_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Joya encapsulada

Es necesario que veas 'American Bitch', el brillante último episodio embotellado de 'Girls'. Puedes hacerlo aunque nunca hayas seguido la serie

Héctor Llanos Martínez

No importa que nunca hayas seguido Girls. Debes (y puedes) ver uno de sus últimos capítulos. Se titula American Bitch y plantea en menos de media hora espinosas cuestiones sobre el abuso de poder masculino que enfrentan las mujeres jóvenes. También habla con valentía de esos gestos que a menudo conducen a la agresión sexual y que casi todos, por distintas razones y sin diferencia de género, toleramos. Es posible verlo ya porque se trata de una entrega aislada, que apenas depende de la trama desarrollada en las cinco temporadas anteriores de la serie de Lena Dunham. El que es uno de los momentos televisivos del año surgió, curiosamente, porque sus productores necesitaban ahorrar dinero.

Este tipo de episodios suelen contar con pocos escenarios y no muchos personajes. Se les denomina “embotellados” —bottle episodes— y existen desde que Star Trek triunfaba allá por los años sesenta, cuando los efectos especiales necesarios para la ciencia ficción eran costosos y precarios. Esas circunstancias especiales alivian el presupuesto y obligan a sus responsables a desvincular el relato del resto de la historia. A cambio, construyen una especial atmósfera narrativa. Es la necesidad hecha virtud trasladada a la pequeña pantalla.

El reciente capítulo de Girls comienza con Hannah, su protagonista, acudiendo a una cita con un escritor de éxito en plena crisis de mediana edad, al que acusan de forzar encuentros sexuales con algunas de sus inexpertas admiradoras. Él ha invitado a la veinteañera a su lujoso apartamento neoyorquino para discutir sobre un crítico artículo al respecto que ella ha firmado en un blog feminista. En ese momento da inicio entre ellos una batalla dialéctica y una compleja dinámica psicológica propia del mejor teatro.

Por fortuna, la comedia de HBO nos ha acostumbrado a casi una botella por año. En ellas potencia una de sus mejores virtudes: generar relevante debate social en internet. Sus espectadores sienten la necesidad de acudir a foros digitales como Reddit a leer las impresiones ajenas y a compartir las propias nada más aparecer los títulos de crédito. Con este invento ganamos todos.

Aunque no es necesario seguir la serie para apreciar este American Bitch, a quien conoce el universo Dunham le es más sencillo disfrutarlo por completo. Primero, porque sus testimonios ficticios son el eco del discurso público de su conocida actriz, directora y guionista y están salpicados de sus datos autobiográficos. Además, establece un juego de espejos con el primer bottle episode de la serie. One Man's Trash exploraba la complicidad y sana atracción entre dos personas de generaciones distintas.

También había cápsulas como estas en El ala oeste de la Casa Blanca, esa obra maestra de los diálogos escrita por Aaron Sorkin que se recreaba todavía más en ellos en 17 people. Un claro ejemplo de la autonomía de este tipo de capítulos es The Suitcaise, de Mad Men. Para los iniciados en la serie de AMC, es el momento culminante en la relación de Don Draper y Peggy Olson, cuando comparten a solas una noche de trabajo en las oficinas de Sterling Cooper; para los neófitos, es el brillante y complejo retrato de la amistad platónica entre un ambicioso publicista del Nueva York de los años sesenta y la mujer que se ha convertido en su inesperada heredera profesional. Son películas en formato corto que para presentan el producto funcionan mucho mejor que un episodio piloto.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Héctor Llanos Martínez
Redactor especializado en nuevas narrativas audiovisuales (streaming, pódcast, redes sociales) y en el género documental, con varios años como autor del blog 'Doc&Roll'. Formado en Agencia Efe y elmundo.es, antes de llegar a Verne y la sección de Madrid de El País, escribió desde Berlín para BBC, Deutsche Welle, Cineuropa, Esquire o Yorokobu.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_