Menos elitismo para Valencia
La coalición que gobierna la tercera capital de España rompe con la cultura de los grandes eventos, recupera su memoria histórica republicana y descentraliza la cartelera cultural
La Valencia de Prada, de la Copa del América de Ernesto Bertarelli, o del patrón de la F-1 Bernie Ecclestone murió con la salida del PP de Rita Barberá del gobierno local tras las elecciones municipales de 2015. La cultura del evento y la alfombra roja, que los populares pusieron en un pedestal, ha dejado paso a otra menos elitista, descentralizada —ha salido del centro de la capital para salpicar los barrios— y orientada a los artistas locales. En dos años de gestión, la política cultural de la nueva coalición de Gobierno, que conforman Compromís, socialistas y una suma de Podemos e independientes (València en Comú), se ha centrado en recuperar la memoria histórica republicana de la capital, salvar el patrimonio de barrios como El Cabanyal, y democratizar los espacios culturales.
El cambio político creó grandes expectativas en Valencia. La ciudad estaba ansiosa de cambios y esa agitación ha estallado en profusión de conciertos, festivales y manifestaciones culturales, muchas promovidas por ciudadanos o colectivos y apoyadas por el Ayuntamiento. Valencia está hiperactiva. “La ciudad tiene muchas más actividades que antes; es imposible ir a todas”, señala el conocido arquitecto y crítico de arte valenciano Tito Llopis. Las rutas turístico-culturales han cogido fuerza con la incorporación de Valencia al programa de la Unesco que promociona la Ruta de la Seda, o la declaración de las Fallas como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, si bien la candidatura venía de la etapa popular con el apoyo socialista y no es mérito solo del Gobierno de Joan Ribó.
Al calor del aniversario de Valencia como capital de la Segunda República —se cumplen 80 años—, el Ayuntamiento se ha volcado en recuperar un pasado republicano que los conservadores ignoraron. Acaba de inaugurarse la reconstrucción y rehabilitación del refugio antiaéreo donde más de 700 personas se refugiaron de los más de 400 bombardeos que sufrió la capital en la Guerra Civil. La concejal de Cultura de Valencia, Glòria Tello, se propone reconstruir otros refugios y señalizar hasta 30 edificios catalogados como emblemáticos en aquellos tumultuosos años. Pronto se renombrarán unas 40 calles y plazas de reminiscencia franquista y en 2016 el balcón del Ayuntamiento acogió una cabalgata laica republicana de las tres reinas magas —Libertad, Igualdad y Fratenidad —, que creó polémica
Uno de los recintos emblemáticos de la capital, el Palau de la Música de Valencia, se ha abierto a nuevos públicos con conciertos de pop-rock y, en general, el tripartido ha querido dar visibilidad a la música en valenciano, marginada en anteriores épocas. El deseo del Ayuntamiento de abrir a colectivos y asociaciones salas de exposiciones municipales está pendiente, pero la fiesta de Fin de Año, con campanadas incluidas, que la concejalía de Cultura Festiva ha organizado dos veces consecutivas en el centro de la capital, se ha consolidado con la asistencia de miles de personas.
El Gobierno de Ribó no ha conseguido que el CaixaForum, proyectado en la capital valenciana, se quedase en el edificio de los Docks de la Marina de Valencia, como propuso, sino en El Ágora de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, como quería el presidente de la Generalitat, el socialista Ximo Puig. Otro hito de la coalición ha sido la recuperación de la gestión directa de uno de los teatros municipales, El Musical, situado en el barrio de El Cabanyal tras la mala experiencia con el productor José Luis Moreno, a quien se adjudicó la explotación en tiempos del PP.
“Todo va demasiado lento. El Ayuntamiento debería hacer un esfuerzo y acelerar las inversiones porque la gente tiene muchas ganas de cambios”, opina Llopis, quien subraya la efervescencia cultural que vive la ciudad. Para los populares, en la oposición, el balance es pobre: “Única y exclusivamente se han dedicado a conmemorar la Guerra Civil y la República y a ponerle un acento innecesario al nombre de la ciudad”, critica su portavoz, Eusebio Monzó, en referencia al cambio de denominación oficial de la capital, que ahora es en lengua autóctona: València.
No más derribos en El Cabanyal
Los colectivos vecinales de El Cabanyal, un símbolo de la resistencia ciudadana contra los planes de derribo del Ayuntamiento del PP, vieron la luz tras el vuelco político en la capital. Los tres partidos de la coalición de Gobierno —también Ciudadanos— se comprometieron en plena campaña electoral a que una de sus primeras medidas sería paralizar el plan urbanístico que partía en dos el barrio para prolongar una gran avenida hasta la playa, y la cumplieron. “Se acabó eso de comprar casas para luego derribarlas”, anunció el alcalde.
Casi dos años después, el Consistorio ha encargado un nuevo planeamiento urbanístico, ha conseguido que la Unión Europea financie parte de un plan de desarrollo socioeconómico para la zona, y comienza en estos momentos obras de saneamiento. Los vecinos están cansados y piden más celeridad en las actuaciones municipales para mejorar el barrio. El Consistorio, con decenas de propiedades municipales en la zona, las está sacando a la venta poco a poco para evitar un proceso de gentrificación descontrolado. “Para nosotros, el Cabanyal es patrimonio material pero también inmaterial y si vendemos de golpe todas las propiedades municipales nos arriesgamos a que pierda su identidad”, concluye la concejal de Acción Cultura, María Oliver.
A favor y en contra
LES APLAUDEN POR... Haber recuperado la memoria histórica con la reconstrucción de refugios de la Guerra Civil y cambiar el nombre de medio centenar de calles con resminiscencias franquistas. Han descentralizado y democratizado la cultura por barrios y abierto espacios municipales para exposiciones de asociaciones y colectivos. Bajo el nuevo Consistorio se han declarado las Fallas como Patrimonio de la Humanidad. También se ha gestionado directamente uno de los grandes teatros de la ciudad, El Musical, y se ha redactado un nuevo plan para conservar el patrimonio del barrio marítimo de El Cabanyal.
SON CRITICADOS POR... La lentitud con que se suceden los compromisos de la coalición de Gobierno. La oposición les ha criticado por haberse dedicado únicamente a conmemorar la Guerra Civil y la República y denuncia que la remunicipalización del teatro El Musical no es tal. Además critican a Joan Ribó por no apoyar con su presencia actos y tradiciones de arraigo popular como el Corpus Christi, la Semana Santa Marinera y la negativa a que la bandera valenciana (senyera) entre en la catedral para un oficio religioso el 9 de octubre, día de la Comunitat Valenciana.