Montserrat Soto: “El arte es un repensar qué ocurre a tu alrededor”
La artista presenta su última serie, donde la comparación entre la invención de la imprenta e Internet invita a reflexionar sobre la censura en nuestros días.
“Quien controla el pasado, controla el futuro y quien controla el presente, controla el pasado”, escribía George Orwell en su novela 1984. La cita es una de las elegidas entre varias por la artista Montserrat Soto (Barcelona, 1961) para acompañar su última exposición, Imprimatur. Una reflexión sobre la censura y la autocensura, sobre el poder de la imagen y su control, cuya vigencia cobra un especial interés en tiempos de las redes sociales e Internet y cuyo título coincide con el término latino con el cual el Tribunal de la Santa Inquisición aceptaba la publicación de un texto.
Incluida en la sección oficial de PHotoEspaña 2018 la muestra se exhibe en la sala Alcalá 31. A través de una investigación de la iconografía del libro en la pintura, la artista nos invita a reflexionar sobre el libro como transmisor de conocimiento y de nuestra herencia cultural, y en consecuencia del control que sobre el mismo siempre han intentado ejercer los poderes fácticos. Para ello durante diez años, Soto llevó una profunda labor de investigación. Buceó en los archivos del Museo del Prado, de la Diócesis de Nápoles, del Thyssen y de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, así como en el Archivo Secreto del Vaticano entre otros. Fotografió aquellas pinturas que contenían libros, y las introdujo en su obra a modo de pinacoteca, creando un museo imaginario. “Esto me permitió comparar las obras entre sí y ver cómo estaba tratado el libro en estas, al tiempo que me hizo tomar distancia y observar las pinturas, no por su técnica- valorando el claro oscuro, las pinceladas y el estilo de la época- sino planteándome con qué intención se hicieron y quién las encargó”, comenta la artista. “No fue hasta que pude estudiar las leyes vigentes cuando entendí todo lo que estaba observando”.
La fotografía es un formato más para esta artista multidisciplinar que también ha trabajado la escultura y el vídeo. “Elijo la técnica en función de lo que mejor se adecua al tema que estoy trabajando”, explica Soto, quien hasta ahora ha desarrollado su obra en dos vías de investigación: el paisaje a través del viaje y los espacios del arte. “Son dos líneas paralelas que forman parte de mi vida. El arte es un repensar qué es lo que está ocurriendo a tu alrededor”.
Archivo de archivos fue la primera de sus series en la que comenzó a reflexionar sobre la memoria a lo largo de la historia del arte. ¿Y, qué pasa con la memoria en Internet?, se planteó entonces. “Pensaba en el pasado para ver que está ocurriendo en el presente”, explica la autora, idea que retoma en su último trabajo, al observar que existen una serie de mecanismos para controlar la imagen que se repiten a lo largo de la historia. “La imagen es poder”, subraya. Así, la censura y la autocensura se convierten en motivo de estudio, estableciendo un paralelismo entre el momento de la invención de la imprenta de Gutenberg y la irrupción de Internet en nuestra cultura. “Hablar de la censura en el arte es difícil, es hablar de lo perdido, de lo que falta”.
“Existe un momento en la historia del arte en que el artista queda sometido a estamentos institucionales, leyes morales y judiciales, de tal forma que el artista pasa de ser un autor creativo a ser un autor de encargo o ejecutor”, explica Soto. De esta forma, Imprimatur abarca este periodo, comprendido entre la Edad Media y la Ilustración. Entonces, “solo Dios es creador, y él es quien habla”. Resulta sorprendente que la mayoría de los libros que aparecen en las pinturas son figurados, solo uno queda claramente identificado: la Vulgata, la Biblia en su versión autorizada por Roma.
En una de las salas se establecen comparaciones con momentos determinados de la historia, como la quema de libros llevada a cabo por los nazis, la destrucción de las estatuas de Buda por parte de los talibanes, el dibujo satírico publicado por la revista Charlie Hebdo o alusiones a la reciente Ley mordaza.
Dos vídeos acompañan a las fotografías; El caso Goya y El caso Galileo. En el primero el pintor aragonés se muestra furioso y agraviado porque no se valora su acto creativo y su libertad como artista. Y muestra las intromisiones y requerimientos a los que es sometido durante la ejecución de la cúpula Regina Martirum en la Basílica del Pilar de Zaragoza. El guion está realizado a partir de un borrador conservado en la Fundación Lázaro Galiano de unas cartas que envía Goya a la Junta de la Fábrica del Pilar de Zaragoza. El otro vídeo, se basa en la deposición de Galileo Galilei, acusado de herejía por haber adherido a las teorías de Copérnico. El juicio quedó registrado por la Santa Sede y se custodia en el Archivo Secreto del Vaticano.
“Lo que vemos”, “lo que no vemos”, “lo que nos dejan ver”, son señalizaciones que estructuran la muestra aludiendo a la navegación en la Red. “No es lo mismo la Internet profunda que la Internet en la que navegamos todos, y es en está donde estamos siendo controlados. Según dónde te encuentres, está permitido hacer una cosa u otra. Existen zonas donde se ejerce la vigilancia de control que equivale a las leyes que antes imponía la censura”, explica Soto, quien se plantea si somos nosotros los que controlamos a la máquina o si es esta la que nos controla a nosotros. “Las redes sociales son lo que yo denomino ‘latifundios’, grandes corporaciones que en el momento en que ‘aceptas’, la restricción de la libertad de expresión queda pactada. Nos autocensuramos”.
“Uno cree que se encuentra en un espacio virtual, pero puede ser juzgado como si estuviese en un espacio físico; así uno entra en un espacio creyendo que está en otro”, argumenta Soto. “Las líneas entre lo privado y público están desapareciendo, entre corporación y estado se están difuminando. Existe una gran confusión”. Bajo estas premisas, establece un paralelismo entre el momento actual y aquel en el que se desarrolló la imprenta. “Primero viene la fase en la que aparece la técnica, luego la fase de control y siglos después su democratización. En Internet nos encontramos en la fase de control de la técnica y en este control se mantiene la desinformación total. Una oscuridad donde todo es algoritmo. Se habla de algoritmo como si fuese el Dios de antes”, dice la artista. “Este algoritmo está hecho con una intención. Se mantiene una ocultación en los pactos entre corporaciones que se están llevando a cabo en esta fase de construcción de la Red”.
“La muestra tiene muchos matices, y está abierta. Según quién entre y con qué sensibilidad lo haga puede detenerse solo en los libros, en la interrelación de la actualidad con el pasado, o en qué es aquello que no dan y por tanto aquello que nos censuran ahora y antes”, concluye la artista.
Montserrat Soto. Imprimatur . Sala Alcalá 31. Madrid. Hasta el 5 de agosto.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.