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Taryn Simon: “La fotografía es un medio peligroso, verbaliza la certeza”

El teatro de la política pone de manifiesto la fragilidad de nuestra naturaleza en una nueva exposición y un nuevo libro sobre la artista

Taryn Simon

Una de las fotos tomadas el 30 de junio de 1938, durante la firma de los Acuerdos de Múnich, llamó la atención de Taryn Simon ( Nueva York, 1975). En ella Hitler, Mussolini y Chamberlain posaban inexpresivos sentados junto a un interprete después de haber firmado un acuerdo que incorporaba los Sudetes, zona montañosa de Checoslovaquia, a Alemania. Checoslovaquia no estuvo presente, y uno de estos hombres llevaría al mundo a una guerra. Pero lo que más llamó la atención a esta artista multidisplinar, acostumbrada a extrapolar los límites de todo aquello que se nos presenta como verdad, fue el ramo de flores que adornaba la mesa. Las flores se convertían en testigos silentes y simbólicos del devenir de la humanidad en manos de los políticos de turno.

“Comencé a documentarme sobre aquellos momentos decisivos en los cuales se había alcanzado una alianza económica o una acción gubernamental determinada a través de una firma. “Estas ceremonias seguían un patrón que incluía la incorporación de elementos decorativos naturales en el acto. Donde los hombres poderosos flanqueaban los centros florales diseñados para transmitir la relevancia de la firma y las instituciones que representan”, cuenta la artista americana. “Pensé en las flores escuchando las intenciones y creencias de unos hombres dispuestos a controlar nuestro destino económico, geográfico y político. Dentro de esta ecuación la naturaleza queda posicionada como un objeto decorativo castrado utilizado para enfatizar y realzar los designios del estos hombres”. La banalidad de los encuentros quedaba perfectamente encapsulada en los arreglos florales.

El resultado ha sido Paperwork and the Will of the Capital, una nueva serie compuesta por 36 fotografías que representan los arreglos florales de distintos acuerdos y 12 esculturas hechas por columnas de cemento que encierran estas mismas flores prensadas. Las obras podrán verse en la Gagosian Gallery de Roma, a partir del 14 de abril, y que quedan recogidas en un libro publicado por la editorial Hatje Cantz, con el mismo título. Pero el detonante de la serie no fue realmente la foto, sino un libro de George Sinclair, horticultor británico del siglo XIX, que comprobó el efecto de varios tipos de hierbas en distintas tierras- hecho al que se refirió Darwin en sus tratados-. El libro contenía plantas secas y entusiasmó a Simon que comenzó entonces a plantearse una obra en la que estuviesen presentes muestras vegetales como objeto y como sujeto. Normalmente la forma que adopta la obra es algo que surge tarde en el proceso de elaboración de sus proyectos, pero esta vez fue su punto de arranque. Quería utilizar plantas, “un material táctil en este mundo de datos digitales, desechables”.

“Pensé en las flores escuchando las intenciones y creencias de unos hombres dispuestos a controlar nuestro destino"

Detrás de cada obra se esconden horas y horas de un minucioso trabajo de investigación, algo habitual en la trayectoria de esta artista. Con la ayuda de un botánico identificó las distintas flores y plantas que aparecían en los 36 acuerdos, tratados y decretos representados que abarcan temas como el armamento nuclear, el mercado de diamantes, o el reparto de petroleo. Todos ellos implicaban a los países que estuvieron presentes en la Conferencia Financiera y Monetaria de Naciones Unidas celebrada en 1944 en Bretton Woods, New Hampshire, dirigida a globalizar la economía mundial de la posguerra, lo que condujo al establecimiento de, FMI y al Banco Mundial. Así importó más de 4.000 flores y plantas para recrear estos arreglos florales, o bouquets imposibles- un concepto que proviene de la pintura de naturaleza muerta holandesa del siglo XVII y que hace referencia a la imposibilidad de que todas la flores del ramo hubiesen podido crecer juntas de forma natural en la misma localidad geográfica y en la misma estación. Una fantasía (que ahora resulta posible gracias a la globalización) tan artificial como lo fueron los acuerdos elegidos por Simon, en el sentido en que resultaron ser ilusorios y problemáticos.

Taryn Simon es ante todo es una narradora de hechos, que a través de la fotografía, el vídeo, la escultura, el texto y las performances busca extrapolar los límites de todo aquello que se nos presenta como verdad. “Me gusta pensar que mi obra opera en la temblorosa frontera que separa la verdad de la ficción, o quizás en un tercer espacio que no es ni una cosa ni otra”, matiza la artista. Su primer trabajó, The Innocents (2002) retrataba a inocentes que habían sido erróneamente acusados y encarcelados. En la aclamada American Index of the Hidden and Unfamiliar destapaba los escenarios ocultos de Estados Unidos. Y es que en su obra la realidad sale a la luz como una ficción, “la fotografía es un medio peligroso, verbaliza la certeza”, dice la fotógrafa. Sin embargo, cree que el arte no debe ser siempre beligerante sino que “puede ser furtivo y silencioso”.

“Me gusta pensar que mi obra opera en la temblorosa frontera que separa la verdad de la ficción"

En sus obras destaca la ausencia de emoción que sirve reforzar su objetividad. Así lo muestran las imágenes de los arreglos florales, primorosamente reproducidos sobre unos fondos planos y coloridos, inspirados en el pop art, y enmarcados por una franja de madera de caoba que hace referencia al mobiliario de las salas de conferencia. Sin embargo, Simon concibe sus obras casi como una materia viva: “ Siempre opero en un espacio esquizofrénico donde todas las categorías son importantes. Concibo mi obra como algo que late, que respira, donde corre la sangre, que envejece y hace ruido”. También resulta habitual que la artista incorpore textos. Esta vez lo hace insertándolos en una franja de madera, pero no como pies de foto sino como parte constituyente de la obra . “Entre los dos polos que se establecen entre el texto y la imagen cabe la traducción, la manipulación y la interpretación,” añade la artista.

Paperwork and the Will of Capital no solo cuestiona la inestabilidad de las decisiones políticas frente a la credibilidad y pervivencia de los documentos, también si las silenciosas flores nos sobrevivirán como especie: “Quién sabe si estamos fracasando o haciendo precisamente aquello que nos obliga nuestra condición humana. Pero lo cierto es que nos repetimos una y otra vez en nuestra historia de promesas rotas y reveses y nuestra supervivencia en muy frágil.

Paperwork and the Will of Capital, Gagosian Gallery, Roma. Del 14 de abril al 24 de junio.

Taryn Simon. Paperwork and the Will of Capital. Editorial Hatje Cantz

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