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Columna
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Del amor

En 'Apple Tree Yard', veinte años de matrimonio, dos hijos y una desganada relación con su marido, es decir, una historia de amor tradicional y aburrida, son el caldo de cultivo para la aventura

Emily Watson en 'Apple Tree Yard'.
Emily Watson en 'Apple Tree Yard'.
Ángel S. Harguindey

“Encuentra lo que amas y deja que te mate”. Esta frase de Bukowski podría ser la que presidiera los títulos de crédito de una excelente serie británica, Apple Tree Yard, una historia de amour fou que confirma que la BBC supone una extraordinaria factoría de ficciones televisivas y que en España han emitido AMC y Sundance TV.

Durante cuatro capítulos asistimos a un enamoramiento enloquecido de una magistral y madura Emily Watson, esposa y madre a la vez, que encuentra el amor prohibido en un hierático Ben Chaplin, un tipo misterioso que revolucionará la rutinaria y tranquila vida de la experta científica en genética hasta desembocar en un asesinato. Veinte años de matrimonio, dos hijos mayores y una desganada relación con su marido, es decir, una historia de amor tradicional y aburrida, son el caldo de cultivo propicio para la aventura. Naturalmente, una trama basada en la infidelidad necesita de algo más para trascender lo cotidiano, y en Apple Tree Yard lo hay, incluso, para alcanzar el perverso nivel de Las diabólicas, de Henri-Georges Clouzot, un filme que solo recordarán los cinéfilos de la tercera edad.

Dejemos que sea el personaje de la protagonista quien lo explique en un monólogo dirigido a su amante: “Antes de conocerte, era una mujer civilizada. Civilizada. Ahora ni siquiera sé lo que significa eso. Comida, protección, sexo... Una vez cubiertas esas necesidades, podemos creer que tenemos el control. Que las vidas que construimos nos mantienen humanos. Pero, en realidad, solo somos animales. ¿Sabes cómo lo sé? Miedo. Miedo por tu vida. Cuando hayas sentido eso, todo lo demás, todo eso llamado civilización, es un sueño. Tú me has enseñado eso, mi amor. El amor nos convierte en animales a todos”.

Y así es, al menos en la serie, una historia de amor enloquecido que consiguió, solo en Reino Unido, una audiencia de seis millones de espectadores por episodio.

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