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narrativa / teatro

Modiano y el arte de la fuga

Una novela y una obra de teatro a la vez: el regreso de un Nobel de Literatura acostumbrado a no volver jamás

Juan Luis Cebrián
Fotograma de 'Lacombe Lucien', con guion de Patrick Modiano y Louis Malle.
Fotograma de 'Lacombe Lucien', con guion de Patrick Modiano y Louis Malle.

"Me gustaría entender por qué la fuga era, como quien dice, mi forma de vida”. Esta reflexión del protagonista y narrador de la última novela de Patrick Modiano, primera en publicarse después de que obtuviera el Premio Nobel, nos ilustra mejor que ninguna otra sobre la identidad escondida de quien es calificado como el escritor de la memoria. Tres años después de recibir la distinción de la Academia, Modiano publicó en octubre pasado, de forma simultánea, una obra narrativa (Recuerdos durmientes) y otra de teatro (Nuestros comienzos en la vida) de reciente aparición en castellano. La coincidencia en el tiempo no es casual, por lo que una lectura en paralelo de ambas puede y debe servir para mejor internarse en el mundo de ensueños y fantasmas de su autor.

Hay escritores de un solo libro y otros que nos inundan con cientos, miles de historias imaginadas o recreadas por su genio literario. Modiano, que ha publicado decenas de novelas y contribuido a no pocos guiones cinematográficos, parece alinearse testaruda y felizmente entre los primeros. Sus muchos libros son siempre el mismo, aunque él haya tenido oportunidad de explicar, en ocasiones, que en realidad cada uno de ellos es como un fragmento, un trozo, de una única y colosal obra. En cierta medida vendría ahora a ser coronada por estas dos últimas contribuciones, repletas de guiños autobiográficos. En la explicación de motivos por los que le concedió el galardón la Academia Sueca, se valoraba explícitamente haber desvelado el París de la ocupación nazi. La ciudad de Recuerdos durmientes es en cambio la de los años sesenta, heredera de la crisis de Argelia y escenario del terrorismo de OAS. El protagonista deambula por sus calles entre encuentros fortuitos con diferentes mujeres, paradas a deshora en los cafés y escapadas nocturnas tras toparse con un crimen al parecer accidental. Impresiona la exactitud minuciosa con que describe desde los nombres de los bares hasta las estaciones de metro. Su memoria cautiva nada tiene que envidiar a la de Proust, y la visión de su propia existencia muestra la esperanza y el miedo de su generación. La prosa de Modiano es a la vez conceptual y poética, intimista y barroca. Buscador empedernido de los misterios de París como Balzac, descubre sus pasillos ocultos y sus puertas traseras; mientras, el teatro le sirve a la hora de purgar su corazón de artista, para el que lo principal no es la gloria, sino saber sufrir. “Cuando pienso en mi vocación”, sentencia, “no temo a la vida”.

Patrick Modiano (uno de los tres escritores de su nacionalidad merecedores del Nobel que aún siguen con vida) huye así deliberadamente de dictar sus memorias para enredarnos en sus recuerdos. Aprovecha también para vengarse, con ambigua delicadeza, de algunos seres queridos; rememora galanteos inútiles, aventuras precoces, quizás perdidos amores. Conocedor del “alma de los sitios”, sabe que las ciudades respiran y aman, pero también destruyen, con sus propias vibraciones. No son sus habitantes quienes les dan vida, sino más bien al contrario. En cuanto a su persona, acaba por concluir que su verdadera identidad está en la huida, la fuga de sí mismo, de su escuela, su hogar, repitiendo a cada paso las frases rituales que ayudan a escurrir el bulto: “Me voy por cigarrillos, ahora vuelvo”.

Ya dijo en su discurso de aceptación del Nobel que novelistas y músicos tienen mucho en común; no obstante la música le parece un arte mayor y lamentó en público no ser capaz de componer los Nocturnos de Chopin. A lo largo de toda su vida de escritor ha emulado, en cambio, a Bach en el arte de la fuga. Los expertos suelen coincidir en que el compositor quiso hacer una obra teórica, un conjunto de ejemplos de la técnica del contrapunto, basados en un solo tema. Las novelas de Modiano están del mismo modo construidas en torno a un solo empeño, identitario e intimista, y a la vez universal. La diferencia de su fuga literaria respecto a la personal es que en aquella siempre funciona un ritornello, un regreso al argumento único que da vida al entramado. Mientras que en la existencia real, aunque dice que ahora vuelvo, luego no vuelve jamás. Quizás porque vivimos, como él mismo señala, a merced de los silencios.

Recuerdos durmientes. Patrick Modiano. Traducción de María Teresa Gallego Urrutia. Anagrama, 2018. 112 páginas. 15,90 euros.

Nuestros comienzos en la vida. Patrick Modiano. Traducción de María Teresa Gallego Urrutia. Anagrama, 2018. 112 páginas. 14,90 euros.

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