El mundo en perspectiva

Lo primero que llama la atención de esta recopilación de artículos del politólogo y escritor venezolano Moisés Naím (1952) es la vastedad del propósito y lo múltiple de la dimensión. Nada de lo humano —ni de lo inhumano— le es ajeno, y desde una atalaya personal comenta las cuestiones del mundo siempre en clave geoestratégica, pero también desde una perspectiva económica, cultural y tecnológica.

El comentarismo de política internacional, con una larga tradición periodística, recorre una dilatada escala que va de la glosa del teletipo o simple visitación de lo inmediato; pasa por el clásico artículo de opinión, en el que el autor es frecuente que se deslice hacia lo editorial privilegiando lo que le gustaría que ocurriese, y se remonta hasta el análisis distanciado, que aspira a desvelar los enigmas de la conducta humana. Naím crea, sin embargo, un género propio, que se nutre de todo lo anterior como son los acontecimientos de la hora, las asociaciones entre los mismos, la atribución de méritos y responsabilidades a los protagonistas que son tanto países como personas, y una búsqueda de eso que es, posiblemente, la mayor justificación profesional del periodista: explicar por qué pasan cosas que pasan.

El autor hace de todo ello una epístola propia e intransferible. Y en esa línea hay una constante, una columna vertebral del texto en forma de hipotética propuesta de diálogo con el lector, en la que prima la voluntad y el estilo de aclarar los temas más distantes hasta hacerlos accesibles a un público interesado, pero no necesariamente compuesto de especialistas.

Así es como Naím combina esa dimensión de quien contempla el panorama desde la “larga duración”, que decía Braudel, con el aterrizaje en las preocupaciones y conocimientos del lector, pero manteniendo siempre la coherencia de un único discurso. Y todo ello solo parece posible porque el autor ha estado en todas partes, conoce a todos los que es preciso conocer —sus almuerzos con Kissinger— y está impecablemente al día, como demuestran los artículos, casi diría capítulos porque se imbrican unos en otros como en una obra de carácter unitario, dedicados al universal desembarco de Internet en nuestras vidas.

Es, finalmente, el propio autor quien nos da la clave y el método de su trabajo. Naím enuncia una especie de cuatro virtudes teologales del analis­ta: sorprender, conectar, repensar e informar; o en otras palabras, el impacto a partir del cual hay que ordenar el texto, el mencionado diálogo con el público, una perspectiva original sobre toda cuestión o conflicto y el imprescindible servicio informativo. Todo ello con un brillante empaquetado de quien tiene como primera y gran preocupación llegar en las mejores condiciones al lector.

Repensar el mundo. Moisés Naím. Debate. Barcelona, 2016. 416 páginas. 12,99 euros