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Columna
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El anuncio de la lotería: delicadeza antes de la barbarie

Por estas fechas se presenta la publicidad del sorteo del 22 de diciembre, que ha superado la jubilación del calvo para competir cada año en ambición estética y narrativa

Sergio del Molino

Las pinturas negras de Goya son el envés de sus tapices. Le das la vuelta a La gallinita ciega y aparece un aquelarre. Los bailes sonrientes de los majos se convierten en duelos a garrotazos. El Goya viejo le quita las máscaras y las pelucas a los goyas jóvenes, y la ingenuidad ilustrada y galante del Madrid del siglo XVIII se convierte en los colgajos sanguinolentos del XIX. Tal y como sucede con la Lotería de Navidad.

Por estas fechas se presenta el anuncio, que ha superado la jubilación del calvo para competir cada año en ambición estética y narrativa. Son pequeños cuentos navideños (el de este año, de Javier Ruiz, especialmente dickensiano) muy bien rodados que se convierten en sí mismos en acontecimientos nacionales. La parte mejor de España, la más talentosa y creativa, se esfuerza por agradar y sorprender a todo el mundo, como hacía el joven Goya con sus tapices de majos. Pero, a las pocas semanas, llega el envés. El pintor ensordece y se hace viejo de repente y resucita cada 22 de diciembre para llenar España de pinturas negras. Toda la delicadeza, la humildad y la sensibilidad que se volcaron en el anuncio se transforman en una freak parade donde los niños de San Ildefonso son el menor y más discreto de los números.

El país enloquece por unas horas. Se le deforma la cara y se le rompe la voz. Cava barato chorrea por las aceras en las puertas de las administraciones de lotería y un montón de gente celebra descamisada que por fin va a tapar esos agujeros. De todas las religiones españolas, la lotería de Navidad es la más pagana, y tal vez la única unánime. Gracias a la tele, puede redimirse de su fealdad en forma de cuento, pero pronto los gritos y la orgía lo echan todo a perder. Disfrutemos del tapiz mientras nos dejen, antes de que descorchen la primera botella de cava en la administración de lotería número cual de vaya usted a saber.

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Sobre la firma

Sergio del Molino
Es autor de los ensayos La España vacía y Contra la España vacía. Ha ganado los premios Ojo Crítico y Tigre Juan por La hora violeta (2013) y el Espasa por Lugares fuera de sitio (2018). Entre sus novelas destacan Un tal González (2022), La piel (2020) o Lo que a nadie le importa (2014). Su último libro es Los alemanes (Premio Alfaguara 2024).

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