Es la bola de cristal
Artistas, comisarios, galeristas y directores de museos reflexionan sobre el lema de Arco 2018: ‘El futuro no es lo que va a pasar, sino lo que vamos a hacer’
La próxima revolución
¿Recuerdan el efecto mariposa? Es la parte de la teoría del caos que dice que el aleteo de una mariposa puede generar un huracán al otro lado del mundo si existen los mecanismos adecuados. Los museos son un refugio de libertades, que suman memoria y conocimiento con la capacidad de generar relatos heterogéneos y de multiplicar las subjetividades. Son lugares donde ensayar una nueva institucionalidad a partir de las visiones críticas sobre la realidad, que pueden desatar otras formas de hacer, cercanas a la ciudadanía. Si a esto le añadimos que son un espacio de experiencias y emociones, tenemos un cóctel perfecto para pasar a la acción. La próxima revolución comenzará (o ya ha comenzado) en un museo, aunque nunca podré demostrarlo. Ferran Barenblit. Director del Macba. Barcelona
Las urgentes luchas por la igualdad
En mientras no cambien los dioses nada ha cambiado, Rafael Sánchez Ferlosio afirma que el futuro se ha convertido en el nuevo opio del pueblo ocupando el lugar otorgado en otra época a la religión: “Nunca ha sido el futuro tan causa del presente como ha llegado a serlo hoy”. Sería razonable pensar que ese “futuro perpetuo” al que encomendarnos habría afectado a la capacidad transformadora del arte y a ese deseo por apropiarse del tiempo proclamado en otros momentos de la historia. Pensar el futuro “desde aquello que vamos a hacer” implica revocar cualquier prórroga y señalar los mecanismos que nos llevan a aplazar una y otra vez acciones largamente esperadas. Entre las más urgentes, las vinculadas con las luchas por la igualdad. Beatriz Herráez. Historiadora del arte y comisaria
A la caza de otros públicos
El futuro pasa por dar cabida en nuestros museos y centros de arte, tanto al acuerdo como al desacuerdo. Salir del museo y acercarse a asociaciones o colectivos cuya razón de existir está lejos de nuestras preocupaciones blanco-burguesas, es un ejercicio que puede dar sentido a las acciones del museo. Está en nuestra mano romper con las inercias marcadas por el contexto domesticado de nuestras instituciones y abrir la posibilidad de un debate permanente con la gente, sobretodo con aquellos que no sienten la necesidad de acercarse a al museo, o que no pueden o para los que no es ni una prioridad, ni una necesidad sino , muy a menudo, una frivolidad. ¡Acaso “desfrivolizar” el museo sea también una apuesta de futuro! Marta Gili. Directora del Jeu de Paume. París.
El capital, el artista
La globalización nos ha instalado en un ranking mundial bajo, que nos conciencia de lo pequeños que somos ante las todopoderosas ferias y galerías internacionales. Es una presión que causa gran debilidad en nuestras galerías, produciendo pérdidas importantes en favor de ferias con las que es imposible competir. Somos conscientes de nuestras amenazas y debilidades, pero ¿somos conscientes de nuestras fortalezas? Nuestro futuro debe sustentarse en lo que mejor sabemos hacer, exposiciones, dando a conocer los contenidos, las claves y el sentir de los artistas. Quizá no tengamos estructuras, poder o financiación de alto nivel, pero tenemos lo más importante: el conocimiento, la experiencia y el apoyo incondicional de nuestros artistas. Moisés Pérez de Albéniz. Galerista.
Imaginación en los márgenes
El presente, que es el futuro, pasa por crear plataformas donde se generen nuevas formas de pensamiento y aprendizaje. La educación es la gran tarea pendiente, la absoluta revolución. A partir de la imaginación de los artistas se están generando comunidades autónomas de creación fuera de las instituciones o con algunas de ellas que dan total autonomía al arte. El museo, convertido en empresa, con el tiempo desaparecerá. Ganará terreno, cada vez más, lo propio, la creación de plataformas para que los artistas se unan, creen y trabajen desde la libertad. La revolución nunca estuvo atada a la institución, todo lo contrario. Se forja en la clandestinidad, donde los artistas siempre nos hemos entendido e imaginado un mundo diferente. Alicia Framis. Artista
Igualar vida y arte
Considero vigente el proyecto de igualar vida y arte, pero el orden de los factores aquí sí altera el producto. La ecuación vida igual a arte (la vida como desarrollo creativo individual) es distinta a arte igual a vida (el arte como desarrollo creativo social). Que esta ecuación funcione implica trabajar para conseguir el reconocimiento, social y estatal, de la fisicidad del trabajo intelectual de los productores de arte contemporáneo. Y para eso se pueden hacer cosas. Una es incluir en el Código Nacional Ocupacional de Actividad Económica las actividades laborales de los artistas y agentes del sector. También instaurar el Estatuto del Artista y reconocer la plena autoría del comisario en sus proyectos expositivos, así como el valor investigador y científico de su trabajo. Armando Montesinos. Crítico, comisario y profesor
Un ministerio del porvenir
Acaba de nacer un Ministerio del Futuro como un proyecto de investigación artística con el que convencer a los Gobiernos del mundo de que habiliten mecanismos para la política de muy largo plazo. Queremos crear desde el arte proyectos y recursos político-prácticos con los que darles representatividad a los herederos del planeta que aún no tienen voz ni voto. ¿Qué renuncias hay que hacer en este presente que evidencia la crisis climática para no comprender en negativo el futuro? Timothy Morton, primer ministro del Futuro, proclama: “Os aguanto la puerta abierta para enseñaros que hay otras posibilidades a través de ella”. El arte es la puerta. Una niña, un perro, el agua, una máquina serán los próximos en ostentar ese cargo. Rosa Ferré. Directora de Matadero Madrid.
No como habíamos imaginado
¿Qué futuro? ¿El que se nos revelará dentro de unos segundos, cuando acabemos de leer este texto? ¿El que descubriremos mañana? ¿El que constataremos dentro de unos años? ¿El que se clausurará con nuestra muerte? No existe el futuro, sino los futuros. Toda futurología está abocada al fracaso. La experiencia nos demuestra que las cosas raramente ocurren tal como las habíamos imaginado. La realidad y los acontecimientos se empeñan en contradecirnos y en demostrarnos que una cosa son los deseos y otra muy distinta los hechos. Además, la constante aceleración de los ritmos de vida dificulta cualquier certeza sobre el tiempo que ha de venir. Los futuros, y esa es seguramente su virtud, son inseguros por definición. Ignasi Aballí. Artista
El opio de las utopías
Todas las épocas interrogan al futuro y este es muchas veces el opio de las utopías, aplazándolas siempre, de manera que no nos fijamos en el presente. Trabajar en un museo es ser testigo de esa tensión entre aquellos que ven a la obra de arte como objeto de posesión y aquellos que la comparten a partir de la consideración de que pertenece a la comunidad, incluso cuando ha sido adquirida por razones particulares, nuevas interrogaciones y percepciones sobre la misma, sobre la vida y el mundo del que forma parte, ampliando posibilidades. El futuro no se hace con ideas, pero sí con acciones, aunque las ideas pueden hacerlo más libre y propiciar que se construya en común. Como se decía en el punk, No Future. Pero seguimos caminando. João Fernandes. Subdirector del Museo Reina Sofía. Madrid
Un contexto de libertad
Un futuro en el que el pasado ya es inestable y no se controla ni tiene propietario. Un futuro en el que lo institucional es permeable y contaminado, en el que las distancias entre los márgenes son dialogadas, en el que los tiempos no son estancos. Un futuro donde los museos no han desaparecido, pero en el que otros agentes pueden discutirlos simbióticamente y sin miedo. Un futuro en el que la revisión interseccional haya permitido entradas de otros campos y en el que se asume la capacidad del arte para abrir otras formas de relación tanto en lo político como en lo emocional. Un contexto de libertad y para la definición. Un futuro con otra escritura, con otro tipo de distribución de contenidos. Un futuro que, en sus miradas, no nos olvide. Martí Manen. Comisario y crítico de arte
Vamos a escuchar
Lo que vamos a hacer es construir espacios de mediación, abrir las estructuras e intentarlo con las instituciones, hacerlas más permeables, contaminarnos con otras prácticas artísticas y sociales, mirar más allá del entorno y el tiempo inmediato, pero trabajando siempre desde ahí, desde el entorno inmediato. Nos vamos a equivocar porque vamos a probar, a poner la imaginación, los recursos y los cuerpos sobre la mesa. Vamos a trabajar con lo pequeño, lo cercano y lo íntimo, con grupos de edades, procedencias y profesiones heterogéneas, y con diversas relaciones con el hecho artístico, para que se expandan, para que sean públicos y tomen la palabra. Vamos a escuchar y vamos a negociar, a practicar nuevas relaciones entre todos.Nuria Enguita. Directora de Bombas Gens, Valencia
Lo colectivo
Imagino el futuro como algo que estamos construyendo entre todos y me esfuerzo por ser optimista, aunque todo indica que el mundo, también el de las artes, está cambiando y nunca volverá a ser como lo conocimos. El futuro debe apostar por lo colectivo, lo performativo, por el encuentro con el otro, el compromiso social y político, el evento, la acción, la investigación y el trabajo con la comunidad. La estructura de nuestras instituciones debe estar en continua transformación para adaptarse a estas nuevas formas de trabajo y dejar de ser instrumentos legitimadores para convertirse en facilitadores. Poco importará si tenemos un cubo blanco, una caja negra o un espacio vacío si no somos capaces de llenarlos de experiencias.Iñaki Martínez Antelo. Comisario independiente
Entre creación y competencia
Todos compartimos un sentimiento de alienación. Alienación en un entorno donde el espacio y el tiempo para la reflexión, el debate y la identificación personal con la forma y el contenido del arte contemporáneo se han vuelto incompatibles con la demanda de una constante participación global, producción y competencia. Hay preguntas urgentes por resolver. ¿Cuáles son las circunstancias y los ideales en los que los diversos agentes del arte queremos trabajar? ¿Por qué todos apoyamos un sistema construido en un mercado completamente diferente que hoy funciona solo para una pequeña cantidad de artistas y galerías, y para el resto se basa en la autoexplotación o el privilegio? ¿Cuál es la diferencia entre creación y entretenimiento? Rebeca Blanchard. Galerista
Apoyo a la cultura del mecenazgo
Hay varios temas actualmente por solucionar para amplificar esa idea de futuro. Uno de los más urgentes es el problema de la invisibilidad de los artistas españoles en el exterior, ya sea su escasa participación en bienales, la Documenta, proyectos como Manifesta, así como en galerías de arte extranjeras y otros eventos internacionales de arte contemporáneo. Es necesario dotar al Estado de una oficina de apoyo verdadero a la creación contemporánea, formada por profesionales de reconocido prestigio y con absoluta autonomía. Y apoyar la financiación privada, con el trámite de la tan mencionada ley de mecenazgo. Asimismo, que el Estado se abra a las daciones y, por su parte, el Ministerio de Hacienda rebaje el IVA en el arte. María de Corral. Comisaria y crítica de arte
Escapar a la lógica
Por más que el papel de un evento como Arco sea fundamental, la lógica del mercado ocupa —en buena parte a causa de la sesgada atención de los medios— una centralidad excesiva en la percepción socialmente dominante del arte. Una operación de metonimia que desatiende que la mayor parte del arte contemporáneo no cabe en Arco no le importa al mercado. Dependerá de los intereses tensionados entre los diferentes agentes hasta donde se pueda disputar la hegemonía de esa representación espectacular por parte de concepciones de las prácticas artísticas entendidas como expresiones culturales procesuales, colectivas, participativas, transversales respecto a los territorios de la investigación, la educación, la acción política o la diversión… Rogelio López Cuenca. Artista
Gestos por la diversidad
El futuro es ya, lo que está pasando. Tal vez no fue como nos dijeron que sería —desde Metrópolis hasta el reloj hacia atrás del Pompidou—, sino que se parece más al grito de contralto de la performer punk Nina Hagen, nacida en Berlín Este cuando aún era Este: Future is Now! De hecho, el futuro acaba de representarse en Washington sobre los retratos de los Obama. Michelle Obama reflexionaba sobre su retratista, la afroamericana Amy Sherald: “Las siguientes generaciones verán en ti la imagen de alguien que se parece a ellas pero ha llegado a las paredes de esta institución tan prestigiosa”. Ese debe ser el futuro que está ocurriendo: no olvidar nunca que la gran lucha de los pequeños gestos por la diversidad es un camino nunca clausurado. Estrella de Diego. Académica de Bellas Artes
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