‘El método Kominsky’, adorables cascarrabias
La clave para una buena comedia es que los personajes te importen, y esta lo consigue desde el primer episodio. Y, además, se permite el lujo de partirte el corazón
"Ser humano y sentir dolor son la misma puñetera cosa".
Netflix tiene cosas curiosas. Del mismo modo que estrena películas firmadas por grandes directores y apenas las anuncia, como ya comentamos por aquí, el aluvión de series que estrena cada semana oculta pequeñas joyas y grandes misterios difíciles de explicar. Como que una comedia protagonizada por Michael Douglas y Alan Arkin se estrene sin que apenas nadie se entere. Michael Douglas y Alan Arkin, dos señores que no suelen frecuentar la televisión. Michael Douglas y Alan Arkin. Eso llama la atención por sí mismo. Quizá por eso pensaron que se vendía sola y que para qué promocionarla. También se podía pensar que el resultado había sido mediocre y por eso la habían ocultado... Pues no. El método Kominsky es una preciosidad y una de las mejores comedias/drama del año.
Otra sorpresa: Chuck Lorre, el creador de Dos hombres y medio y The Big Bang Theory, es su responsable. Pero que los prejuicios no nos impidan ver el bosque. Esta vez, Lorre se pone serio (aunque no demasiado; en la línea de otra de sus creaciones, Mom) y prescinde de las risas del público en directo para regalarnos una historia tierna y entretenida sobre lo que significa envejecer. Por eso, los chistes sobre la próstata, el viagra y la proximidad de la muerte son recurrentes a lo largo de los ocho capítulos (que se devoran como pipas) de la primera temporada.
El método Kominsky es una historia de amistad, la de un veterano actor reconvertido en profesor de interpretación (Douglas) y su representante y mejor amigo (Arkin). Si el guion es bueno, las interpretaciones de estos dos señores de 74 y 84 años (sobre todo la de Arkin, que está de premio) son su sostén. Sus personajes son dos señores mayores con sus problemas de señores mayores, con sus gruñidos y vulnerabilidades de señores mayores. Dos hombres que están de vuelta de todo en la vida y que se quejan por todo. Les acompañan Lisa Edelstein, Susan Sullivan, Ann-Margret y Danny DeVito (sigue el plantel de lujo) en una historia que logra desde el primer capítulo dar con una buena combinación de humor y drama.
La clave para una buena comedia es que los personajes te importen, y El método Kominsky lo consigue desde el episodio 1. Eso no es nada fácil, y menos en una comedia. Una comedia que, además, se permite el lujo de partirte el corazón. Malditos señores mayores...
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