Carlos Librado ‘Nene’: “En la interpretación hay más egos que en el fútbol”
El actor y humorista, exfutbolista profesional, es uno de los protagonistas de la serie 'Gigantes'
El piso de los Guerrero, la familia que gobierna los bajos fondos madrileños en Gigantes (Movistar+), se encuentra en realidad en la madrileña calle de San Bernardino, cerca de Plaza de España. Es un edificio casi abandonado en el que solo vive una señora con su perro. Carlos Librado Nene (Madrid, 42 años), que interpreta a Clemente, uno de los tres hermanos protagonistas, pasea por estas calles mientras intenta definir su serie antes de que la segunda y última temporada se estrene el próximo viernes.
"Esta es una serie de hijos de puta. Es una frase que ha usado alguna vez Enrique Urbizu [su director] y me parece perfecta. Aunque empatizas con algunos de los personajes, la mayoría son devastadores por su forma de ser y por las acciones. Está ambientada en el mundo criminal, pero no se centra en eso, habla del amor en la familia, lo que estás dispuesto a hacer o la vida que tu familia te hace llevar", resume.
Para este alcalaíno, Gigantes ha sido su primer papel protagonista en una serie. Fue futbolista profesional hasta los 31 años: jugó en equipos como el RSD Alcalá, Leganés, Badajoz o Alicante. Pero su verdadera pasión era la interpretación. "Hacía teatro desde pequeño. Pero te plantas con 19 años y se te da bien el fútbol, te empiezan a fichar y acabas tirando por ahí, porque era un trabajo muy fácil, cómodo y pagaban muy bien. Pero me llamaba mucho más la interpretación".
Durante sus cuatro últimos años como jugador, se formaba por las tardes en una escuela de interpretación. "El fútbol se puede compaginar con todo, porque te deja tanto tiempo libre... Entrenas dos horas al día". Y cuando comprobó en un concurso en Alicante que la gente se reía con los monólogos que escribía, se atrevió a subirse a las tablas escudado solo por un micrófono y defender su propio texto. De ahí pasó a Paramount Comedy, El club de la comedia y entrar en el circuito de monologuistas. Desde entonces, no ha parado de trabajar sobre un escenario, y ya van 11 años.
Cuando llegó a la interpretación, le sorprendió encontrar "más egos" que en el fútbol. "Los actores son bastante más complicados que los futbolistas a la hora del trato", dice sonriendo como si recordara casos concretos. "Y sobre todo los jóvenes. Me he encontrado auténticos imbéciles que acaban de salir de la escuela de interpretación y te miran por encima del hombro. Luego te encuentras con grandes de la actuación de este país, como Jose Coronado, Elvira Mínguez, Marta Etura, Pedro Casablanc o Paco Tous, y te das cuenta de que son mucho más humildes que chavales que están empezando".
El actor es ahora el único hombre del elenco del recién estrenado programa de humor de #0 Las que faltaban. Ha tenido que adaptar sus monólogos ante la mayor susceptibilidad del público en los últimos tiempos. "Estoy a favor de que no haya límites en el humor. Pero personalmente estoy midiendo lo que digo porque no quiero que cuatro idiotas aburridos me jodan la carrera. La idiotez y censura social que hay ahora hacia el humor me han vencido. Ves mis primeros monólogos y yo era muy libre, con un humor muy bestia. Pero ahora no estoy dispuesto a pasar un linchamiento o que cadenas y productoras no me contraten por una broma".
A pesar de su experiencia sobre los escenarios, su llegada a la ficción es reciente. Su primer papel importante fue en la película El guardián invisible (2017), dirigida por Fernando González Molina, donde trabajó con Marta Etura y Elvira Mínguez, cuyos nombres menciona en varias ocasiones con admiración a lo largo de la entrevista. "Elvira me dijo: 'aquí todos somos iguales, cuando dicen acción, da igual que lleves 20 películas, todos tenemos que hacerlo igual de bien. Llevas 11 años subiéndote a un escenario, haciendo monólogos tú solo, con tus propios textos... ¿Cuántos de estos actores que ves aquí ahora mismo serían capaces de hacer eso?'. Eso me cambió el punto de vista", recuerda.
Para Enrique Urbizu también tiene palabras de admiración. "Al acabar la primera temporada de Gigantes ya decíamos los actores que Enrique nos ha jodido la vida. Porque después de trabajar con él, el resto de directores te parecen... otra cosa. No menos, pero sí otra cosa", remata. "Me ha demostrado una confianza que espero haber devuelto".
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