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Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

‘45 revoluciones’, sueños de juventud a toda velocidad

Los personajes de la nueva serie de Antena 3 hablan a un ritmo endiablado en un primer capítulo de solo 56 minutos que no aprovecha todas sus posibilidades

Natalia Marcos

45 revoluciones va a toda velocidad. Los personajes hablan muy rápido. La cámara se mueve rápido. El montaje imprime más velocidad aún, con la pantalla dividida en ocasiones en dos para mostrar diferentes tomas. El espectador no puede despistarse. Es el ritmo de la juventud, de los cambios de los años sesenta, la velocidad a la que cambiaban las cosas (ahora lo hacen todavía más rápido).

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La fórmula del éxito de Bambú

La nueva serie de Antena 3, producida por Bambú, puede recordar visualmente más a Fariña que a Velvet, por mencionar dos de los títulos recientes de la productora. Pero tiene identidad propia gracias al montaje y a la grabación cámara al hombro. Marca de la casa es el cuidado formal en todos los productos de Bambú, y 45 revoluciones no es menos

La historia traslada al espectador a 1962 para seguir las andanzas de tres personajes: Guillermo Rojas, ejecutivo que quiere abrir su propio sello discográfico para lanzar a los jóvenes que están trayendo aires nuevos procedentes de fuera a la música; Maribel, secretaria de Golden Records con una formación musical y unas aspiraciones mayores de las que podría parecer; y Robert, aspirante a estrella del rock que busca una oportunidad saltando como espontáneo en una de las Mantinales del Price. Tres personajes con ambiciones y sueños que se unen para tratar de hacerlos realidad mientras que fuera los grises y la Brigada Político Social no ponen las cosas fáciles.

Con 45 revoluciones, Antena 3 inaugura sus series con capítulos de 50 minutos (solo le queda Toy Boy pendiente de estreno con duración de 70 minutos), algo que en este caso, al menos en el primer episodio —de 56 minutos—, se nota en la ausencia total de tramas secundarias: todo se centra en los tres protagonistas (en realidad, en dos, porque de Robert todavía conocemos poco). Sin embargo, la velocidad a la que se suceden los diálogos y las secuencias no se llega a reflejar en una historia con suficiente gancho. El primer capítulo solo presenta a los personajes, que se quedan en arquetipos que necesitan ganar volumen en los próximos episodios para que los espectadores se puedan enganchar a ellos. A su favor tienen contar con intérpretes no muy conocidos: Guiomar Puerta, Carlos Cuevas e Iván Marcos. Aire fresco en el bucle de intérpretes televisivos en el que vivimos últimamente.

Aunque parece que la industria discográfica solo será la excusa para contar una historia de personajes, sí es llamativa la apuesta por versiones de temas musicales actuales con aires sesenteros en la banda sonora. Bad Romance de Lady Gaga o Human de The Killers suenan adaptados a la época como licencia dramática para tratar de conectar a los jóvenes de ahora con la juventud de entonces con un resultado un tanto peculiar.

Sin revolucionar nada y quedándose quizá un poco por debajo de las altas expectativas generadas, 45 revoluciones tiene potencial para explotar los elementos que tiene y que en el primer capítulo no llega a aprovechar del todo.

Sobre la firma

Natalia Marcos
Redactora de la sección de Televisión. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS, donde trabajó en Participación y Redes Sociales. Desde su fundación, escribe en el blog de series Quinta Temporada. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y en Filología Hispánica por la UNED.

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