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Juan Diego Botto: “Aquí sería impensable una serie con un asesino y una alcohólica como protagonistas”

El actor protagoniza junto a Michelle Dockery la serie de TNT 'Buena conducta'

Juan Diego Botto, en una imagen promocional de 'Buena conducta'.
Berta Ferrero

Juan Diego Botto (Buenos Aires, 1975) recibió de sus agentes de EE UU el guion de Buena conducta y le atrapó. Eso es lo único que pide, que la historia le seduzca. Hasta ese momento su carrera oscilaba entre el teatro y el cine, entre la actuación, la dirección y la escritura, y algún papel esporádico en televisión. Se grabó un vídeo en casa y lo mandó al casting. Buscaban un actor extranjero para interpretar al coprotagonista de la serie que se estrena esta noche TNT (22.30). A las dos semanas le dijeron que volara a Los Ángeles. Allí le hicieron el test de química, para ver si saltaban chispas en la pantalla entre él y la actriz principal, Michelle Dockery (lady Mary en Downton Abbey). "Entras en una habitación con 25 personas, con toda la presión añadida, y solo te dicen 'puedes empezar'. Pero lo cierto es que nos lo pasamos muy bien".

Las chispas saltaron y Botto se enfundó la piel de Javier, un asesino a sueldo con raíces argentinas "que aparte de matar a gente por dinero es un buen tipo que tiene una relación muy particular con una mujer", explica el actor sobre este thriller cargado de altas dosis de seducción, engaños y crímenes. Dockery es Letty Dobesh, una ladrona alcohólica que acaba de salir de la cárcel y quiere reconducir la relación con su hijo de diez años que vive con su abuela. Pero el caos regresa a su vida cuando se entera de los planes de Javier, contratado para matar a una inocente. Cuando los caminos de ambos se cruzan surge entre ellos una extraña química que les llevará a una espiral de caos, sexo, violencia y pasión.

Con ese argumento arranca Buena conducta, donde Botto, que lleva actuando desde que tenía ocho años, se estrena en una serie en EE UU. "Bueno, prácticamente era la primera vez que me presentaba a una serie en general. Y no estaba muy acostumbrado a desconocer el planteamiento, el nudo y el desenlace antes de empezar a rodar".

Y no es que Botto hubiera cerrado las puertas a la televisión para centrarse en el teatro y el cine. "Simplemente no había coincidido que yo estuviera libre y que hubiera un proyecto que me interesara. Te tiene que gustar mucho algo para firmar un contrato que, si funciona, va a durar varios años. Da mucho vértigo, te tiene que convencer. Y ahora ha pasado". Así que cogió el avión y decidió enfrentarse a varios retos. "Ha sido muy novedoso tener que estudiarme cada nueve días unas 45 páginas nuevas, y encima en inglés. Porque aunque soy prácticamente bilingüe no deja de ser otro idioma. Hay cosas que necesito traducir para ver cómo resuenan en mí como actor. Y eso hace que el proceso sea más lento. Nunca sentí la presión, pero aun así la televisión tiene un ritmo diferente".

También lo tiene el trabajo en la televisión estadounidense, con una industria "engrasada y monumental". "La diferencia fundamental con España es el dinero. Allí se invierte más, con lo que los guionistas tienen más tiempo para trabajar, los directores más tiempo para preparar y nosotros más tiempo para ensayar. Además, es un país con 400 millones de habitantes y eso permite diversificar mucho la oferta. En España hay tres canales que generan ficción. Y si tienes todo el mercado garantizado lo normal es que seas conservador. Aquí sería impensable una serie con un asesino y una alcohólica como protagonistas".

El actor, con nacionalidad argentina y española, reside en Madrid desde que tenía tres años, cuando su madre, Cristina Rota, aterrizó con él y su hermana, María Botto, huyendo de la dictadura de Videla. Siempre ha tenido debilidad por los temas sociales y admite que podría ser el momento idóneo para hacer una especie de El ala oeste de la Casa Blanca a la española. "Una serie política de nuestra realidad sería fantástica. Hemos vivido, sobre todo a partir del 15-M, una repolitización de la vida cotidiana. Sería un buen momento para hacer una serie sobre cómo funciona realmente un Gobierno. Cualquier trama política funcionaría".

Incluso propone aquellos personajes que, según él, generarían interés y que le encantaría encarnar. "Felipe González sería impresionante para interpretar. Ese giro desde la chaqueta de pana... Tiene todos los ingredientes para hacer una impresionante serie de televisión. Pablo Iglesias también es un gran personaje. Tiene la cosa de lo inesperado. Le ves la espalda encorvada, como esa responsabilidad encima... y como que dice '¿en qué lío me he metido?'. Yo lo encararía desde ahí".

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Sobre la firma

Berta Ferrero
Especializada en temas sociales en la sección de Madrid, hace especial hincapié en Educación o Medio Ambiente. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Cardenal Herrera CEU (Valencia) y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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