Reírse tiene su historia

Felipe II tenía 32 años cuando se casó con una adolescente de 13, la francesa Isabel de Valois. Corría 1559 y el objetivo era firmar la paz con Francia (el Tratado de Cateau-Cambresis). La boda se celebró por poderes (el duque de Alba, Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel, representó al monarca). Siete meses después, cuando la joven reina llegó a España, no hubo consumación real (ni oficial) del enlace porque a Isabel no le había venido la regla. Aquello llegó a convertirse en un asunto de Estado. La alianza dependía de que el rey tuviese un heredero. Hubo que esperar casi un año para su primera menstruación. Ese día llegó al final, y la noticia se hizo de manera oficial: 11 de agosto de 1561, nueva noche de bodas. Casi 456 años después, historias como estas contará Joaquín Reyes todos los miércoles (22.00) en el canal #0 de Movistar +.

“La historia en pequeñas historias entra muy bien”, dice el presentador del nuevo programa Cero en historia. “Tendemos a pensar que es un rollo, pero si tienes un poco de interés te das cuenta de que es muy divertida”, añade. El formato supone otra apuesta por el humor, una de las claves de la cadena. “Nos funciona en resultados”, observa Fernando Jerez, director de #0, “es un posicionamiento que queríamos hacer y creo que lo estamos logrando”.

El espacio, que también tiene su parte de concurso, conjuga el espíritu del recordado Waku Waku de TVE con uno de los baluartes del canal privado, Ilustres ignorantes. Al lado de Reyes estarán siempre sentados el humorista chanante Raúl Cimas; el guionista de El hormiguero Juan José Vaquero; la excolaboradora de Zapeando Sara Escudero y la cómica Silvia Abril (Late motiv, Tu cara me suena). Y, con ellos, un juez que cambiará cada semana. En el primer programa, emitido el pasado día 1, ese papel lo jugó el humorista Javier Cansado; hoy será la escritora Elvira Lindo.

Ellos serán los encargados de repartir los puntos en las distintas pruebas en que participarán los cinco: El fotomatón, que abrirá un debate sobre lo que esconde una fotografía histórica; El trampantojo mierder, donde los participantes tratarán de descubrir elementos extraños en lienzos de Velázquez, Goya, Botero… o Cachivaches imposibles, en torno a quién inventó y para qué sirven los objetos más raros.

La mayor prueba, quizá, es montar y desmontar en 24 horas el plató, ubicado en el castillo de Sigüenza (Guadalajara), a unos 130 kilómetros de Madrid. La fortaleza, ahora parador de turismo, acoge los lunes en una inmensa sala el escenario de la grabación. Las cuatro columnas que dominan la sala están decoradas con banderines grabados con las caras de los humoristas; en el centro del plató, seis asientos sin respaldo, y a su lado, tres gradas para el público. De espaldas a los protagonistas, una chimenea sobre la que reza el lema “Alea Mandanga Est”.

El programa cuenta con muy poco guion, más allá de las pruebas en sí. Los datos, las fotos, las curiosidades y la enciclopedia corren a cargo del equipo que encabeza la periodista Nieves Concostrina. Luego llegan los humoristas y es otra historia. Todas son ciertas, no andan los tiempos como para inventarlas.

El programa surgió en la televisión belga. “Nosotros sabemos la historia de los Países Bajos, pero no la decimos porque no nos gusta presumir”, dice Reyes. “Estos concursos son muy útiles porque amplías el conocimiento con cosas interesantes a modo de juego”, remata Cimas.