La banda sonora infiltrada de la Guerra Fría

¿Se infiltró la música occidental en la Unión Soviética de la Guerra Fría? Esta triple antología de un autor muy popular allí, desconocido a este lado del Muro, lo demuestra. Tariverdiev (1931-1996) compuso un centenar largo de bandas sonoras y musicó otras tantas comedias, ballets y cantatas, pero buscó asimismo establecer nuevas formas, creando ciclos de canciones o experimentando con poemas superpuestos a imágenes impresionistas en lo que llamaba “la tercera vía’’.

Cantó él mismo sus temas, chanson francesa y pop capitalista de pronunciación eslava oriental, distanciado de lo académico. Fue premiado por las instituciones soviéticas —sus composiciones suenan hoy tan apolíticas como entonces—, pero también por la American Music Academy. El redescubrimiento de este alumno de Aram Katchaturian, que componía en el Steinway requisado a Hermann Goering, se lo debemos al británico Stephen Coates, del grupo The Real Tuesday Weld.

Al refugiarse del frío en un café moscovita, quedó absorto por lo que escuchaba y preguntó a una camarera, quien respondió que era “algo de los viejos tiempos". La variedad y poso emocional de aquellas melodías, que igual traían antiguos ecos de la secular alma rusa que pianos clásicos o modos europeístas, le llevaron a conocer a la viuda del compositor y al cineasta que fue su mejor amigo, Mikhail Khalik, con quien trabajó hasta que este se negó a colaborar con los censores y se exilió.

Film Music. Mikael Tariverdiev. Earth-Popstock!