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arte / proyectos

Un proyecto llamado galería

ProjecteSD es una de las iniciativas más reconocidas del galerismo español, que huye de lo banal y apuesta por la cocción lenta de las ideas

Su mirada es independiente a modas, autónoma del contexto y atípica en el planteamiento. Silvia Dauder simboliza el alcance de la madurez profesional y crítica dentro del sector galerístico español. Abrió ProjecteSD rozando los cuarenta, con poca experiencia en el campo del arte aunque con una conexión internacional que era algo inusual en su generación. De esa virtud hizo su fuerte. También de la distancia crítica que durante años le había dado observar el mundo del arte desde el anonimato. Siempre ha sido asidua a exposiciones, centros de arte y museos, nacionales e internacionales, y siempre ha tenido muy cerca el mundo del arte, desde la labor artística de su hermana, Patricia Dauder, que no dudó en apoyar desde la esfera pública.

El resto fue una combinación de aciertos. “Inicié de forma algo casual el contacto con algunos artistas de la escena artística de Barcelona –explica-. El contacto con el mundo de arte me aportaba algo que en aquel momento no encontraba en ningún otro ámbito. Empecé a plantearme seriamente que quizá habría un espacio en el que yo pudiera encajar. La profesión de galerista me fascinaba y creí que encajaba con mi personalidad. Era un verdadero desafío pero soy una persona valiente, trabajadora, con algunas ideas y estaba dispuesta a intentarlo, muy consciente de que podía no salir bien. No involucré a terceras personas, el riesgo era todo para mí. Y así empecé, en el año 2003, sin mucho más, con mucha motivación, pero de forma discreta y decidida a hacer algo que no existiera en la ciudad”.

Después de casi quince años ha conseguido lo impensable: no parecerse a nadie. La suya es una nueva forma de afrontar el proyecto de una galería. Está centrada en el apoyo de artistas emergentes, nacionales e internacionales, que trabajan en su mayoría bajo líneas conceptuales. Además, se ha centrado en una de las actividades menos visibles de los artistas, el campo editorial, contando con un estupendo fondo de libros publicados de los artistas a los que representa. Silvia Dauder trabaja bajo parámetros personales, con una certera intuición y sin distancias con sus artistas. Es inspiradora para muchos y abandera la renovación generacional de las galerías nacidas a partir del 2000, por lo que se llevó en 2014 el premio de la Fundación Arte y Mecenazgo. Es crítica con la falta de crítica. También poco amable con los cumplidos y exigente con los detalles, y tal vez esté ahí el secreto de tan buena carrera. Mientras recorremos la exposición de Iñaki Bonillas, El triunfo de la vida solitaria, ahondamos en ella.

Siempre me pregunto si hay que singularizarse para tener éxito...

De alguna forma hay que destacar. Hay que hacer lo que uno cree. Las modas pasan y las emergencias también. Y los tiempos cambian. La capacidad de adaptación es importante, pero la identidad también lo es y ésta es una cualidad de fondo, que cuesta de construir y que es muy fácil perder. Es bueno ir sorprendiendo, experimentar siempre, e intentar no perder el control. El trabajo del galerista es muy dificil y puede ser muy duro. No debe caer en la rutina. Hay que buscar nuevas motivaciones siempre y seguir abriendo puertas.

¿Qué define una galería como ProjecteSD?

ProjecteSD se ha ido definiendo en el tiempo, learning by doing. Sinceramente, y aunque no suene muy profesional admitirlo, no había definido ninguna estrategia preconcebida, pero sí tenía claro lo que me interesaba y aquello que no quería ser. Quería diferenciarme, construir un programa que no se nutriera exclusivamente de artistas nacionales, así que tuve vocación internacional desde el primer día. Quería hacer de la galería un espacio que no fuera intimidatorio, donde se acogiera a los visitantes de forma clara y simple, dando información y explicaciones si estas eran bien recibidas. Quería introducir en la galería presentaciones de artistas, conversaciones, dar espacio a los libros. Quería actuar con autoexigencia y rigor y con máxima libertad. Desde el principio, la página ha estado en blanco, sin límites conceptuales, aunque por supuesto no todo ha sido posible, pero siempre es así en la vida, o casi siempre. Después de casi 15 años creo que ProjecteSD se define por su buen programa, su rigor y seriedad en las propuestas artísticas a los que la galería se vincula y su coherencia.

Háblenos del programa. ¿Por qué esos artistas y no otros? ¿Qué hilos conceptuales hay tras las exposiciones y los artistas con los que trabaja?

Hay muchísimos artistas buenos y con quien uno siempre quiere trabajar, pero no es posible o resulta muy difícil abarcar todo aquello que deseamos. En mi caso, unos artistas llevaron a otros. Tuve claro desde el primer día que quería apostar por el trabajo de Patricia Dauder y de Jochen Lempert. Estos fueron los dos primeros nombres que se unieron a ProjecteSD. La decisión de trabajar con mi hermana fue muy meditada. Podía ser mal leído pero decidí que si había defendido su trabajo desde el silencio, no podía ni debía dejar de hacerlo en el momento de fundar mi propia galería. Ví el trabajo de Lempert en el año 2000 y desde entonces lo tuve presente, incluso antes de saber que tendría una galería de arte. Su trabajo era totalmente desconocido en España y apenas conocido en Europa. La decisión fue absolutamente arriesgada en términos comerciales, pero ha dado resultado. Después vinieron Iñaki Bonillas y Pieter Vermeersch. Y en 2006 Matt Mullican, que nunca antes había trabajado con ninguna galería española. Y el otro artista consagrado por quien aposté fue Hans-Peter Feldmann. Desde 2009 en adelante se han unido a ProjecteSD artistas tan interesantes como Dora García, Asier Mendizábal y, muy recientemente la portuguesa, Ana Jotta. ¿Qué hilos conceptuales hay tras las exposiciones y los artistas con los que trabajo? Soy muy exigente con la calidad de las exposiciones que presentamos, pero todos los artistas saben que les doy carta blanca, pase lo que pase. Pero exijo un nivel alto y ellos lo saben. Intento sacar lo mejor de ellos pero también creo que el espacio de la galería se debe entender como un laboratorio en el que se debe experimentar. No todas las exposiciones serán perfectas pero a lo largo de la trayectoria del artista, especialmente de los que han ido creciendo con ProjecteSD, el relato que se construye es de mucha calidad. Me gustan las obras poco estridentes, poco ostentosas, que hagan pensar un poco o que al menos no sean aplastantemente explícitas. Defiendo que el arte no se tenga que entender, al menos a la primera.

¿Qué hace que el trabajo de un artista tenga calidad o no?

Si dejamos de lado el mercado (no siempre lo que el mercado promueve o consume es la calidad), la calidad en el arte puede encontrarse en varios aspectos. La originalidad puede ser una característica a valorar, pero no es imprecindible. Digamos que interesa que el trabajo del artista sea honesto, en el sentido de que exprese una búsqueda real, vivida y auténtica, sobretodo libre, no artificiosa o tendenciosa. Y que lo que el artista quiera decir (debe tener algo que decir) se consiga formalizar de la manera adecuada. Muchas buenas ideas artísticas no consiguen salir a la luz porque la formalización de la misma no es adecuada. Se olvida que la forma en el arte es muy importante y el artista debe dominarla. Pero el artista también tiene que arriesgar. Hay obras de arte que parecen más productos bien acabados que otra cosa. Hoy en día el arte se manifiesta en formatos tan hetereogéneos y diversos, y bien acabados y formalizados, que hay que estar muy atento para reconocer aquello que es de verdad. Y tampoco somos infalibles. El hecho de que el buen arte sea reconocido también depende, por supuesto, de que fluya por los canales adecuados. Y en esta tarea los buenos comisarios, historiadores de arte y directores de museos pueden ejerecer una labor importante.

En su práctica, huye de lo fácil y hasta parece que aboga por la dificultad. ¿A qué zonas de trabajo le lleva eso?

Sí, es verdad que suelo tender a lo que no me resulta fácil. Soy una persona muy inquieta y necesito que lo que hago me interese y me siga motivando. Me exijo mucho, pero también soy consciente de que el hacer lo difícil no necesariamente lleva a un mejor resultado, o no es la clave del éxito. Pero hay que hacerlo bien siempre. Estamos siendo observados y juzgados constantemente y cualquier fallo se lee muy mal. La crítica fácil está siempre ahí, lista para hablar. Creo que después de casi quince años de galería, lo que me interesa es seguir haciendo las cosas bien, sin grandes gestos, y más que crecer o expandirme, me interesa mantenerme a un alto nivel. Mi trabajo está en conseguir que esto sea posible. No me he propuesto nunca que ProjecteSD parezca más difícil por su programa o forma de hacer que otras galerías. Creo que se me ha etiquetado de difícil con demasiada frivolidad, el motivo lo desconozco. Nunca he pretendido cargar de intelectualidad mi trabajo y el programa de ProjecteSD. Pero, ¿qué interés tiene buscar el camino fácil? Nunca he funcionado así. En cualquier fase de mi vida he tenido que esforzarme mucho, y ello ha dado algún resultado.

Es muy crítica con la falta de crítica. O el abuso. ¿Sabemos decir lo que pensamos? ¿Sabemos hablar de arte desde la crítica de arte?

Sí, falta crítica. Y casi nunca decimos la verdad completa. Quizá debe ser así para sobrevivir. Nos cuesta argumentar una opinión contraria sin dejar de respetar al contrario y esto es malo. En las escuelas no nos educan a preguntar, cuestionar, a hablar delante de otros, no nos enseñan a atrevernos a dar opiniones y a aceptar que éstas no gusten o coincidan con las de los demás. La sociedad actual no practica mucho la autocrítica, se suele leer como algo negativo, y creo que es todo lo contrario. Hay un gran vacío en la crítica de arte, se profundiza poco, se escribe con poca pedagogía, lo cual no vendría mal. Y echo de menos muchas veces el hablar clara y sencillamente sobre arte. También echo de menos que las pocas críticas que aparecen no se mojen un poco más. A veces es bueno decir si una exposición tiene calidad o no, pero claro hay que saber decirlo, con buenos argumentos, sin intereses y de forma siempre constructiva. Hay que admitir que no hay espacios en la esfera pública para que esto se haga. Hay mucho de lo mismo, un exceso de información poco útil. Y la cultura en nuestro país siempre está en la última fila, desgraciadamente.

Y a nivel social, ¿se entiende lo que es e implica una galería?

No. Creo que socialmente el trabajo del verdadero galerista no se entiende. Se le sigue viendo como un marchante de arte, un puro intermediario que no aporta mucho y que básicamente comercializa arte. Es una idea algo arcaica. Hay mucha desinformación que viene por una falta de interés, no premeditada, pero que es palpable. Lo he dicho muchas veces y en muchos casos esto genera disgusto. No está normalizado en la sociedad ir a ver arte y visitar las galerías. Al galerista se le ve como a alguien que hace poco y gana dinero con sus artistas. Y no es así para nada. Se sigue viendo el arte y al galerismo como un sector elitista. Es verdad que para comprar arte hay que tener cierto poder adquisitivo, pero este no es el motivo por el cual sigue siendo un sector de interés minoritario. Hay poca cultura y poca tradición de “consumo” de arte contemporáneo. Cualquier persona puede vincularse al arte, sin necesidad de comprarlo. Estamos abiertos a todos, pero los verdaderamente interesados siguen siendo pocos. Soy consciente de que la percepción y la comprensión del arte contemporáneo puede resultar difícil. Pero hay que practicar para que las agujetas desaparezcan. El lenguaje del arte es maravilloso y no hay que ser ningún experto para interactuar con el mismo. No hay que tener miedo de no entender a la primera, todo lo contrario, creo esta es una cualidad de nuestro trabajo. Afortunadamente no todo tiene que cuadrar y tener una explicación directa y única.

Hablemos de precariedad. ¿La hay en el campo de las galerías?

Sí, el trabajo en la galería puede ser precario en muchos momentos, evidentemente por falta de recursos. La galería cubre tantas áreas de trabajo distintas que tenerlas todas optimizadas es complejo. Y más hoy en día, momento en el que estamos todos algo abrumados con la globalización y las nuevas formas de comunicación. No se puede llegar a todos los sitios, y quizá no se debe. Pero esta es una decisión personal, que cada profesional puede afrontar de formas distintas. En su mayoría, las galerías suelen tener equipos reducidos, a menudo insuficientes. La gestión de una galería es la constante lucha entre la especialización y la generalización de sus tareas. Por un lado, conviene contar con profesionales que hagan muy bien una sola tarea, pero a la vez es vital contar con personal adaptable y que pueda cubrir muchas áreas. Es muy difícil lograr mantener un mismo equipo de trabajo a lo largo de los años.

¿Y el coleccionismo? ¿Sabemos por qué no es más fuerte?

Puede ser que las capas sociales que pueden apoyar o finaciar al arte, no tengan o hayan perdido el interés. A pesar de hay algunos pocos pero muy buenos ejemplos, no hay un coleccionismo privado fuerte en arte contemporáneo porqué no se acepta que uno se puede equivocar. Hay que arriesgar más y todo empieza por apoyar al arte que no está aún legitimado y que no es caro. Pero siempre digo que ésta es una elección libre. Cada uno hace con su dinero lo que quiere. Hay que tener más curiosidad y mirar, buscar, leer. Todo viene de la falta de educación, del poco gusto por la cultura y del poco contacto con el arte. Yo llevo quince años intentando trabajar en este sentido y veo que la dificultad para intentar aumentar el número de personas interesadas y potencialmente "coleccionistas" es enorme . El verdadero amante del arte y el verdadero coleccionista no necesita eventos ni inauguraciones, solo le hace falta estar con los ojos abiertos y mirar, mirar y mirar. Pocos lo hacen. Muchos coleccionistas dicen que coleccionar es como una enfermedad. Quizá es verdad, pero que se trate como algo "anómalo" a lo mejor no conviene. La constancia y la regularidad en el coleccionismo son esenciales para que crezca. Y todos debemos poner de nuestra parte, a través de las herramientas que tengamos en nuestras manos.

Haz un diagnóstico de la escena artística en Barcelona.

Creo que son momentos de dispersión, algo difíciles a nivel institucional. Venimos arrastrando años de déficit económico en la financiación de instituciones artísticas y eso sin duda ha tenido consecuencias. Pero no solo en Barcelona. A nivel de galerías, hay algunas nuevas iniciativas, pero falta ver si se van a consolidar. Han surgido iniciativas privadas, fundaciones interesantes que espero se mantengan en el tiempo y crezcan en sus propuestas artísticas. La escena artística en Barcelona nunca ha sido enorme, pero creo que hay artistas muy ligados al contexto catalán o barcelonés en un muy buen momento, como Ignasi Aballí, gracias a su propio trabajo y al de sus fieles galeristas Toni Estrany y Àngels de la Mota, y su buen trabajo de tantos años. Veremos en breve como afecta la situación política actual al sector artístico. Deberíamos ser capaces de sobrellevarlo sin pesimismo y sin dejar de trabajar. Sinceramente espero que el poco coleccionismo privado e institucional que tenemos siga activo y apoyando a las galería catalanas que tanto aportamos dentro y fuera de Barcelona.

Y España, ¿qué papel juega a nivel internacional?

Hay puntas y momentos, pero sigue jugando poco. O al menos a mí me gustaría que jugara un mejor papel. Pero hay presencia de artistas y profesionales del arte en muchos países del mundo y de ellos se habla poco. Y por supuesto casi nunca se menciona que hay galerías que llevamos ya unos cuantos años con presencia en las mejores y más prestigiosas ferias del mundo. O llevando nuestro trabajo a exposiciones en centros internacionales reconocidos, fuera de España. A veces no nos queremos enterar de lo que sucede sobretodo si no es reluciente y vendible. Tenemos que ser conscientes que siempre lo tendremos más difícil que otros países con mayor tradición, mejores estructuras y una mejor y más solida red. Pero no olvidemos que hay problemas en todos los sitios. No nos queda más remedio que hacerlo mejor que nuestros competidores internacionales. Importar siempre es más fácil que exportar. Y es fundamental que el apoyo al arte español empiece por nosotros mismos.

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