Yo ya fui presidenta de EE UU, pero en televisión
Varias series televisivas han llevado a la Casa Blanca a mujeres, muchas inspiradas en la candidata demócrata Hillary Clinton
Una mujer acaba de ser elegida primera presidenta de EE UU. Su marido pasea por la Casa Blanca sin entender su nuevo papel. “La primera dama elige el menú, pero la señora Clinton no quiso hacerlo”, apunta una asesora, que critica a Hillary Clinton porque no se adaptó al rol tradicional. La escena sucede en la ficción en 2005, en el primer episodio de Señora Presidenta, aunque la imagen podría repetirse en enero si esa esposa que evitó el protocolo se convierte este noviembre en la primera presidenta de la historia de Estados Unidos. Pero la televisión se adelantó al pueblo norteamericano. Los guionistas decidieron hace tiempo votar por las mujeres para que lleven las riendas del país más poderoso del mundo.
Mujeres y presidentas
- Patty Duke como la Presidenta Julia Mansfield en Hails to the Chief (1985)
- Geena Davis como la Presidenta Mackenzie Allen en Señora Presidenta (2005-2006)
- Patricia Wettig como la Presidenta Caroline Reynolds en Prison Break (2006)
- Mimi Kuzyk como la Presidenta Shally Sheridan en XIII (2008)
- Cherry Jones como la Presidenta Allison Taylor en 24 (2008-2010)
- Kate Burton como la Presidenta en funciones Sally Langston en Scandal (2013)
- Alfre Woodard como la Presidenta Constante Payton en Asuntos de estado (2014-2015)
- Julia Louis Dreyfus como la Presidenta Selina Mayer en Veep (2014-2016)
- Téa Leoni como la Presidenta en funciones Elizabeth A. McCord en Madam Secretary (2015)
- Sharon Stone como la Presidenta en funciones Natalie Maccabee en Agente X (2015)
- Andrea Savage como la Presidenta Laura Montez en Veep (2016)
- Lynda Carter como la Presidenta de EE UU en Supergirl (2016)
Veep acaba de despedir de la Casa Blanca a una de esas presidentas, aunque las series, coincidiendo con el mundo real, tienen confirmada una nueva comandante en jefe para otoño: Lynda Carter se unirá al reparto de Supergirl en el papel de la mujer más poderosa del mundo. La antigua Wonder Woman es la última de una larga lista de inquilinas de la Casa Blanca de cartón piedra que incluye incluso a una Lisa Simpson adulta.
La tradición comenzó en 1985, cuando Patty Duke consiguió ese honor en Hails to the Chief, de solo siete episodios. Una mujer como presidenta era un concepto de ciencia-ficción en los tiempos de Reagan. La comedia mezclaba la política de guerra fría con tramas familiares y de culebrón. Tendrían que pasar 20 años para que otra ocupara el despacho oval. Esta vez tenía el rostro de Geena Davis y se presentaba como la sustituta natural del idealista Bartlet de El Ala Oeste de la Casa Blanca. Clinton especulaba ya entonces con la posibilidad de concurrir a unas primarias demócratas, y, aunque una mujer presidenta era una opción, la serie volvía a anteponer el conflicto de la conciliación familiar a la política.
“Si Hillary gana, nos atribuiremos el mérito”, bromeaba Rod Lurie, creador de la ficción que la crítica tachó como un anuncio nada velado de una futura campaña de la ex primera dama. La protagonista de esa Commander in Chief era dura y sabía cuándo tomar decisiones complicadas, pero también respetada y admirada. Esos rasgos se repetirían en muchas de las políticas televisivas que desde entonces tuvieron a Clinton de modelo. Es el caso de la idealizada Alfre Woodard en Asuntos de Estado, que orquesta una operación similar a la del asesinato de Bin Laden, o de la ambiciosa Sigourney Weaver de Political Animals, una primera dama divorciada tras la infidelidad del Presidente y reconvertida en secretaria de Estado.
Curiosamente, en una época donde la ficción mira la política con cinismo, las mujeres presidentas son modelos a seguir, heroínas imperfectas que han logrado superar toda serie de obstáculos para lograr el cargo. Por suerte, el británico Armando Ianucci rompió el patrón en Veep, que convirtió a Selina Meyer (Julia Louis-Dreyfus) en una candidata tan ambiciosa y autocomplaciente como torpe y poco preparada.
Más oscura y maquiavélica era Caroline Reynolds en Prison Break, que llega al puesto en 2006 con una tapadera que acababa con el asesinato del presidente. En 2008, otras dos series de acción se apuntaron al fenómeno: XIII comenzaba con el asesinato de la primera presidenta y 24, que ya había previsto un dirigente afroamericano, elegía a una republicana para el cargo. La actriz Cherry Jones, sin embargo, rehuía la comparación con Clinton y describía a Allison Taylor como mezcla entre Lyndon Johnson, Eleanor Roosevelt y John Wayne. Ambas eludían un mal endémico de las mandatarias televisivas: las elegía el pueblo, y no de rebote cuando al presidente le pasaba algo terrible, como ocurrió a Kate Burton en Scandal, a Sharon Stone en Agente X —además de Veep y Señora Presidenta— e incluso cuando Mary McDonnell era elegida líder del mundo a la deriva en Galáctica.
El candidato republicano Donald Trump tuvo durante una década su reality, es cierto, pero nadie ha hecho mejor campaña por su rival Hillary Clinton que la ficción televisiva. Las mujeres fuertes están a la orden del día en televisión y Hillary se ha convertido en musa de creadores como Greg Berlanti (Supergirl, Political Animals), que no esconden su afiliación demócrata, delante y detrás de las cámaras.
“¿Cobras derechos por cada personaje?”, preguntaba Stephen Colbert en una entrevista a Clinton después de que la candidata reconociera su afición a House of Cards, Madam Secretary y The Good Wife. Las tres beben en mayor o menor medida de su figura como, respectivamente, primera dama con aspiraciones políticas, secretaria de Estado y buena esposa a la sombra del escándalo. Si llega a convertirse en la primera presidenta de EE UU real, quizás acabe este romance.
Obama antes que Obama
Antes de ser candidatos a la presidencia de EEUU, la ficción había creado sus versiones de Clinton y Trump, pero no son los primeros en anticiparse. Barack Obama había sido investido presidente antes de alcanzar la Casa Blanca en El ala Oeste. El latino Matt Santos (interpretado por Jimmy Smits) nació inspirado por un discurso de Obama previo incluso a ser senador.
Es más, en 1987, La ley de los Ángeles ya había presentado un doble de Obama. Allí, Blair Underwood era Jonathan Rollins, condecorado abogado y primer afroamericano editor jefe de la prestigiosa revista Harvard Law Review. Años más tarde, mientras daba una conferencia en la universidad, el actor se topó con "un hombre alto con orejas grandes" que dijo: "'Soy Barack Obama, primer editor jefe negro de Harvard Law Review. Básicamente yo soy tú".
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