Qué hago yo viendo esto
Habrá quien diga, "¿por qué no apagas la televisión y dejas de quejarte?". Existe esa opción. Pero soy adicta a la televisión
Me van a disculpar que, ya que estamos en verano, les hable en primera persona. Va siendo hora de hacer una confesión: hola, me llamo Natalia y soy adicta a la tele. Me temo que la cosa empezó a edad muy temprana. Soy de la generación de Espinete. Cuentan que, después de la guardería, veía una y otra vez los programas de Barrio Sésamo que me grababa mi madre. También jugué en la calle, no crean (poco, pero lo hice), pero la televisión tenía algo. Luego vinieron Los diminutos, Oliver y Benji, Pipi Calzaslargas, Heidi... Vamos, que eso de ser teleadicta me viene de lejos.
Ahora, entre series de HBO y algún programa sesudo, con demasiada frecuencia me encuentro preguntándome qué hago yo viendo esto. Confieso que he seguido Supervivientes (no he visto todo, es imposible, no creo que nadie lo pueda hacer) y me he descubierto hablando de José Luis, Alba o Laura como si fuera gente conocida por todos.
Ver Supervivientes no aporta nada a la vida y, sin embargo, ahí ha estado, consumiendo horas y horas de mi tiempo. Lo mismo que la serie Nashville. Porque no crean que solo los realities cruzan la línea del placer culpable. Con las series también asalta con frecuencia esa terrible sensación de "otra hora de mi vida que he tirado a la basura". Este culebrón con música country perdió el rumbo hace mucho tiempo, pero a algunos nos tiene todavía fieles a la cita semana tras semana. Imagino que es algo parecido a lo que sienten los fieles a Anatomía de Grey, los que han terminado el revival de Prison Break o los que se han enganchado a Madres forzosas. Lo mejor es aprovechar estas horas para planchar o revisar el correo a la vez. Porque cuando piensas fríamente la cantidad de tiempo que hemos perdido... ¡Si incluso vi completa la resurrección de Héroes!
Ojo, que la pregunta de qué hago yo viendo esto también puede asaltar con títulos de reconocido prestigio. Cada semana me pregunto lo mismo mientras veo Twin Peaks. Pero esto es otro tema. Y muy espinoso.
Habrá quien diga, "¿por qué no apagas la televisión y dejas de quejarte?" Existe esa opción. Pero recuerden lo que he dicho: soy adicta. Eso sí, el primer paso, el reconocimiento del problema, ya lo he dado.
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