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Columna
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¡Ay, indecisos!

Veo los debates electorales después de revisar 'Julio César', donde Marco Antonio desmonta la arenga de Bruto con un soberbio ejercicio de manipulación de la gente

Carlos Boyero
Marlon Brando como Marco Antonio en 'Julio César'.
Marlon Brando como Marco Antonio en 'Julio César'.

Cuando quiero enterarme del funcionamiento de la política y el poder discursivo de sus líderes, veo sin tregua y con permanente embeleso la película Julio César. El texto original le pertenece a un tal Shakespeare y lo adaptó al cine otro tal Mankiewicz, uno de los hombres más inteligentes que ha dado el cine. La interpretan en estado de gracia los colosales James Mason, Marlon Brando y John Gielgud. Bruto, en un discurso vibrante, ha justificado su tiranicidio, César era su padre adoptivo, pero tambien un dictador. Por ello le mató. La plebe le aclama. A continuación, Marco Antonio desmonta su arenga con un soberbio ejercicio de manipulación de la gente. Cuando le asegura al publico que César les hizo sus herederos y que tocan a no se cuantos denarios cada uno, todos odian a ese Bruto que antes les ha enfervorizado. Tiene que salir echando hostias de Roma. Poco despues le matarán.

Veo el primer debate electoral entre los que ofrecen sus propuestas para lograr el bien comun. Es muy fatigoso. Tambien previsible. No todo. Es graciosa la renovada imagen de Iglesias en plan Francisco de Asis y amarrado al sagrado librito de la Constitucion. Y es grotesca la petición de Rivera, robándole los derechos de autor al sublime Paul Simon, al exigir líricamente que escuchemos el sonido del silencio.

El segundo debate lo observo desganadamente a ratos, mientras que intento cazar a una mosca. Casado sigue sonriendo (¿por qué se rie siempre ese atildado señor?), Iglesias pide modales y buena educación a sus contrincantes, Sánchez a su eterno rollo y Rivera parece haber tomado un exceso de vitaminas. ¿Y la multitud de indecisos?. Si son listos, lo van a tener crudo.

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