Ekaterimburgo 2025, una exposición universal de dimensiones colosales
La ciudad fundada por Pedro el Grande en honor a su esposa Catalina opta para convertirse en el lugar donde confluyan las ideas de investigadores, innovadores, políticos y emprendedores dentro de siete años. La decisión se tomará el 23 de noviembre en París
En el centro de la región de los Urales, en lo que se considera la frontera natural entre el continente europeo y Asia, la cuarta ciudad más poblada de Rusia se ha propuesto ofrecer al mundo, en 2025, una grandiosa Exposición Universal. Ekaterimburgo, la población fundada en 1723 por el emperador Pedro el Grande en honor de su esposa Catalina, quiere ser el lugar en el que, dentro de siete años, confluyan las ideas de investigadores, innovadores, políticos y emprendedores de todo el mundo, y ha presentado a la Oficina Internacional de Exposiciones, que el próximo 23 de noviembre decidirá en París dónde se celebrará la Expo 2025, un proyecto de dimensiones colosales.
Ekaterimburgo, una moderna metrópolis a la que la revista Forbes declaró ya en 2010 una de las tres mejores ciudades rusas para hacer negocios, y que desempeña un papel fundamental en los intercambios comerciales entre Europa y Asia, ha delimitado para la Exposición Universal un territorio de 555 hectáreas, el mayor jamás definido para una muestra semejante, en las que se levantarán 103 pabellones de todo el mundo, y ha previsto construir más de un millón de metros cuadrados de alojamientos en cuyo diseño participarán los equipos de arquitectos más prestigiosos de Rusia, Francia, Bielorrusia, Italia, Japón, Polonia, Reino Unido y Estados Unidos. También se ocuparán estos estudios de desarrollar un nuevo parque, un cine, un anfiteatro y una sala de conciertos, y no es para menos, pues se espera que participen 147 países y que la cifra de visitantes alcance los 14 millones de personas.
La candidatura de Ekaterimburgo se apoya en la tecnología, una tecnología cuyas innovaciones, además de cambiar el mundo, pueden proporcionar una vida mejor a las generaciones futuras. Este es precisamente el lema de la ciudad para la Expo 2025, y su objetivo, según sus organizadores es claro: poner sobre la mesa la inteligencia artificial, la computación cuántica, el big data, el Internet de las cosas, las ciudades inteligentes y la importancia de las energías renovables –Ekaterimburgo ya ha anunciado que la Expo 2025 funcionará casi por completo con energía limpia,– con las que mejorar el bienestar y la calidad de vida de las personas e impulsar el desarrollo humano. Se trata, insisten los promotores de la candidatura, de que la tecnología contribuya a hacer felices a las personas, y han proyectado la muestra en torno a cuatro temas principales: Tecnologías accesibles, Nueva Realidad, Progreso Humano y Futuro compartido . La capital de la región de los Urales quiere convertirse en un escenario en el que tecnología y humanidad se den la mano para proporcionar soluciones a los desafíos del planeta.
Las autoridades del país ya han anunciado, como se hizo durante la celebración del Campeonato del Mundo de Fútbol celebrado en Rusia este 2018, que quienes viajen a Ekaterimburgo para asistir a la Exposición Universal no necesitarán visado, y hace meses que han puesto en marcha una campaña de divulgación de su propuesta instalando en Barcelona, Bruselas, Shanghái, Berlín, París, Ciudad del Cabo, Buenos Aires, Londres, Dubai y Milán una serie de matrioskas –la popular muñeca rusa de madera con otras muñecas en su interior–, aunque se trata de matrioskas muy especiales. En el caso de la instalación de España, un grupo de artistas rusos ha diseñado la mitad de las veinte muñecas que se han expuesto en el barcelonés palacio del Marqués de Alfarrás. El diseño de las otras diez corresponde a creadores de otras tantas ciudades. La escultura y pintora local Gina Pórtera firma una de ellas.
Las muñecas, que alcanzan los 1,80 metros de altura, se han fabricado con fibra de vidrio, tienen incorporado un moderno sistema de realidad aumentada. Si se enfoca a ellas con una cámara de un teléfono inteligente, estas obras muestran inventos cuya historia está directamente conectada con la Expo. Muchos de estos logros como el teléfono, la bombilla o la máquina de escribir han cambiado nuestras vidas para siempre. Otras han determinado la manera en la que vemos Rusia.
Siete días antes de que la Oficina Internacional de Exposiciones determine el lugar donde se celebrará la Expo 2025, todas las matrioskas han viajado a París desde las diez ciudades del mundo donde fueron instaladas. Allí se reunirán, a la espera de una decisión sobre la cual la ciudad de Ekaterimburgo se muestra esperanzada puesto que, desde que en 1851 se celebrara en Londres la primera Exposición Universal, ninguna ha tenido lugar en Rusia, un país cuyo compromiso con el evento es equiparable al historial de éxitos, premios y galardones que ha obtenido en todas y cada una de las convocatorias en las que ha participado.