Editar para coser los sueños
La editorial Huso se presenta en Madrid con su primera novela, 'Pequeña música nocturna', de Liliana Díaz Mindurry
Hilanderas, filandones, tejedores, tejidos, textiles, textos. ¿Qué somos si no hiladores de historias? Entre el olor de los tamales cubanos, las empanadas argentinas y la celulosa, fue presentada al mundo la editorial Huso, el proyecto narrativo de la editora Mayda Bustamante, cubana afincada en España desde hace 25 años, que se embarcó en esto de la edición ya en 2012, cuando creó el sello especializado en danza Cumbres. “Creí que un ensayo sobre ballet de Roger Salas sería el único libro que sacaría la editorial, y hoy ya tenemos 30 libros publicados sobre baile, música y teatro”, cuenta.
Incidir en los temas que rigen nuestro presente, recuperar la obra de mujeres creadoras desterradas injustamente del panorama literario, dar a conocer a autores consagrados fuera de España pero desconocidos aquí, o publicar rarezas de escritores conocidos que ofrezcan otro ángulo de su obra. Esas son las bases sobre las que surge Huso, que ya tiene en la recámara otro libro, de Fina García Marruz.
La primera criatura de esta editorial, Pequeña música nocturna, de Liliana Díaz Mindurry, fue presentado por la autora, la editora y por la historiadora del arte “de profesión, pero de vicio voraz lectora” Elena Soto, en la librería Enclave de libros, en Madrid. El libro, que en 1998 se alzó con el Premio Planeta Buenos Aires, mezcla varios relatos: Dos adolescentes que descubren el sexo entre la fantasía y la realidad, una mujer en la cuarentena que cuenta una experiencia sexual a los 14 (en la que interviene como personaje la propia Mindurry), o la historia del hotel La dormidera conforman el esqueleto de un libro entreverado con cartas, apuntes y diarios. Un coro polifónico que crea un universo influido por el surrealismo, y que se resume en “La idea de que en lo más sórdido puede habitar también la belleza”, en palabras de Soto.
“Hay quien dice que la literatura está para aportar orden al caos”, cuenta Mindurry. “Pero yo creo que no. La ciencia puede quizá ordenar el caos, pero la escritura literaria lo que tiene que hacer es mostrar ese caos”, confiesa la autora, que incide en la influencia del surrealismo francés en su novela. La pequeña música nocturna, el cuadro de Dorothea Tanning que ilustra la cubierta del libro, nos lleva a la pequeña serenata nocturna de Mozart, que nos lleva, a su vez, la música el canto quinto de la Divina Comedia. Un entramado de referencias que cristalizan esa creencia de Mindurry de que el surrealismo es una “Analogía universal, un terreno en que todo conecta con todo”.
El plan de la editorial, junto con otros sellos como Cumbres, es sacar unos 30 títulos al año. “Hubo un momento de peligro del libro físico”, cuenta Mayda Bustamante, sobre la aventura de lanzarse al mercado editorial en estos tiempos. “Ese momento ha pasado. Dicho esto, ¿Es un buen momento para lanzarse a editar? No. Pero, ¿Qué hacemos, matamos los sueños o los defendemos?”, se pregunta, con una sonrisa en los labios. Pues eso. A soñar tocan.
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