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Un hueco para el espíritu (y la imaginación)

Ante los bocetos al óleo de Rubens, asumimos el papel de creadores e intentamos, instintivamente, terminarlos

'Diana y sus ninfas cazando', 1636 - 1637. Óleo sobre tabla de madera de roble.
'Diana y sus ninfas cazando', 1636 - 1637. Óleo sobre tabla de madera de roble.Rubens (Museo del Prado)

Los bocetos eclécticos y multifuncionales de Rubens (1577-1640) son los herederos de los dibujos y pinturas preparatorios de sus predecesores. Espoleado por sus necesidades organizativas, que se derivaban de su éxito, transformó ese tipo de imagen en un componente sistemático del proceso de preparación de sus cuadros. Estas obras del artista flamenco representan una nueva forma de pintar, en la que se aúnan las fases de dibujo y color del trabajo previo. Como consecuencia de su finalidad, que era avanzar la creación de otra obra de arte, exigían menos esfuerzo y tiempo que los productos finales, lo cual se traducía en un nivel menor de acabado y en dimensiones más pequeñas.

A juzgar por los documentos relacionados con su testamento y con la venta de su propia colección, Rubens consideraba sus bocetos pintados como algo diferente de sus dibujos y probablemente también de sus pinturas. En sus últimas voluntades, redactadas el 27 de mayo de 1640, se estipula que sus dibujos no debían venderse como el resto de su obra, sino guardarse por si alguno de sus herederos en el futuro decidiera ser artista. Esa cláusula no incluía los bocetos pintados, que salieron a la venta con el resto de su colección a finales de 1640.

'Apolo y la serpiente Pitón', 1636 - 1637. Óleo sobre tabla
'Apolo y la serpiente Pitón', 1636 - 1637. Óleo sobre tablaRubens (Museo del Prado)

Los documentos de la testamentaría demuestran que los bocetos pintados se denominaban de la misma forma que los dibujos: teekeningen, desseins y draughts, en los tres idiomas en que se anunció la venta. Esta ambigüedad pone de manifiesto el lugar indeterminado que todavía ocupaba el boceto pintado, incluso para los redactores de la lista de contenidos de la almoneda, que eran personas próximas al artista. Con el tiempo, y debido en gran medida a la dedicación de Rubens a esta práctica, otros creadores y aficionados al arte llegarían a considerar ese tipo de obras como una categoría propia y un nuevo vehículo de expresión.

Los bocetos de Rubens no son esencialmente distintos del resto de sus pinturas. La acción dramática y la intensidad emocional que encontramos en ellos, productos de la prodigiosa imaginación del artista y del toque de su pincel, concuerdan plenamente con lo que esperamos de él. Estos dibujos no nos acercan más que otras obras suyas al misterio de su genio creativo. Nacen del mismo impulso, y su energía es producto del mismo manejo del pincel. Y sin embargo, tienen algo de singular.

'La expulsión de Adán y Eva del Paraíso', 1620. Óleo sobre tabla.
'La expulsión de Adán y Eva del Paraíso', 1620. Óleo sobre tabla. Rubens (Praga, Národní Galerie )

Refiriéndose a este tipo de pintura en la década de 1760, Diderot se preguntaba: "¿Por qué un boceto hermoso procura más placer que una pintura hermosa?". No tenemos que estar de acuerdo con esta afirmación para reconocer que es una opinión bastante generalizada. Al contestar a su propia pregunta, el filósofo se dio cuenta de que la clave de nuestra reacción a estas obras previas radica en cómo percibimos las imágenes de aspecto inacabado: "Tal vez el boceto nos atrae con tanta fuerza porque, siendo algo indeterminado, deja más espacio para nuestra imaginación, que ve en él lo que le place". Byron lo dijo más poéticamente en su Don Juan: "An outline is the best -- lively reader´s fancy does the rest" ("Un mero trazo es lo mejor, lo demás lo pone la imaginación del lector"; canto VI).

Esta respuesta al arte y a las imágenes explica la atracción de los bocetos de Rubens. Aunque son obras terminadas, dan la impresión de no estarlo, de ser productos en los que el pintor aún está trabajando. Ante estos dibujos asumimos el papel de creadores e intentamos, instintivamente, terminarlos.

Este texto es un extracto de uno de los textos que forman parte de la publicación que acompaña a la exposición del Museo del Prado, Rubens. Pintor de bocetos, del que son autores Friso Lammertse y Alejandro Vergara.

Alrededor de la exposición

Con motivo de la exposición Rubens. Pintor de bocetos, el Área de Educación del Museo del Prado ha organizado un programa de actividades complementarias: un ciclo de conferencias (patrocinado por la FAMP), itinerarios didácticos guiados y un servicio de audioguías para enriquecer la visita autónoma.

Ciclo de conferencias

El miércoles 11 de abril a las 18:30 horas, Rubens. El bocetista más importante de la pintura europea, impartido por Alejandro Vergara, del Museo Nacional del Prado.

El miércoles 9 de mayo a las 18:30 horas, Los bocetos de Rubens para la Serie de la Eucaristía, impartido por Ana García Sanz, de Patrimonio Nacional.

El miércoles 23 de mayo a las 18:30 horas, Precedentes de Rubens en Flandes e Italia, impartido por la investigadora Alicia Suárez Blanco.

Itinerario didáctico

Los itinerarios se celebrarán los miércoles, de mayo a junio, a las 11.00 y 17.00 h. y será necesaria inscripción previa 15 minutos antes del comienzo de la actividad en el punto de encuentro de Educación.

Audioguías

La exposición dispone de un servicio de audioguías en 5 idiomas (castellano, inglés, francés, italiano y coreano) con un audio introductorio y 16 comentarios de obra (el precio es de 3,50 € - 6,00 € audioguía exposición + colección permanente).

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