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Columna
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Poner a caldo a Bruce Willis...

El programa 'Roast of...' fue para el actor un agasajo que, como se suponía, entremezclaba las anécdotas curiosas con los recuerdos exterminadores de sus amigos

Ángel S. Harguindey
Bruce Willis en 'Roast of...'.
Bruce Willis en 'Roast of...'.

Eduardo Arroyo suele decir que detesta los homenajes porque cuando el protagonista se va todos le ponen a caldo. La ventaja del programa de Comedy Central Roast of... es que el invitado sabe de antemano que los elogios que le dedicarán sus amigos serán demoledores. El pasado domingo Comedy Central emitió el Roast of Bruce Willis, un agasajo que, como se suponía, entremezclaba las anécdotas curiosas con los recuerdos exterminadores. Willis aguantó el chaparrón como un caballero y se desquitó en su intervención final.

Lo cierto es que la trayectoria vital de Bruce Willis se asemeja a la de Clint Eastwood: dos conocidos conservadores que con el paso de los años se han convertido en estrellas mundiales, aclamadas por el público e incluso respetadas por la crítica. Con Eastwood todo eran desprecios desde la izquierda tradicional hasta que firmó películas como Bird, Medianoche en el jardín del bien y del mal o Mystic River. Willis no ha dirigido, pero ha protagonizado, entre otras muchas, La hoguera de las vanidades, El sexto sentido, Pulp Fiction o Sin City, y ha trabajado con Altman, Tarantino o Wes Anderson.

Cocainómano, borracho, divo, desastroso empresario (fue fundador de la quebrada cadena Planet Hollywood)... la parrilla funcionaba a pleno rendimiento sobre un impertérrito Willis aunque lo cierto es que hubo leña para todos. Con un Joseph Gordon-Levitt como presentador del despelleje, por allí pasaron Cybill Shepherd (su compañera en la serie Luz de Luna), Dom Irrera, Edward Norton, Jeff Ross, Kevin Pollak, Lil Rel Howery, Nikki Glaser, Dennis Rodman, un crack de la NBA y amigo personal del dictador coreano Kim-Jong-un y Martha Stewart, la gran empresaria que estuvo unos meses en prisión por conspiración, falso testimonio y obstrucción a la justicia al haber usado información privilegiada para vender acciones de una empresa. La sorpresa final fue la participación de Demi Moore, su exesposa y madre de sus tres hijas que no paraban de reírse.

Todos se machacaron unos a otros sin piedad y con amor, y todos consiguieron crear un programa muy divertido.

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