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OPINIÓN
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Canal Lex

Resulta curioso es que todavía no se haya reconvertido cualquiera de los canales de TDT existentes en un canal temático de la justicia

Ángel S. Harguindey

Llegaron las tres a la Audiencia Provincial de León de luto riguroso. Podrían haber participado en una representación de La casa de Bernarda Alba y no solo por el aspecto sino, también, por lo que representan de una España profunda en la que priman los sentimientos más elementales. “La mala hierba debe cortarse”, parece que dijo Monserrat González, la autora confesa del asesinato de Isabel Carrasco, presidenta de la Diputación de León, a los psicólogos. Cuando se le preguntó si se arrepentía del crimen, su respuesta fue un escueto “no”. Su hija Triana y su amiga, Raquel Gago, ni se inmutaron. Ya habían escuchado antes a la autora esta justificación: “Era mi hija o ella”.

Durante semanas el juicio se convertirá en unos de los ejes de los informativos y las tertulias televisivas. Lo que resulta curioso es que todavía no se haya reconvertido cualquiera de los canales de TDT existentes en un canal temático de la justicia. Solo hace falta un poco de memoria para comprender que tendría la programación asegurada. Un canal por el que pasaría buena parte del establishment: políticos, financieros, aristócratas, constructores... compartiendo pantalla y parrilla con el pueblo llano y sencillo: violadores, parricidas, narcotraficantes, sacerdotes pederastas, etcétera.

Un canal que podría completar la información con reportajes humanos: ¿cómo viven los testaferros? o una entrevista con el lotero de Carlos Fabra sin desestimar, por supuesto, un análisis de esa sorprendente dedicación al noble oficio de traductoras de una serie de damas, generalmente rumanas, que asesoraban a dirigentes de empresas públicas, generalmente valencianas, en su afán de ampliar mercados, damas que, al parecer, dominaban más el lenguaje corporal que el verbal. Si en tiempos de crisis y desigualdad social han proliferado los programas de gastronomía, ¿por qué no iban a florecer los dedicados a los tribunales de justicia cuando ya se ve la luz al final del túnel?

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