_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

‘Día a día’ te hará llorar

Es un placer que exista 'One Day at a Time'. Nos hace sufrir, nos abraza y consuela

Tráiler de 'Día a día'.Vídeo: Netflix
Eneko Ruiz Jiménez

Es una imagen ridícula. Una fotografía de nuestra intimidad que no queremos que nadie vea. Nosotros, solos en el salón mirando la televisión y llorando. A moco tendido y entre sollozos. Como si una tragedia hubiera arrasado nuestra vida. Aunque no hay sufrimiento, solo pura liberación personal y desquite, lo mejor de empatizar con un producto cultural. Premiar con lágrimas un trabajo bien hecho. Quien haya visto Día a día, sabe de qué hablo.

En un capítulo de la segunda temporada de esta comedia de Netflix, la madre protagonista, veterana de Afganistán con síndrome postraumático, decide, ya que todo le va bien, dejar la terapia y los antidepresivos. Entonces cae en una espiral que le lleva a plantear tomarse medidas drásticas. Tendrá que medicarse el resto de su vida. De repente, pam, un chiste. Al fin y al cabo, es una comedia. Como en la vida, la conexión nace de mezclar los géneros. Han explicado una enfermedad en 25 minutos. Con rutina y alma. Y estás llorando. Como una magdalena.

Esta sitcom sobre una familia cubana en EE UU no busca caer en dramatismo fácil. Lo suyo no es llorar por llorar. Sabe que es más difícil emocionarse con un drama de millones que por la tragedia de un amigo. Los guionistas Gloria Calderon Kellett y Mike Royce se sumergen en sus propias vidas para hablar de los problemas sociales de Estados Unidos. Día a día tiene una estructura clásica (eso alejará a algunos), pese a lo moderno del discurso. En plena era Trump, habla de racismo, ciudadanía, homosexualidad y lo que significa ser de un grupo, sentirse arropado. Hay risas en plató, cartón piedra y roza lo aleccionador, pero todo es tan real que es imposible no querer ser de la familia.

Su creador, el maestro Norman Lear, aprendió una lección cuando empezaba su larga carrera en la sitcom: "Si hacemos que al público le importe, se ríen más". Tan simple y complicado. Era la clave de cualquier gran comedia, quizás de la narrativa. Buscar la verdad. Conectar. En lo bueno y en lo malo. Es un placer que exista Día a día, que nos hace sufrir, abraza y consuela. Y lloramos y lloramos.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Eneko Ruiz Jiménez
Se ha pasado años capeando fuegos en el equipo de redes sociales de EL PAÍS y ahora se dedica a hablar de cine, series, cómics y lo que se le ponga por medio desde la sección de Cultura. No sabe montar en bicicleta.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_