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Van Morrison: “No pienso cambiar”

El cantante británico despotrica contra las falsedades del negocio musical

El cantante británico Van Morrison.
El cantante británico Van Morrison.

Van Morrison no concede entrevistas. O mejor, no las concede casi nunca. Esta vez, y al hilo de la publicación de su último trabajo, Too long in exile, ha aceptado, mantener esta única conversación.

Pregunta. Creo que esta vez deberíamos hablar de usted.

Respuesta. ¿Hablar de mí? [Risa incrédula]. No se trata de mí, ¿no? Se trata de la música. Soy un animal totalmente separado.

P. ¿Por qué se pone el abrigo? ¿Para poder huir?

R. Sí. Nunca pienso en mí mismo como "lo verdaderamente importante"; siempre pienso en la música como la entidad que yo produzco, y en mí como algo separado.

P. Pero se las ha arreglado para seguir siendo un enigma durante 30 años.

R. Eso no es cosa mía, es la imagen que la gente tiene de mí. Desde luego no he sido yo quien se la ha inventado.

P. Pero usted la fomenta.

R. No, me limito a ser yo mismo. Y la gente se hace una idea ligeramente equivocada. Como cuesta tanto ser uno mismo hoy día, induce a falsas interpretaciones.

P. La primera impresión que usted da es la de alguien antisocial, casi arrogante.

R. Bueno, creo que eso no es más que la imagen que da de mí alguna gente de los medios de comunicación.

P. ¿No le parece a usted que rechaza a la gente?

R. No puedo tomarme en serio. Siguiente pregunta.

P. Sin embargo, la gente de su compañía de discos le tiene terror.

R. Pero ellos no trabajan conmigo, la gente de mi casa discográfica no trabaja conmigo. Se limita a distribuir los discos. Yo no trabajo con compañías de discos. Yo tengo un acuerdo con la discográfica y ellos distribuyen los discos. Eso es todo.

P. Sí, pero sea sincero consigo mismo, tampoco se esfuerza usted en ser agradable, ¿verdad?

"Me limito a ser yo mismo, y si no les resulta agradable a ciertas personas, pues no les resulta agradable"

R. No me propongo ser nada, nunca lo he hecho. Me limito a ser yo mismo, y si no les resulta agradable a ciertas personas, pues no les resulta agradable, y ésa es su forma de verlo. Yo no finjo nada, me limito a hacer mi trabajo, los discos y la música. Cómo me perciben es otra cuestión.

P. ¿Qué es lo que realmente quiere sacar con ello?

R. ¿Qué quiero sacar con ello? Sencillamente, lo hago como un trabajo. Empecé a trabajar como músico profesional a los 15 años. Empecé a relacionarme con gente y a hacer ciertas cosas que me llevaron a hacer discos y giras. Y a abandonar Belfast para marcharme a Londres y a Estados Unidos. Una cosa condujo a la otra y me vi atrapado en la vida que llevo ahora. Yo era muy joven y perseguía algo.

P. No le he preguntado qué quería sacar con todo esto cuando empezó, sino qué es lo que quiere sacar ahora.

R. Un empleo.

P. Usted no necesita un empleo.

R. Claro que sí, todo el mundo necesita un empleo.

P. Yo no.

R. Bueno, yo soy así. Siempre he necesitado un empleo.

P. ¿Saca algo más de todo esto? 

R. Sí, saco cierta satisfacción cuando el trabajo está hecho, saco cierta satisfacción laboral. No siempre, la mitad de las veces. Sólo el haber hecho un trabajo, como haber escrito una canción, o haber hecho un disco, o haber producido un disco, o haber hecho buenas actuaciones. Eso te da cierta satisfacción.

P. La idea que late en la mayoría de la gente que se dedica a lo mismo que usted es la de comunicar, ¿no?

R. Sí, bueno, creo que yo lo hago.

P. ¿Qué es lo que comunica?

R. Comunico todo lo que hay en las canciones. Varía. Dependiendo de cuáles sean las canciones, eso es lo que estoy comunicando en ese momento. Normalmente, el disco más reciente o las actuaciones, posiblemente se parezcan mucho a lo que estoy diciendo en ese momento. Durante un periodo de unos seis meses, o un año, o algo así. Pero al cabo de seis meses podría estar diciendo algo diferente, no hay nada fijo. El problema es que la industria de la música tiende a fijar a la gente, y como, al parecer, conmigo no pueden hacerlo, imaginan cosas en vez de aceptarlo como lo que es.

P. Yo diría que sus letras son muy personales.

R. Sí, eso es evidente. Lo que digo está en las canciones.

P. Por eso cuando se niega usted a hablar de sí mismo resulta un poco raro.

R. ¿Por qué resulta raro?

P. Porque la mayoría de la gente que es tan abierta suele serlo en todos los sentidos. Como Morrissey.

R. Sí, pero mis canciones no son abiertas en el mismo sentido en que lo son las de Morrissey; es algo completamente diferente. Y la verdad es que Morrissey tampoco habla mucho, pero desde luego yo no soy abierto en ese sentido. Mis canciones tratan de ideas, no tienen por qué tratar de mí personalmente. Algunas son personales, pero la mayoría son ideas arquetípicas. Es el hecho de que pueda cantarlas bien lo que hace que parezcan personales. Pero en realidad no son cosas tan personales, trato de algo que es colectivo. Que parezcan cuestiones mías, se debe a mi modo de cantar y a la manera en que aprendí a escribir las canciones, de los viejos cantantes de soul. Si escucha usted las viejas baladas de soul, como las de Salomon Burke y Wilson Pickett, y cosas de ese tipo, Bobby Womack, son esa clase de canciones que vienen de las lecturas del evangelio, y eso suena muy personal.

P. No creo que suenen tan personales. No creo que Bobby Womack hubiera escrito nunca un tema como Why must I always explain. Resulta muy obvio que se trata de usted.

R. Bueno, ésa es una de las que sí soy yo; ésa sí, pero no todas. Algunas no son más que baladas sin más. Hace muy poco que he empezado a escribir acerca de mi situación. Sólo en el último año.

P. En su último disco hay una canción que habla de su relación con el mundo de la música.

R. Como que el mundo de la música no es tan maravilloso ni era tan maravilloso, que es lo que se decía antes. Las fantasías sobre las cosas son mucho más grandes que las cosas mismas. La imagen que siempre se ha querido proyectar del mundo de la música es que es algo maravilloso, o que tiene que ver con las drogas o con otras cosas además de la música en sí. Nunca he pensado que el mundo de la música fuera maravilloso, ni que tuviera nada que ver con lo que los medios de comunicación y los periodistas decían que tenía que ver. Así que el ambiente de todo ello, para mí no siempre ha estado abierto. Así que ¿cómo puede uno ser abierto en un clima que no es abierto? Es un sistema muy cerrado y muy estrecho, y la verdad es que no ha cambiado desde que empezó. Todo en este mundo ha cambiado en los últimos 30 años, menos el negocio de la música, que básicamente no ha cambiado nada.

P. ¿En qué sentido?

R. En la forma en que funciona. Su estructura no ha cambiado en lo que se refiere a nuevas maneras de hacer las cosas; no hay ideas alternativas. Todo sirve para alimentar a la máquina, y la máquina solo funciona de cierta manera, y la razón por la que dan esa imagen de mí es que dicen: "Bueno, nosotros estamos haciendo esto, así que él debería estar haciendo esto", como, por ejemplo, hacer vídeos. Hacer vídeos no encaja en mi esquema de las cosas. Así que dan una imagen de mí porque quieren que yo sea como todos los demás y haga un vídeo. Pero, mire, no todo el mundo es igual. Y cuando yo empecé en el mundo de la música era exactamente lo mismo, querían que todo el mundo fuera igual. En esa época, tenías que tener un cierto aspecto, tocar de determinada manera, todo así, y eso no ha cambiado, esperan que todo el mundo sea igual, cuando todo el mundo no es igual. Así que puede que tengan que esforzarse un poco conmigo.

P. Usted nunca ha hecho vídeos, ¿verdad?

R. He hecho algunos. Pero no me interesan mucho. El tinglado no se mueve e intentan atrapar cualquier idea para alimentar la maquinaria. Todo tiene que parecerse para encajar en el sistema. Es la misma forma de pensar que la que dice que la gente negra no encaja en el sistema, que no hay lugar para la integración, que no hay alternativas.

P. ¿No cree que las cosas han cambiado algo?

R. Bueno, puede que haya cambiado para la gente nueva, puede; pero para los de mi era, la gente que ya lleva tiempo en esto, no cambia. Incluso esperan que la gente nueva se amolde. Y acaban amoldándose. Llegan creyendo que nosotros tenemos las respuestas, pero al final todo el mundo acaba por amoldarse. Me parece que eso va en contra del objetivo por el que empecé y por el que me dedico a esto. Porque cuando empecé, la idea era que la gente intentara no amoldarse. Lo cierto es que yo provengo de esa tendencia, que después fue absorbida por eso a lo que llaman rock, que para mí siempre ha sido un término muy estúpido. Algo que lo abarca todo. Surgí de ese grupo de gente que no era conformista. Vamos, que a mí no me pueden cambiar, y yo no pienso cambiar para encajar; esa es la ecuación: yo sigo siendo yo y aquello sigue siendo aquello. Y siempre seguirá igual.

P. ¿No cree que ha terminado haciendo los discos que la gente espera que haga?

R. No, me limito a hacer lo que puedo. Es como la canción: "No soy más que un hombre, haciéndolo lo mejor que puedo". Esto es lo mejor que puedo hacer en este momento, teniendo en cuenta dónde me encuentro. Es lo que se me ha ocurrido ahora, nada más. Y mucha gente está muy satisfecha, y lo apoya; y yo también estoy satisfecho, que es lo principal. Si no estoy contento con lo que hago, soy incapaz de hacerlo.

P. ¿Por qué odia tanto hablar de sí mismo?

R. Nunca me han gustado las entrevistas y nunca me van a gustar. Incluso al principio, para mí el trabajo era el trabajo, y no hay más que hablar. Está en la música, o está en las canciones, de modo que ¿para qué tengo que explicarlo? Básicamente es eso. Si creyera que sirve de algo, probablemente lo haría más a menudo. Pero lo cierto es que, en su momento, hice unas cuantas entrevistas. Bueno, montones, tengo recortes de prensa de aquí a la eternidad y nunca me ha servido para nada el hacerlas.

P. Hay otras personas que las aprovechan para decir algo...

R. Sí, ya lo sé, pero ¿a quién se lo están diciendo?

P. A quien lo lee. A la gente.

R. Puede que otra gente saque algo de las entrevistas que vaya a alguna parte, pero las que he concedido yo son, de hecho, retrógradas. Mis entrevistas me perjudican. Porque siempre viene alguien que dice: "Usted dijo esto, mírelo". Y es posible que en un mes cambie de opinión, así que no quiero que se me encasille en una idea concreta, que lo que diga vaya a misa, y tenga que vivir de acuerdo con ello. De modo que no son nada buenas para mí. A lo mejor para otros sí. He hecho muchas, y en cuanto me doy la vuelta escriben algo totalmente absurdo sobre mí, escriben algo que es una perfecta tontería y destruyen cualquier ímpetu bueno que pudiera tener la cosa. Una gilipollez en Rolling Stone puede destruir todo el sentido de algo; así que, después de todo ese trabajo, siempre hay alguien que busca en el archivo y dice: "Van Morrison tiene mal humor, es difícil, etc. Muchas gracias". Material rancio, de hace cientos de años. Y siempre hay alguien que lo mete. Nada ha cambiado, no hay movimiento. Para mí lo principal es hacer el trabajo. Entonces, ¿qué cojones quiere la gente? De modo que tengo que omitir las entrevistas porque consumen mi tiempo, y prefiero hacer el trabajo. Para mí el trabajo es lo que cuenta. No se puede complacer a todo el mundo, así que tengo que establecer prioridades.

P. ¿Le importa lo que la gente piense de usted?

R. No.

P. ¿Nada de nada?

R. No.

P. Entonces, ¿por qué se enfada cuando lee cosas que no le gustan?

R. Me enfado por lo mismo por lo que se enfadaría todo el mundo, por lo absurdo de todo ello. La maquinaria. No es que me enfade por lo que la gente piense. Me enfado por las mismas cosas por las que se enfada la gente, por la política que les impulsa a decirlo. No me enfado por lo que piensan, me enfado por cómo lo hacen. La forma en que intentan socavar la situación y salirse con la suya. No soy perfecto. Unos días me importa todo un pijo, y otros puede que no. A veces pienso: "¿Cómo puede este gilipollas escribir esto?", y, por lo general, no es más que uno. El 99% de las veces, la prensa me trata muy bien. No está nada mal, puedo considerarme afortunado.

P. Creo que usted ha conseguido crear su propio personaje, como ha hecho Sinead O'Connor.

R. No estoy de acuerdo. No creo que ella haya creado un personaje. Creo que el personaje lo han creado los medios de comunicación.

P. Vamos, hombre, nadie puede salir en televisión ante millones de personas, romper en pedazos una foto del Papa y no esperar una reacción.

"No quiero que se me encasille en una idea concreta, que lo que diga vaya a misa, y tenga que vivir de acuerdo con ello"

R. Bueno, la razón por la que la gente creativa hace lo que hace no es siempre tan clara, no es blanco y negro. Ninguna acción creativa puede interpretarse en blanco y negro. La prensa lo interpreta en esos términos.

P. Gran parte de lo que dice, en las pocas ocasiones en que dice algo, se interpreta mal, porque dice que no es más que un trabajo. Pero eso contradice de hecho lo que hace, porque lo que hace es expresar emociones y sentimientos que a la mayoría de la gente le resulta difícil expresar y, por consiguiente, identificarse con ello.

R. Aclaremos esto. Un actor hace lo mismo. Fíjese en Stephen Rea en The crying game, ¿vale? Él abarca toda una variedad de emociones en la película, pero eso no es él.

P. Pero él no lo escribió.

R. No importa el que lo escribas o no. Alguien puede incluso escribir un guión sobre sí mismo, pero si piensa interpretar algo, lo que interpreta ya ha pasado; la emoción, idea o concepto original, cuando se pone a hacerlo, ya ha pasado. Así que la siguiente vez que lo hace, digamos que lo hace todas las noches durante dos meses, tiene que interpretarlo, sencillamente ya no está. Lo que yo hago es actuar, cantar es actuar. Interpretación. Aunque seas tú mismo quien escribe la canción.

P. Entonces, ¿por qué cada actuación es distinta?

R. Porque cada noche es diferente, no soy el mismo que era la noche anterior. Haya lo que haya en la reserva, sea lo que sea, esa noche, de ahí es de donde lo sacas. Por ejemplo, si quieres ira, si has tenido un día particularmente malo y te has sentido cabreado, entonces la ira es fácil. Si has tenido un buen día para comunicarte con la gente, y al comunicación era muy abierta, entonces es mucho más fácil sentirse abierto. Depende de dónde estés.

P. ¿Cómo es que le resulta mucho más fácil cantar sobre sí mismo que hablar de si mismo?

R. Sencillamente porque la mayoría de las veces no canto sobre mí mismo.

P. Fijémonos, por ejemplo, en Clearing Windows. Ese es un concepto muy simple, pero uno no se lo puede inventar, tiene que haberlo hecho, ¿verdad?

R. Sí, pero esa canción es sobre algo que he hecho.

P. Bueno, ahora sí está funcionando la grabadora.

R. Sabe, ahí había parte de mi mejor trabajo, todo para nada, porque usted no sabe usar la grabadora.

P. Tengo la mitad. Estaba hablando de las estrellas del rock.

R. No me acuerdo de lo que estaba diciendo, pero era realmente bueno.

P. Lo que le había preguntado era que cuál era la razón de los otros artistas para actuar, y usted ha dicho que algunos necesitan el contacto con el público, pero usted no.

R. Sí, eso es. Creo que puedo dar por hecho que se trata de eso, en vista de que siguen haciéndolo. Además, tiene que tener en cuenta otra cosa, que todos los músicos tienen una necesidad básica de tocar que les engancha, así que eso también forma parte de este asunto. Eso es al menos la mitad, la necesidad básica de tocar. ¿Qué es lo que hacen los músicos si no es tocar?

P. ¿Entonces por qué no tocan en casa?

R. ¿Qué por qué no tocan sólo en casa? A lo mejor porque es aburrido. A lo mejor necesitan una comunicación más amplia o algo así.

P. A lo mejor necesitan tocar con otra gente.

R. Sí, y luego hay que pagarles, lo cual implica actuaciones. Eso es lo que pasa. Así que es una ecuación ligeramente diferente en cuanto sales de casa y actúas. Hoy día se utiliza a mucha más gente, más equipo y más personal técnico, y para actuar hoy hacen falta por lo menos 20 personas. De modo que todo se complica. Cuando empecé, sólo estaba la banda y una persona más, que se encargaba de las giras, instalaba el equipo...; lo hacía todo básicamente: reservaba habitación en los hoteles, se encargaba de los efectos personales, llevaba las relaciones públicas, hacía viajes, lo hacía todo. Ahora hay tanto equipo y tanta gente que los gastos suben. Y, claro está, los managers siempre quieren ganar mucho dinero. Y el agente, y el promotor...

P. Lo que usted estaba diciendo sobre los famosos era interesante.

R. Bueno, es como si se hicieran famosos por salir por ahí y ser vistos con toras gente, esa clase de cosas. Se ha creado toda una industria de famosos. Independientemente de que la gente trabaje o no, hay un grupo de famosos que puede que alguna vez hicieran algo bien —algo que ya han dejado de hacer—, y a pesar de todo siguen siendo famosos.

P. ¿Es difícil encontrarse en un mundo en el que algunos trabajan duro de verdad y otros son una fabricación de la empresa discográfica?

R. Sí, y lo malo es que eso no es ve, la visibilidad es muy limitada. Desgraciadamente, la gente cree en el mito, que no es la realidad, y eso es un tanto inquietante. Marshall MacLuhan dijo que el producto se volvería secundario y la publicidad sobre el producto sería lo importante. Creo que eso es lo que ha sucedido.

P. Como Suede.

R. Bueno, hubo muchos grupos así en los 60. Larry Parnes lo hizo. Había mucha gente fabricada que no era más que imágenes. ¿De modo que ahora qué? Sabe, usted me preguntaba que si había algo que quería decir, y era eso.

P. Usted hablaba de chicos que se crían viendo la televisión y pensando que eso es la realidad.

R. Sí, hablaba de cómo, por ejemplo, ver Las calles de San Francisco no es ver San Francisco. Si a los niños se les educa viendo eso, entonces creen en eso, igual que creen que Irlanda es un enjambre de chalés en Connemara, y que la gente se viste de duende y fuma en pipa.

P. Y usted contribuye a perpetuarlo.

R. Ah, ¿sí? ¿En qué sentido?

P. Bueno, usted ha hecho su parte. Tir na nog.

R. Eso no tiene nada que ver.

La eterna dualidad

N.S.D.T.

Desde Astral weeks, los 24 discos que forman la carrera de Van Morrison son un continuo ir y venir entre Estados Unidos e Irlanda; entre la realidad y la nostalgia; entre lo negro y lo celta. Su capacidad para la elipsis ya se aprecia en Moondance (1970), que en Tupelo Honey (1971) se transforma en una larga suite de canciones amorosas de­ dicadas a su mujer, Janet Planet. Saint Dominic 's Prewiew (1972) es el primer noviazgo entre la costa este y Belfast, mientras en Hard nose the highway (1973) utiliza por primera vez cuerdas en la tristeza de su divorcio.

Veedon Fleece (1974) recuerda la primera visita a su ciudad natal después de ocho años de ausencia y A period of transition (1977) significa la aceptación expresa de su religiosidad. En Into the music (1979) se adelanta al futuro con la trompeta de Mark Isham y las percusiones de Za­kir Hussain. Common one (1980) es el buceo hacia su misticismo. Beautiful vision (1982) insiste en las memorias de Belfast y en el alma mística, con la primera inclusión de las gaitas irlandesas y el recuerdo a Jack Kerouak.

Inarticulate speech of the heart (1983) presenta al gaitero David Spillane y acepta definitivamente su yo celta, con referencias a John Donne, poeta metafísico del siglo XVII. A sense of wonder (1984) utiliza The price of experience, un poema de William Blake, y da las gracias a L. Ron Hubbard, fundador de la Scientología, al que repudiará en No guru, no method, no teacher (1986). En Irish heartbeat (1988) recupera la tradición junto a The Chieftains, y en Avalan sunset (1988) a clásicos como Cliff Richard y Georgie Fame. Y por fin, en su reciente Too long in exile (1993) regresa a la adolescencia en el disco más rhythm and blues de los últimos años. Como siempre, en la eterna dualidad.

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