Visiones sutiles
El veterano venezolano Carlos Cruz-Díez y el uruguayo Carlos Maggi muestran en Madrid sus analíticas instalaciones ambientales
Coinciden en los dos locales de la madrileña galería Cayón un par de grandes artistas latinoamericanos de diferente país y generación, pero parejo espíritu sutil: el veterano y muy afamado venezolano Carlos Cruz-Díez (Caracas, 1923), un puntal histórico del optical art, y el mucho más joven uruguayo Carlos Maggi (Montevideo, 1957), que alcanzó una merecida proyección internacional con su instalación en el pabellón de su país en la pasada Bienal de Venecia de 2015, ahora recreada desde una nueva perspectiva en nuestra ciudad. Ambos nos plantean sendas instalaciones ambientales de corte analítico, aunque la de Cruz-Díez esté más orientada al desglose del efecto cinético de la percepción de la luz, mientras que la del segundo apure más la reflexión conceptual de cómo se mira hoy el arte y su implicación social.
Al margen de las diferencias entre ambos, es curiosa su reunificación ambiental en un proceso que definiría como, en efecto, de decantación sutil, un poco entre la física y la química sacras, por no decir alquímicas, en el que uno, Cruz-Díez, en su sesudo proceso de extraer la esencia del color, que no sólo es la luz, sino su versátil movilidad, arriba a la danza, mientras que el otro, Maggi, se empeña en llevar a un atisbo de consciencia lo que vemos sin ver: el de ese algo, aturdidos entre la reflectividad de las pantallas informativas, que se nos escapa y revela nuestra situación de zombis miopes, atentos a todo menos a lo fundamental. En cualquier caso, para terminar con las afinidades electivas, hay entre ambos artistas un trasfondo lúdico que consiste en entregarnos o, quizás, mejor, devolvernos el prodigio del juego que aligera la pesadez del mundo cada vez más insoportable por su creciente simplificación.
Se adentra uno en el espacio de Cruz-Díez, entreverado por un festival de proyecciones luminosas, y se zambulle de mil formas en un espectáculo que se aviva con nuestra presencia, no solo haciéndonos disfrutar del espacio cromáticamente inseminado, sino siendo agentes de su activación. Esta involucración del espectador transformado en protagonista también se da en la instalación de Maggi, pues vemos cómo los asistentes al pabellón de Uruguay en Venecia veían, con mayor o menor fortuna, los minúsculos señuelos que repartió el artista por sus aparentemente vacías paredes, con lo que su actual recreación nos convierte en imprevistos observadores de esa búsqueda visual de otros; o sea: vemos ver, un ejercicio de sutileza física y conceptual, o, si se quiere, de reflexión.
Cruz-Díez. Cromointerferencia’ Galería Cayón. Blanca de Navarra, 9. Madrid. Hasta el 28 de enero de 2017.
Marco Maggi. Global Myopia (Language in Residence). Galería Cayón. Hasta el 25 de febrero de 2017.
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