Mario Ruiz: “No aceptaría el encargo de diseñar armas”

Cuando todos diseñaban sillas, Mario Ruiz (Alicante, 1965) hizo el taxímetro más usado en Nueva York. Con el tiempo, y sin alejarse de la síntesis entre belleza y función, también él ha diseñado muebles. Acaba de ganar el Premio Nacional de Diseño.

—¿Qué le hizo querer ser diseñador, algo que vio o que leyó?

—Siendo estudiante de bachillerato, y sin saber nada sobre diseño, me apunté a un ciclo de conferencias en el que participan Philippe Starck, Dieter Rams, Mendini, André Ricard… Aquello me cambió la vida.

—¿Qué objeto ajeno o anónimo le habría gustado diseñar?

—De los ajenos, el diván Soft Pad, de Ray y Charles Eames. De los anónimos, cualquier herramienta.

—De no ser diseñador le habría gustado ser…

—Cocinero.

—Cuando lee la expresión “estilo atemporal” —que se ha usado para usted—, ¿en qué diseñadores piensa?

—En Miguel Milá y en Jasper Morrison.

—¿Cuál ha sido el último libro que le ha gustado?

—Plenilunio, de Muñoz Molina.

—¿Cuál es la película que más veces ha visto?

—Lost in Translation, de Sofia Coppola.

—¿Qué canción usaría como autorretrato?

—Cualquiera del tecnopop inglés de los ochenta. Enjoy the Silence, de Depeche Mode, por ejemplo.

—¿Qué suceso histórico admira más?

—De la historia contemporánea, la transición española.

—¿Trasnochar o madrugar?

—Las dos cosas. Madrugar para ver a mi hija pequeña y para trabajar. Trasnochar para alargar el día con mi mujer, ver a mi hijo mayor y tener unas horas tranquilas.

—¿Qué encargo no aceptaría jamás?

—Diseñar cualquier tipo de arma.

—¿Qué está sobrevalorado?

—Las redes sociales. Algún día espero que fracase esa locura de exhibir la vida privada, de opinar sobre todo; esos youtubers sin ningún interés haciéndose ricos…

—Si hubiera un Nobel del diseño, ¿a quién se lo daría?

—Sin dudarlo, a Dieter Rams.