_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Corruptores

La serie '1992' es el mejor manual audiovisual sobre la corrupción en el que la ficción permite y coadyuva a una comprensión más eficaz de la realidad

Ángel S. Harguindey

El 28 de mayo de 2015 Canal+ estrenaba una serie italiana: 1992 (Mille novecento novantadue), 10 capítulos en torno a la perversa relación entre el poder político y el poder económico. Ahora se puede revisitar en Movistar Series Xtra. Es el mejor manual audiovisual sobre la corrupción en el que la ficción permite y coadyuva a una comprensión más eficaz de la realidad.

Fue un año esencial en Italia. Comenzaron las investigaciones judiciales de Manos Limpias (nada que ver con su homónimo español, un burdo sarcasmo), resurgió la demagógica Liga del Norte y nació el proyecto de Forza Italia del omnipotente Silvio Berlusconi. Y un añadido italiano: la Mafia siciliana asesinó al juez Giovanni Falcone. Fue un año en el que, como declaró en su día el protagonista y autor de la serie Stefano Accorsi a EL PAÍS, "nos dimos cuenta que en Italia sucedió de todo".

En uno de sus primeros capítulos hay una frase clave: "En Italia no se pueden hacer negocios sin los políticos". Ni que decir tiene que 25 años después de aquel 1992 esa frase ha traspasado las fronteras y la "tangentópolis" es ya comissiópolis, mordidapolis o como quiera etiquetarse a la constante presencia de la corrupción, ese vínculo entre la codicia y la prepotencia.

En la serie italiana todo resulta familiar, próximo. Nos hablan de los grandes constructores y de su capacidad corruptora, de comisiones del 5% por obras públicas, de recalificaciones, de jueces que anteponen su dignidad profesional a los intereses de partido y, curiosamente, no nos hablan de ministros de Justicia que se han convertido en comentarista estrella de las sentencias judiciales en lugar de mantener la debida neutralidad del silencio. La otra característica de las investigaciones italianas es que centraron el foco en primer lugar en los corruptores, en quienes sobornaban a particulares y partidos. Fueron ellos los que acabaron involucrando a los corruptos. Nada que ver con el sacrosanto respeto al poder económico español.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_