuación, Madonna fue entrevistada en directo por el presentador israelí Assi Azar con el que bromeó sobre el matrimonio y al que le dijo que estaba encantada de estar en Tel Aviv. Junto a él lanzó un mensaje para todos los participantes en el certamen. "Todos sois ganadores pase lo que pase", les dijo Madonna. La cantante también aseguró que se consideraba una privilegiada por estar ahí, e hizo un alegato al poder de la música para acercar a la gente.

Antes de llegar a Israel, la cantante declaró frente a quienes la criticaban por participar en Eurovisión: "Nunca pararé de tocar música para ajustarme a la agenda política de nadie y no pararé de hablar en contra de las violaciones de los derechos humanos". Pero está claro que la cantante tiene su propia agenda política y anoche hizo gala de ella en el certamen frente a más de 200 millones de telespectadores.

En el exterior del recinto ferial, unos cuantos manifestantes se acercaron con pancartas para protestar por la participación de Madonna en el festival y por su celebración en Israel. La protesta fue disuelta sin que se produjesen incidentes.

Como en cada gala de Eurovisión hubo actuaciones para todos los gustos pero sobre todo momentos que quedarán en la retina de los eurofans por su espectacularidad, como la puesta en escena de la representante australiana, Kate Miller-Heidke, que apareció flotando en el escenario, balanceándose ingrávida, entre gorgoritos.

La bailarina instagramer Lizzy Howell le robó el protagonismo a Bilal Hassani, el representante francés, con una danza que dejó al público boquiabierto. La enorme silla que formó parte de la puesta en escena de Dinamarca también fue muy comentada en las redes sociales donde los internautas bromeaban durante la actuación especulando sobre si el mueble sería un nuevo producto sueco de la firma IKEA. Tampoco dejó a nadie indiferente la actuación de Grecia. La cantante Katerine Duska y su coro alado fueron objeto de varios memes.

Mahmood, el representante de Italia, cosechó numerosos aplausos, sobre todo, tras cantar las primeras frases en árabe durante la interpretación de “Soldi”. El representante anfitrión Kobi Marimi, visiblemente emocionado, acabó su actuación agradecido y entre lágrimas.

Uno de los momentos más memorables lo protagonizaron los ganadores de otras ediciones eurovisivas y la cantante grecoalbanesa Eleni Foureira, invitada de honor, que a punto estuvo el año pasado en Lisboa de alzarse con el Micrófono de Cristal. También, cómo no, la ganadora del año pasado, Netta Barzilai, volvió a sorprender con la extravagante presentación de su nuevo trabajo Nana Banana, en la línea de su éxito eurovisivo Toy.

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