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Un yo habitable

Los poemas largos de Juan Carlos Abril en ‘En busca de una pausa’ construyen el soliloquio de un sujeto moral y reflexivo que hace balance de lo vivido

Portada de 'En busca de una pausa'.
Portada de 'En busca de una pausa'.

Once años después de Crisis, Juan Carlos Abril regresa al ruedo poético con En busca de una pausa, su libro más maduro hasta la fecha. El tiempo transcurrido entre ambas entregas justifica el cambio de enfoque y de registro. Así, si las concisas estampas de Crisis ensayaban una interpretación de la realidad desde el prisma alegórico de la fábula, los poemas largos de En busca de una pausa construyen el soliloquio de un sujeto moral y reflexivo que hace balance de lo vivido.

Con todo, frente a la incursión en el anecdotario confesional, el formato discursivo del volumen pretende mostrarnos el retrato dialéctico de una conciencia a partir de una “negociación con uno mismo” donde convergen el ajuste de cuentas con la educación sentimental, la constatación del desarraigo y la disolución de las quimeras juveniles. Sin un centro de gravedad claramente definido, el libro se articula alrededor de las idas y venidas de un pensamiento discontinuo que en ocasiones remite a los regateos metapoéticos del medio siglo y en otras a la complicidad ideológica de la otra sentimentalidad, aunque sin la modulación conversacional del cincuenta ni la transitividad comunicativa de la musa experiencial.

A lo largo de cinco apartados, Abril pasa revista a la intemperie de una generación que ha hecho de la provisionalidad su divisa colectiva: “Vivimos tiempos / deshabitados”, afirma el autor, en lo que supone un guiño a Deshabitados, la antología que coordinó hace más de una década. Pese a la gravedad de esta elegía por los “hijos del frío”, el intento de sortear la falacia patética permite desplegar diversos recursos desautomatizadores, desde la autonominación, legitimada por la polisemia del propio apellido (“Abril / mezclando memoria y deseo”), hasta los juegos de palabras que desvelan la tramoya verbal de la representación: “Poseía la poesía”, “la máscara más cara / que he llevado”, “ruinas reunidas”.

En consecuencia, los indicios de una autobiografía a corazón abierto (“En un pueblo del sur, en el invierno, / nací en la calle del Arroyo”) se difuminan en un pacto autobiográfico que quizá ha renunciado a los destellos de las grandes utopías, pero que aún confía en la posibilidad de volver “habitable el mundo”.

En busca de una pausa. Juan Carlos Abril. Pre-Textos, 2018. 92 páginas. 16 euros.

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