Somos frontera
Rubén Ramos Balsa protagoniza en el MAC su más completa exposición, centrada en la construcción y rigidez de nuestro pensamiento
Frente a las obras de Rubén Ramos Balsa (Santiago de Compostela, 1978) advertimos la dificultad de medir e interpretar el tiempo. Una experiencia que mantiene expectante al que observa, en suspenso, contenido en una práctica básicamente corpórea. Porque sus piezas nos recuerdan que somos frontera, seres líquidos, fluctuantes. Con esta intuición parte el recorrido de El doble de la mitad, la exposición individual más completa del artista realizada hasta la actualidad, que trata de ser un camino experimental, un lugar mediado para pensar acerca de la construcción y rigidez de nuestro pensamiento en convivencia con otras lógicas. El espacio escénico potencia el cruce de diálogos entre trabajos de los últimos 15 años, en anotaciones y materiales que el comisario Juan de Nieves dispone para examinar, describir y reactivar conceptos con la actualización de obras clave en su trayectoria como es la versión de la instalación Soplar (2003-2007), que ya pudimos ver en la 52ª Bienal de Venecia. Son procesos e investigaciones que componen nuevos enfoques.
Independientemente de la estimable selección de piezas, la exposición trata de ser fiel a una forma de reflexionar el mundo. Dibuja un artista obstinado, insistente en investigar sobre lo visual asumiendo en sus razonamientos erudición, extravagancia y poesía. La substancia artística late para procurar salvar una verdad que va más allá de diferencias argumentales entre arte y ciencia, una sinceridad procesual que narra memorias históricas, documentos de vida y arte. Las fotografías y audiovisuales son herramientas idóneas para depositar este tipo de descripciones, por ejemplo en torno a conceptos como la cosmología, la línea de horizonte y el agua, que articulan la mayor parte de los trabajos presentados, en el océano infinito de Clase Mar, en On the Edge of Water o en la conexión líquida de Vasos comunicantes. La intención, tomar conciencia de lo contrario, de lo inaccesible. ¿Cómo distinguir las imágenes de 100.000 millones de errores? El juego supone para Ramos Balsa la posibilidad de introducir en cada trabajo la sorpresa, la teoría, la paradoja, también el precipicio, para establecer tensión entre lo real y lo imaginario, entre lo intelectual y lo manual. Poder partir y regresar, quizás avanzar, respecto al arte, en un trabajo inspirador que reúne inteligencia y delirio para reactivar la gramática del arte.
Rubén Ramos Balsa. ‘El doble de la mitad’. MAC. A Coruña. Hasta el 30 de abril de 2017.
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