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CRÍTICA / LIBROS

Un ‘déjà vu’ de escritura cansina

El de Barbara Trapido es un caso de humor británico pasado por una escritura desvergonzada que acaba cansando por exceso

En la literatura inglesa existe un género que podríamos denominar “de familias singulares y alocadas” que suele dar bastante buen resultado. Es un género humorístico, ácido e incluso descacharrante. Un ejemplo espléndido y no muy lejano es el famoso Mi familia y otros animales, del admirable naturalista (y hermano de Lawrence Durrell) Gerald Durrell, donde se cuenta la original y divertidísima vida de la familia Durrell en Corfú (Grecia) entre 1935 y 1939. En este género predomina el costumbrismo, es decir, el relato de costumbres que, en sus mejores logros, se nos ofrece bajo una mirada de intención irónica y crítica, lo que le hace levantar el vuelo y convertirse en ingeniosa y divertida creación literaria.

El hermano del famoso Jack pertenece a esta clase de escritura. En este caso se nos presenta a la extravagante familia Goldman (padre, madre y dos hermanos, Roger y Jonathan) con el añadido de un personaje complementario, John Miller. Debido a sus estudios universitarios, Katherine, una guapa muchacha elegante y moderna, entra en contacto con el paterfamilias, un profesor de Filosofía más bien carismático y seductor. Todo esto sucede en el Londres de los años sesenta. La novela toma a Katherine como guía y a lo que vamos a asistir es a su entrada en la vida adulta; es, pues, una novela de formación plagada de acontecimientos, errores, amores, sexo, embarazo inesperado, esnobismo, malentendidos e ingenio a raudales.

Y este es el primer problema. La novela divierte, claro que sí; el humor va dirigido a la inteligencia del lector, también; el ritmo es trepidante, sin duda; pero uno tiene la sensación (es más, la seguridad) de que esto ya lo ha leído otras veces. Con dos agravantes: de una parte, el exceso de humor y situaciones graciosas, pues todo el mundo sabe que entre ingeniosidad e ingeniosidad hay que dejar espacios para respirar al lector; de otra, las referencias son netamente británicas, lo cual no es algo reprochable, pero exige “estar al loro”. Es como si alguien prefiriera encerrarse en su piso con sus referencias personales cuando podría disponer de toda una ciudad a descubrir para disfrutarla. La novela transcurre también en Italia, donde se apunta un asunto dramático que en seguida queda banalizado por el humor. Como novedad, un tratamiento de la sexualidad no habitual en las novelas anteriores de este tipo, pero pasado por un tamiz de ligereza más bien alocado.

He aquí un ejemplo de tono: “La Signora, mi anfitriona, había sido inglesa en tiempos. Se llamaba Leone Bernard. Estaba en el baño bebiendo whisky. Uno de sus amigos estaba sentado en el bidé, vestido.

—Cara —le decía a ella—, tienes que cortarte el vello púbico. No estoy dispuesto a violar a una mujer que parezca el arzobispo Makarios”.

Es un caso de humor británico pasado por una escritura desvergonzada que acaba cansando por exceso y por falta de originalidad. Lo que muestra es un conjunto de vidas alegremente devastadas sostenido por diálogos acerados, chispeantes y con muchos private jokes, y apoyado por una narración directa y sin demasiadas complicaciones. Lectura de fin de semana.

El hermano del famoso Jack. Barbara Trapido. Traducción de José Manuel Álvarez Flórez. Libros del Asteroide. Barcelona, 2016. 320 páginas. 19,95 euros

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