Robots y robots
A la hora de hablar de 'Mr Robot', es imposible no añorar a Osment, Jude Law y Daryl Hannah en 'Inteligencia artificial' y 'Blade Runner'
Spielberg nos llenó los ojos de lágrimas y el corazón de piedad con una película que ideó originalmente Kubrick, Inteligencia artificial (2001), en la que el niño-robot Haley Joel Osment se veía condenado a dar vueltas en un mundo triste donde el amor de una madre —y no el suyo— tenía botón de stop. El chaval ya nos había encandilado suficientemente cuando “en ocasiones veía muertos” en El sexto sentido (1999) y la congoja seguramente fue acumulativa.
En Inteligencia artificial, el niño-robot se hacía amigo de un soberbio Jude Law en el papel de gigoló-robot a la fuga. Ambos eran los parias de un mundo de prefabricados, de amor negado, donde el mando a distancia para desctivar el cariño y el sufrimiento para ellos no funcionó.
Ellos dos y Daryl Hannah en el papel de Pris, la replicante de Blade Runner (Ridley Scott, 1982), nos descubrieron que somos capaces de amar a robots capaces de amar a su vez. Y de sufrir si alguien quiere deshacerse de ellos. Eva, la niña creada por Kike Maíllo en 2011, también nos ganó. Sin olvidar nunca a R2-D2 y C3PO.
Vaya esto por delante a la hora de pensar en Mr. Robot, la nueva serie estrella de Canal+Series, que puede tener medios, trama y atmósfera, pero no se le ve el alma. Frente a los robots capaces de enamorarnos, el hacker protagonista aterriza en un universo en el que Lisbeth Salander ya lo hizo todo, entiéndanme. Y Mr.Robot, el antisistema que le intenta reclutar para luchar desde dentro, es tan insípido como su poco imaginativo alias.
Engarza la serie con un tema vigente y poderososo: Facebook es el enemigo porque lo sabe todo de nosotros y el poder está en lo que puedas hackear. La intención es buena y tal vez hay que dejarlo rodar hasta que alguien de fiar nos hable bien. Pero que Edward Snowden la haya ensalzado en Twitter o que se venda como la serie de la era de Occupy Wall Street y la primavera árabe no es, estaremos de acuerdo, garantía de nada.
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