Diez reflexiones sobre teatro político

Gabi Ochoa (Valencia, 1976), filólogo de formación especializado en la rama de teatro, es dramaturgo, guionista y director. Entre sus trabajos destaca Las guerras correctas, obra sobre la entrevista realizada en 1995 por Iñaki Gabilondo a Felipe González sobre los GAL y el señor X.

"Somos un país que ha vivido hasta hace 40 años una dictadura. Somos más de asumir cosas, no somos tanto de que haya una contestación a lo que ocurre. Ahora la está habiendo pero hasta ahora no ha sido así. La España de los ochenta y, sobre todo, de los 90 es una España que ha vivido muy bien, que no se ha planteado absolutamente nada. Cuando nos ha empezado a afectar hemos reflexionado. La ley mordaza, los escándalos de corrupción, el paro... Hay una generación segada. En mi caso soy el mayor de tres hermanos. El mediano vive fuera de España y el pequeño, con dos carreras, está trabajando en una tienda deportiva. Esta es la realidad. Entonces, o te posicionas, o te posicionas".

Alberto San Juan (Madrid, 1968). Periodista de formación, actor, dramaturgo y director, es fundador de Teatro del Barrio, una sala madrileña que simboliza el auge de la corriente teatral que retrata la realidad más cruda del país. Rostro muy conocido de la escena y la televisión, logró el Premio Goya a la Mejor Interpretación Masculina por Bajo las estrellas, de Félix Viscarret.

"El teatro que hacemos nosotros ahora diría que es un teatro periodístico porque toma como objeto de observación de situaciones reales de nuestra actualidad, entendiendo por nuestra actualidad todo el siglo XX hasta hoy. De alguna manera, es volver a mirar la historia que nos hemos contado durante tantos años para ver hasta qué punto nos vale para entender la realidad o no. Y yo creo que no nos vale, que se queda muy corta. Hay grandes zonas de sombra y hay zonas donde seguramente hay bastante manipulación. Entonces, creo que es fundamental desarrollar una mirada crítica personal. Lejos de nuestra voluntad decir a nadie qué debe ver, cómo debe mirar. Nuestra voluntad sería animar a mirar con tus propios ojos".

Jerónimo López Mozo (Gerona, 1942), dramaturgo, crítico y ensayista, este autor de teatro vocacional es Premio Nacional de Literatura Dramática 1998 por Ahlán.

"El poder suele reaccionar a este tipo de espectáculos con una indiferencia absoluta, al poder no le asusta el teatro, no lo ve como un enemigo, como un peligro. Creo, sinceramente, que no reacciona de ninguna forma. En la época de la censura sí lo hizo, pero ahora no. De todas maneras, el hecho de que pocos autores se hayan ocupado de estos temas a lo mejor tiene que ver con otro tipo de censura, la económica. Ese es otro problema, que en España el teatro depende mucho de las subvenciones, de las ayudas públicas y, posiblemente, sí ha habido épocas en que ha habido mucho miedo -si no por los autores, sí por los empresarios- de presentar obras que molestaran al poder y que el poder ejerciera una censura económica".

Jordi Casanovas (Vilafranca del Penedés, 1978), escritor y director teatral, autor del espectáculo Ruz-Bárcenas, que reproduce la declaración del extesorero del PP en 2013 ante el juez Ruz, es un dramaturgo versátil que lo mismo propone dramas, que comedias o versiones de clásicos.

"Evidentemente, es un placer ver y leer a los clásicos porque por eso son clásicos, porque llegaron a cotas excepcionales. Pero a la vez no podemos pedirles que nos cuenten lo que está pasando ahora porque no es lo mismo. Evidentemente, habrá una obra de Shakespeare en la que se intuirá que la corrupción del poder o que estar en el poder corrompe. Nos puede servir como pequeña metáfora jugar con esa idea pero la corrupción de los partidos políticos de este momento no tiene nada que ver con la de los reyes de hace cuatro siglos".

Natalia Menéndez (Madrid, 1967), actriz, directora, dramaturga y gestora teatral, dirige el Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro.

"Siento que el teatro político siempre va a estar y estará. No siento un especial alza sino que siento que es un subgénero más que forma parte de las salas, de las programaciones, donde ciertos creadores tratan ese subgénero porque necesitan hablar de determinadas cuestiones que están sucediendo en nuestro país y en el mundo. Pero a la que te mueves un poco, México, Polonia..., está habiendo por ejemplo algo muy fuerte con respecto al teatro documento. Creo que en España sí hay una mayor conciencia y creo que es una de las etapas que vamos a recordar en cuanto a creatividad y autoría pero de subgéneros múltiples, no solo el político".

José Sanchis Sinisterra (Valencia, 1940), dramaturgo y director teatral español, es uno de los grandes renovadores de la escena y un referente de la pedagogía del teatro. Fundador de Nuevo Teatro Fronterizo, destaca como uno de los autores españoles más premiados (es entre otros Premio Nacional de Teatro 1990 junto a José Estruch) y representados.

"Probablemente eso que la prensa llama la crisis, que es la gran estafa del sistema liberal, ha generado un malestar en los grupos en los que vuelve a aparecer una problemática claramente conectada con la política. El malestar social está encontrando también teatro que lo canaliza y que incluso lo fomenta. Yo lo que echo de menos son planteamientos más profundos sobre lo político pero no está mal que la gente se acostumbre a que el teatro es un sitio no solo de entretenimiento sino también de conocimiento. No es lo mismo informarse a través de la prensa, de la televisión, que no deja de ser una recepción individual, doméstica, a reunirse con un colectivo de ciudadanos y ciudadanas para asistir a esa focalización que hace el arte sobre algo que realmente ya conocemos pero que se diluyó en la catarata o en el desagüe de noticias lamentables, repugnantes o escandalosas a que nos bombardea la actualidad".

César de Vicente Hernando (Madrid, 1964), doctor en Filología Hispánica por la Universidad Autónoma de Madrid, es coordinador del Centro de Documentación Crítica, autor del libro La escena constituyente y experto en teatro político.

"El teatro político arraiga en países que consideran el teatro como una parte más del desarrollo cultural, intelectual del país. Se cuida como se cuida la asignatura de Matemáticas por ejemplo en los programas de estudio. No se concibe como algo muy diferente a la filosofía o a la política. Es decir, se concibe como un elemento más del cuerpo intelectual que tiene que llevar cualquier persona que quiera tener un pensamiento crítico".

Isaac Rosa (Sevilla, 1974), Premio Rómulo Gallegos 2005 por su novela El vano ayer, es columnista en distintos medios de comunicación y un autor políticamente significado que ha apostado siempre por poner la literatura al servicio de la realidad social.

"El teatro se ha atrevido siempre y por siempre no digo los últimos 30/40 años, digo históricamente. El teatro ha tenido siempre ese componente transgresor, insurgente, de rebeldía. Ha sido una de las artes más avanzadas en lo político y ha ido por delante a la hora de criticar y señalar. Siempre ha tenido esa capacidad de señalar aquellas zonas de sombra y aquellas más monstruosas, más repugnantes de nuestra sociedad. Y por eso tiene esa ventaja para representar lo que nos pasa con respecto a otras artes.

Carme Portaceli (Valencia, 1957), directora y productora de teatro, fue fundadora de la Academia de las Artes Escénicas de España. A lo largo de su carrera ha sido galardonada con premios Max y Butaca.

"Creo que sí, que las democracias más sólidas admiten mejor el teatro político en el sentido de que tienen más cultura y la valoran. Lo que pasa es que en este país no se valora. Cuando vas al extranjero a trabajar a un teatro te tratan que no te lo puedes creer porque aquí parece que seas un chorizo. No digo que sea general, pero a veces hay poco respeto por la cultura. Y, además, tenemos el 21% del IVA y eso es criminal. El 21% nos remató al principio. ¿Sabe lo que le cuesta a una pareja ir al teatro?

Laila Ripoll Cuetos (Madrid, 1964) es directora de escena y dramaturga. En 2015 recibió el Premio Nacional de Literatura Dramática 2015 junto a Mariano Llorente por su obra El triángulo azul. Ha dirigido espectáculos para el Centro Dramático Nacional, la Compañía Nacional de Teatro Clásico y el Festival de Teatro Clásico de Mérida.

"Los creadores están muy a la altura del momento, los que no están a la altura son los teatros, el mercado, la capacidad de arriesgar. Lo que no está a la altura es la situación económica. Ahora mismo no hay circuitos, se acabaron con la crisis, no hay cachés, no hay taquillas, no hay dinero. Hacer teatro ahora mismo es heroico. A ver quién se arriesga a programar qué. Luego, afortunadamente, tenemos islas que son las salas pequeñas pero de eso no se come. Hay una asfixia económica y el autor puede escribir pero si no se puede exhibir no llega a la gente".