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The Walking Dead 8
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

‘The Walking Dead’, a por la remontada

El estreno de la octava temporada deja signos de que la serie no está perdida del todo. ¿Logrará volver a ser lo que fue o en los próximos capítulos se certificará el declive?

Andrew Lincoln como Rick Grimes en la octava temporada de 'The Walking Dead'.
Andrew Lincoln como Rick Grimes en la octava temporada de 'The Walking Dead'.
Álvaro P. Ruiz de Elvira

Sin hacer tanto ruido como hace un año, The Walking Dead ha vuelto con ganas de mostrar que la aburrida séptima temporada es remontable. O al menos así parece apreciarse en el primer capítulo de la octava temporada, Mercy, una mezcla de la acción que se echaba de menos con el planteamiento de posibles nuevos caminos. Un buen inicio, pero sin tirar cohetes y con un momento de esos en el que no entiendes por qué el personaje principal hace una cosa y no la otra (no daré más detalles para no destripar el asunto, pero implica al protagonista, Rick, y al padre Gabriel en un momento de mucha urgencia).

La acción comienza semanas o meses, no queda claro, después del final de la anterior temporada. Rick y sus aliados están ya listos para enfrentarse a Negan y sus secuaces. Y este primer episodio va de eso, de la primera incursión contra el mal. Pero entre medias se mezclan imágenes de otros dos momentos: de un Rick sudoroso, en primer plano, que parece estar sufriendo, pero no se sabe por qué (queda por ver si esta incógnita se resolverá en el segundo capítulo o tendremos que esperar unos cuantos más). Y de un Rick del futuro, más mayor (no mucho más, porque aparece su hija Judith con seis o siete años), que vive en una comunidad de forma placentera con Michonne y sus hijos, aunque no queda claro si esto es un sueño, un deseo de ese Rick atormentado y sudoroso, o cualquier otra trampa que hayan preparado los guionistas.

La mezcla de estos tres momentos temporales (o imaginarios), con la acción y el poder ver a los personajes principales menos dubitativos y con ganas de acción deja con ganas de más, algo que no pasaba con el tramo final de la temporada anterior. Pero no se resuelve la duda que a muchos nos atormentaba: ¿será capaz The Walking Dead de remontar el vuelo o estamos antes su declive? Al final, esto es una serie de zombis, y lo que queremos ver son situaciones extremas, acción y entender mínimamente a los personajes y sus motivaciones. No pedimos mucho más.

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