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LIBROS

El discurso de su vida

Antonio Rivera reúne una atractiva selección de arengas políticas de todos los tiempos: de Tucídides a Obama, pasando por Robespierre, Churchill, Gandhi o Adolfo Suárez

Barack Obama, en un mitin en Pittsburgh, en 2012.
Barack Obama, en un mitin en Pittsburgh, en 2012.Jim Watson

En la Convención Nacional Demócrata, Claire Underwood es elegida por aclamación candidata a la vicepresidencia de Estados Unidos, haciendo tándem con su marido, Francis, el entonces presidente. Así termina el décimo episodio de la cuarta temporada de la magnífica serie televisiva House of Cards. La maquiavélica pareja protagonista es plenamente consciente de que para imponerse en la asamblea, además de maniobrar políticamente a pequeña y gran escala, va a resultar imprescindible pronunciar un gran discurso. Mientras que Francis J. Frank Underwood se ocupa de negociaciones, tretas y engaños, le recomienda a su esposa centrarse en esa oración, que debe ser, en palabras del escritor “negro” Tom, un discurso que supere a cualquier otro discurso. El discurso de tu vida, como le comenta Francis a Claire. Tras haber corregido y reescrito durante días el texto, ensayado su puesta en escena y con el camino liberado de obstáculos, Claire pronuncia un emotivo parlamento, en el que no deja de aprovechar la muerte el día anterior de su madre, que encandila a los asistentes a la convención. El discurso de su vida le abre las puertas de una nueva vida, la de la política —más allá de su singular papel como primera dama o de una corta experiencia de embajadora—.

Aunque los discursos políticos tengan una larga tradición, que se remonta a los griegos en la cultura occidental, no siempre han tenido el mismo sentido, factura, audiencia o difusión. La palabra ha estado siempre, en cualquier caso, en el centro. Las formas políticas, así como las de hacer política, han mudado sustancialmente. Pero lo han hecho también de manera muy destacada los medios. En el siglo XX, la radio y la televisión ejercieron una decisiva influencia sobre las intervenciones públicas en la política. La era digital ha introducido nuevas claves, en las que la simplicidad y la reiteración se han impuesto. Los grandes discursos dejan ya solamente titulares, las más de las veces efímeros.

De las piezas oratorias antiguas tenemos frecuentemente pocos rastros, mientras que conocemos muy bien las que siguieron a la introducción de la política moderna, con la independencia norteamericana y 1789. Durante más de un siglo, la prensa las reprodujo integralmente y muchas fueron editadas. La irrupción de la sociedad de masas introdujo nuevos cambios. El público y el espacio, desde la tribuna parlamentaria hasta el mitin callejero, determinan unos discursos que, en muchos casos, han sido elaborados por una persona o por una legión de colaboradores ligados al orador.

El profesor de la Universidad del País Vasco y exdiputado Antonio Rivera acaba de reunir en un interesante volumen 130 de esos discursos políticos, desde los atribuidos a Zhöu Göngdàn o Tucídides hasta los pronunciados en los últimos tiempos por Obama, Putin y Merkel. En algunos casos, el curador ha abreviado los textos. Cada uno está precedido de una pequeña introducción que permite situar al autor, el momento y las circunstancias en las que el parlamento fue preparado y expuesto. Las piezas magistrales comparten espacio con alguna que otra perorata, aunque significativa por su repercusión u oportunidad. Se privilegia la última centuria y el marco europeo y americano, sin olvidar otros mundos y épocas. No faltan los oradores griegos, ni Carlos V y Luis XIV, ni mucho menos los tribunos revolucionarios como Robespierre o Saint-Just. Bolívar, Marx, Cavour, Disraeli o Lincoln destacan en el siglo XIX. En la tribuna española lo hacía por aquel entonces Castelar, tantas veces comparado con los oradores clásicos.

El siglo XX concentra lógicamente la mayor parte de los textos escogidos. A través de ellos resulta posible reconstruir una historia del mundo contemporáneo, con sus revoluciones (Lenin, Zapata, Mao), experiencias totalitarias (Hitler, Mussolini, Stalin) y democráticas (Churchill, De Gaulle, Schuman, Kennedy, Suárez) o luchas anticoloniales y sociales (Gandhi, Lumumba, Luther King). La guerra civil española y el régimen dictatorial aparecen en la boca de Mola, Azaña y Franco. No se olvida a intelectuales y pensadores como Tagore, Ortega y Gasset, Juan XXIII u Octavio Paz. Entre las piezas de los últimos decenios pueden ser destacadas las de Reagan y Thatcher, Alfonsín y Mandela, Sarkozy y González, Morales y Obama. Como todo repertorio, es parcialmente discutible. A pesar de ello, Rivera ha conseguido construir una atractiva selección que ­reúne los discursos de su vida de muchos hombres y mujeres, que han pasado a ser, también en parte, los de la nuestra. Antología del discurso político constituye, a fin de cuentas, una obra altamente recomendable en tiempos algo aciagos en el campo político.

Antología del discurso político. Antonio Rivera. Los Libros de la Catarata. Madrid, 2016. 445 páginas. 23 euros

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