Criminales
La emisión simultánea de dos series, 'Roma criminal' y 'Apaches' permite deducir la importancia de los barrios populares en el desarrollo de las tramas
La emisión simultánea de dos series, Roma criminal 2 y Apaches (Movistar y Antena 3, respectivamente) permite deducir, en primer lugar, la importancia de los barrios populares en el desarrollo de las tramas y, en segundo, la tendencia a situar las historias en los finales del siglo XX. En el caso de la segunda temporada, y sin duda última, de la ficción italiana parece evidente que se corresponde a una tendencia general. Cabe recordar que la excelente 1993 narra los años de la ascensión -menos irresistible de lo que podría parecer- de Silvio Berlusconi en una Italia con movimientos independentistas emergentes y una clase política atiborrada de corruptos. Fin de siglo aunque no, al parecer, de un estilo de gobierno.
Roma criminal 2, de la que hay que decir que la segunda temporada no desmerece en absoluto de la magnífica primera, nos muestra la vida cotidiana de una peligrosa banda que, inevitablemente, conectará con la Mafia siciliana y la Camorra napolitana a medida que aumenta su importancia. Roma, como el Sur, también existe. Sus miembros viven en barrios periféricos, se reúnen en bares casposos, frecuentan la cárcel con la tranquilidad de quienes tienen asumidos desde la infancia que es parte del peaje vital y morirán en sus magníficas mansiones como corresponde a quienes han triunfado en sus respectivos negocios.
El origen de la serie es Romanzo Criminale (Novela criminal), la novela escrita por el juez Giancarlo Cataldo en base a la historia real de la banda romana de la Magliana que, desde unos comienzos próximos a la picaresca de los raterillos, alcanzan fugazmente la cumbre. Drogas, prostitución, chantajes y secuestros para desembocar en los negocios de la construcción con un telón intermitente de fondo: la quiebra del Banco Ambrosiano y la lista con los 962 nombres de la logia masónica P2: políticos, jueces, empresarios, periodistas, agentes de los servicios secretos y altos militares liderados por Licio Gelli. ¡Es el blanqueo de capitales, estúpidos!
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