‘Deep State’: el último trabajo de un espía veterano
Mark Strong protagoniza la primera serie europea de Fox, un 'thriller' grabado en Marruecos
Max habla por el móvil con su esposa. Se nota que la echa de menos. Están separados por muchos kilómetros y más de un secreto. Podría ser una conversación normal si no fuera porque él acaba de montar un rifle de francotirador segundos antes y al colgar el teléfono se asoma a una ventana apuntando con el arma. Max es el actor británico Mark Strong (Kingsman) y la ventana da a una plaza de un barrio de Casablanca (Marruecos). La conversación es parte de la trama del thriller Deep State, la primera producción de la división europea y africana de Fox y que la cadena estrena la noche del lunes (23.05).
La habitación donde transcurre la secuencia es la tercera planta de una casa real, un lugar pequeño con un camastro, un armario y una pequeña cocina en dónde apenas caben el director, el cámara, los técnicos de sonido e iluminación, el de efectos especiales (se produce un tiroteo), los periodistas que asisten al rodaje y la productora Hilary Bevan Jones (State of Play), que es la encargada de dar la réplica a Strong durante la conversación telefónica. Y Casablanca, soleada y calurosa, representa algún lugar de Líbano.
Durante los ochos episodios de esta ficción, Max, un antiguo espía del MI6 británico, es forzado a volver al trabajo diez años después de su retirada para, entre otras cosas, salvar a su familia. De fondo, las relaciones de Occidente con Oriente Medio. Y entremedias, unos cuantos secretos. "Max es un espía de los viejos, de los mejores. Es muy bueno en su trabajo, pero lleva sin hacerlo una década. Lo que ahora aporta es la perspectiva de un hombre mayor. La moralidad, la ética y la violencia, todo lo afronta desde una perspectiva más madura", explica Strong durante un descanso del rodaje en Marruecos.
Es principios de junio y las calles de Casablanca están desiertas según a qué hora por el ramadán. Una fecha que no impide que el equipo de producción marroquí se esfuerce al máximo. Strong no tiene más que buenas palabras para los trabajadores y para el país que les ha acogido. Aparte de Beirut y Líbano, Marruecos también representará algún lugar de los Pirineos. Y en Londres se rodaron el pasado verano las secuencias cuya trama transcurre allí y en Washington.
"Marruecos es como un escenario instantáneo y estamos rodando mucho en exteriores. Eso marca la diferencia. Hay polvo y hace calor, que es como se supone que es Beirut en la historia", comenta el actor. "La gente no puede ser más atenta y eficiente, y lo hacen durante el ramadán, lo cual es tener mucho talento. No me canso de decirlo y no quiero ser condescendiente, pero lo único que puedo pensar es en lo hambrientos que deben de estar o cómo los fumadores deben de estar anhelando un cigarrillo, porque ni siquiera pueden beber agua ni nada".
Después de la secuencia de Max como francotirador, el equipo prepara en la plaza una persecución con la actriz Karima McAdams y su doble que incluye coches y muchos extras moviéndose. Todo sale al milímetro. A Strong le encantaría rodar sus propias escenas de acción, pero sabe que sería más un estorbo para el resto del equipo que otra cosa. "Hoy hemos rodado una persecución por los tejados. Para ser honesto, me encantaría hacer esa secuencia, pero basta un tejado ligeramente roto, un clavo oxidado o un resbalón, y de pronto todo el plan de rodaje se va al garete", cuenta. "El rodaje es muy apretado en el tiempo, como lo es siempre con la televisión, que se rueda muy rápido. Y esto es algo que disfruto, prefiero rodar rápido y tomar decisiones instantáneas que gastar horas en una caravana esperando a que se monte todo", remata Strong.
La serie creada por Matthew Parkhill y Simon Maxwell, con sus espías y acción, parece estar más en la línea de Homeland que en la de un thriller de acción a lo 007. "Max es un James Bond sucio. Bond tiene todas las frases buenas, los gadgets y esa mirada. Max está siempre sucio de polvo, vive en un mundo análogo". "Este guion se leía bien, solo quería saber qué iba a pasar a continuación, me encantaba que se movía de Beirut, por Líbano y hasta Francia y Reino Unido, y con diferentes espacios temporales. Y no es una narrativa para tontos, es complicada y tienes que aguantar ahí hasta el final", termina el actor.
La doble vida
Mark Strong, que durante una época fue el villano de la mitad de las películas de Hollywood, también ha sido espía en muchas ocasiones. "Va por épocas", dice. "Los espías son interesantes. Es un mundo lleno de confianza, traición, violencia, armas, doble juego... El drama es inherente. Hay muchos papeles de espías porque son un terreno fértil para historias", explica su motivación por este tipo de personajes. "He interpretado a muchos espías, quizá porque lo interesante es que son complicados. Max no es diferente, es un hombre que trata de vivir su vida, salir de lo que considera un juego defectuoso, pero no tiene elección, tiene que comprometerse con lo que la gente ordinaria consideraría crímenes y resolver un problema y volver a su familia".
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