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OBITUARIO
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Pedro Erquicia, la pelea periodística

Muere Pedro Erquicia, histórico periodista de TVE, a los 75 años

Fotografía de archivo del 19 de junio de 2014 del periodista Pedro Erquicia.
Fotografía de archivo del 19 de junio de 2014 del periodista Pedro Erquicia.Luis Tejido (EFE)

Fue Ana Cristina Navarro la que hizo de embajadora mia y de Baltasar Magro para poder entrar en Informe Semanal en 1975. Cuando le conocimos ya no llevaba ese pelo largo, sujeto como una cola de caballo y que yo había visto en una foto. Parecía salido del reparto de Hair o de cualquier otro filme sobre Vietnam.

En nuestras primeras conversaciones recuerdo un comentario que me hizo, “los reportajes deben ser como combates de boxeo, pum, pam, pum y así hasta el final”. No se me olvidaría nunca aunque nunca hice un reportaje sobre boxeo y sí muchos ce cine. Le gustaba con pasión. Hacía algo que le correspondía como redactor jefe de TVE, una categoría laboral, hoy ya extinta. Tomaba el texto en sus manos cuidadas, abría la cartera de mano, sacaba la pluma y corregía el texto con anotaciones menudas. Si no lo veía claro, te pedía que le explicases cómo era la secuencia. Hacia de jefe y en eso consistía su trabajo.

Quizás su gran habilidad era administrar los egos de todos aquellos que estábamos allí. Sobre todo, los lunes, en el Comité de Redacción celebrado en la Sala de Juntas de la Casa de la Radio si se podía. Era capaz de atrapar el talento al vuelo, sentarlo, dar instrucciones y a esperar el resultado. Desde Emilio Martínez Lázaro (Ocho apellidos vascos) a Antonio Gasset (Días de Cine), pasando por Juan Caño Arecha, recientemente fallecido, Ana Cristina Navarro, Carmen Sarmiento, Javier Basilio, Eduardo Toral, Manolo Rubio y un largo etcétera que finalizaba con la reina del Informe, Rosa María Mateo.

Hacía otra cosa muy bien: lidiar con el poder. Pedro no era ni un rojo ni un izquierdista recalcitrante, Era un buen profesional, liberal, progresista y que sabía muy bien en qué consistía su oficio: contar las cosas. Nunca nos dio ningún cursillo de marketing, pero sabía perfectamente el valor de una marca; en este caso, la de Informe Semanal. Trabajaba para hacerlo grande y si el programa sigue en antena es porque puso las bases para conseguirlo.

En esa época, en Prado del Rey más que un sector de derechas y otro de izquierdas, había un sector muy antiguo y otro más moderno. Pedro era de estos. En casa escuchaba y le gustaba Supertramp. Compraba los elepés nada más editarse en Nueva York y de ahí a incorporarlo a la sintonía del programa había un paso. Se fue a Nueva York, se sentó frente a la CBS y vió 60 minutes. No lo copió, si no que lo adaptó a las posibilidades españolas y ahí dio en el clavo. Erquicia parió la mejor propuesta de programa de actualidad que se ha hecho en España hasta el punto de que nadie ha intentado otro similar.

Se fue a Nueva York como corresponsal. Lo hizo a lo grande y se lo afearon todos aquellos que le tenían envidia, pero pienso que a él, todo un señor de Bilbao, le era indiferente lo que dijesen. En el 23-F estuvo en la grabación del discurso del Rey en el Palacio de la Zarzuela. Se trajo la cinta y la guardó bajo su culo, sobre la butaca de su despacho. Era difícil que la encontrasen.

A mi me hubiese gustado que la relación entre Pedro Erquicia e Iñaki Gabilondo hubiese dado todo su fruto, pero no fue así. Hay caracteres incompatibles y Pedro no era fácil. No obstante, ahora con su desaparición, soy consciente del gran trabajo que hizo y del que todavía se va a poder admirar.

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