¿El principio del fin de ‘The Walking Dead’?
La serie no solo tiene un problema con sus tramas y sus personajes. Lo más preocupante es que sus seguidores le están dando la espalda
Ya hace tiempo que The Walking Dead no es lo que era. La serie, que acaba de regresar con la segunda parte de su octava temporada (Fox emitió esta madrugada, de forma simultánea a EEUU, el 8x09, que repite esta noche a las 22.20), lleva atascada demasiados capítulos. La guerra entre el grupo de Rick y sus aliados y los Salvadores se ha alargado demasiado y la promesa del final de este enfrentamiento se ha repetido tantas veces que nadie se lo cree.
Pero la serie de los zombis no solo tiene un problema con sus tramas y sus personajes, algo que podría ser lógico si se tiene en cuenta que lleva ocho temporadas en antena. Lo más preocupante es que los que un día fueron sus seguidores le están dando la espalda. La séptima temporada marcó el comienzo de ese descenso que se ha hecho más acuciante en la octava entrega. Los datos de audiencia han caído (aunque siguen siendo superiores a la mayoría de dramas de los canales de pago) y el interés ya no es el mismo. De hecho, la expectación por el regreso de hoy es mínima. Ni siquiera la posible muerte de uno de los personajes que llevan desde el comienzo de la serie ha servido para recuperar ese interés. Es más, precisamente esa decisión de guion provocó una pequeña revuelta entre los seguidores de la serie, que pedían la cabeza del máximo responsable.
(A partir de aquí, detalles del 8x09 de The Walking Dead)
La tanda anterior terminó dejando a los espectadores pendientes de la posible muerte de Carl. El hijo de Rick, que parecía llamado a tomar el relevo de su padre como líder del grupo y que en los cómics en los que se basa la serie no ha muerto, había recibido un mordisco en el abdomen, lo que hacía temer lo peor. Y, efectivamente, así ha sido. El regreso ha confirmado la fatal noticia y, tras un largo capítulo de casi 60 minutos en el que vemos cómo ocurrió el mordisco, lo que hizo tras darse cuenta y la larga despedida de sus seres queridos, Carl ha muerto. Mientras, vemos también cómo Carol, Morgan y Ezekiel siguen adelante con su guerra particular.
La serie pierde así uno de sus pilares. Carl había ido ganando peso, con decisiones propias con las que se enfrentaba en ocasiones a su padre y que le mostraban como un líder en ciernes. Pero ahora todo eso ha cambiado. Si el objetivo es revitalizar a Rick, solo el tiempo lo dirá. De momento, la decisión se entiende poco en una serie que en la que ya cuesta empatizar con alguno de los personajes o que importe sus posibles muertes. The Walking Dead hace tiempo que es un zombi más.
Además, es posible que en los próximos capítulos también haya que despedirse de Maggie. El contrato de la actriz Lauren Cohan termina al final de la octava temporada. Para renovar, Cohan ha pedido un ascenso de sueldo que la iguale a sus compañeros Andrew Lincoln (Rick) y Norman Reedus (Daryl), o al menos una subida que reconozca el mayor peso en la actualidad de su personaje. Las negociaciones siguen pero, por si acaso, Cohan ya ha firmado por un nuevo capítulo piloto que la podría convertir en protagonista de otra serie para la próxima temporada.
Mientras que estas marchas están dejando mermada a la serie, incorporaciones como la de Jeffrey Dean Morgan y su Negan no han terminado de revitalizar la historia, y solo ha servido para atascar la trama en una guerra cuya preparación duró una temporada y cuya resolución parece no llegar nunca.
La paciencia de los espectadores está llegando a su fin. ¿Es este el comienzo del fin de The Walking Dead? ¿Hasta dónde puede aguantar la serie? ¿No sería mejor que se le fuera preparando un final digno y poner punto final al apocalipsis zombi?
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